Promoción de la unidad de los cristianos
El Vademécum reúne
recomendaciones recogidas en varios documentos sobre el papel del obispo en el
fomento de la unidad de los cristianos. Es bastante breve: en español, ocupa
unas 25 páginas A4.
Este documento del obispo,
explicó el cardenal Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, no
incluye “novedades particulares” sino que sugiere “iniciativas concretas” a
favor de la unidad.
El Vademécum ecuménico del obispo
evoca cuatro formas de interacción entre los cristianos: el ecumenismo
espiritual, el diálogo de la caridad (social), el diálogo de la verdad
(teológico) y el diálogo de la vida (pastoral, cultural).
Presenta 6 conjuntos de
recomendaciones que resumen la reflexión de los diferentes capítulos.
Estas seis series de
recomendaciones tocan temas concretos como la formación, las reuniones, la
oración, el compromiso de servicio.
1. Recomendaciones prácticas:
formación, comisión ecuménica diocesana
– Familiarizarse con el
Directorio Ecuménico y emplearlo.
– Nombrar un delegado diocesano
para el ecumenismo. El Directorio Ecuménico (41) recomienda que cada diócesis
tenga un delegado para el ecumenismo, que actúe en estrecha colaboración con el
obispo para los asuntos ecuménicos y pueda representar a la diócesis ante otras
comunidades cristianas locales. En la medida de lo posible, esta función debe
ser distinta de la del delegado diocesano para el diálogo interreligioso.
– Establecer una Comisión
ecuménica diocesana. El Directorio Ecuménico (42-44) propone que cada diócesis
tenga una comisión encargada de fomentar una dimensión ecuménica adecuada en
todos los aspectos de la vida de la Iglesia local. Dicha comisión podría
supervisar la formación ecuménica, iniciar consultas con otras comunidades
cristianas y promover con ellas el testimonio común de la fe cristiana que
compartimos.
– Promover el nombramiento de
encargados de la animación y la coordinación ecuménica a nivel parroquial. El
Directorio Ecuménico (45, 67) prevé que cada parroquia, como “lugar de
auténtico testimonio ecuménico”, cuente con un responsable de las relaciones
ecuménicas.
– Familiarizarse con las normas
establecidas por su conferencia episcopal o sínodo. El Directorio Ecuménico
(46-47) sugiere que cada conferencia o sínodo instituya una comisión de obispos
con un secretario permanente, o en su defecto se nombre un obispo, encargado del
compromiso ecuménico. Tal comisión u obispo deberán no solamente velar sobre la
aplicación de las normas emitidas, sino también establecer contactos con las
organizaciones ecuménicas a nivel nacional.
– Asegurarse de que haya un curso
obligatorio de ecumenismo en todos los seminarios y facultades católicas de
teología de su propia diócesis, y asegurarse de que los cursos de teología
sagrada y otras ramas del conocimiento tengan una dimensión ecuménica.
– Favorecer la difusión de
documentos y materiales de carácter ecuménico en el sitio web diocesano.
– Publicar noticias ecuménicas a
través del sitio web para que los fieles de la diócesis puedan ver que su
obispo se reúne, ora y trabaja con las otras comunidades cristianas locales.
2. Recomendaciones prácticas:
mensajes conjuntos
– Orar regularmente por la unidad
de los cristianos.
– Conmemorar la Semana de Oración
por la Unidad de los Cristianos con una celebración ecuménica preparada
conjuntamente con los otros cristianos y animar a las parroquias a hacer lo
mismo.
– Consultar con otros líderes
cristianos la posibilidad de organizar conjuntamente jornadas de estudio sobre
las Escrituras, peregrinaciones/procesiones ecuménicas o el posible intercambio
de reliquias e imágenes sagradas.
– Publicar, en Navidad o Pascua,
un mensaje común con otro líder o líderes cristianos.
– Tener una celebración ecuménica
con otras comunidades cristianas locales sobre una cuestión de interés común.
– Animar a los sacerdotes o
agentes de pastoral a que oren regularmente con otros ministros y responsables
cristianos en sus barrios.
– Conocer la labor ecuménica de
las Comunidades de vida consagrada y apoyarla siempre que sea posible.
– Pedir a la comisión diocesana
que trabaje con las otras comunidades cristianas para discernir dónde podría
ser necesaria una purificación de la memoria y sugerir pasos concretos que
puedan facilitarla.
– Dar el primer paso para
encontrarse con otro líder cristiano.
3. Recomendaciones prácticas:
orar, reunirse
– Orar de forma pública y privada
por los otros líderes cristianos presentes en el territorio de la diócesis.
– Asistir, si es posible y
oportuno, a las liturgias de ordenación/instalación o investidura /bienvenida
de otros líderes cristianos en el territorio de la diócesis.
– Invitar, cuando sea oportuno, a
otros líderes cristianos a las celebraciones litúrgicas y acontecimientos
significativos.
– Conocer los Consejos de
iglesias, los Consejos cristianos y los demás organismos ecuménicos presentes
en la diócesis y participar en ellos en la medida de lo posible.
– Informar a otros líderes
cristianos de las noticias y los eventos importantes en la diócesis.
4. Recomendaciones prácticas:
instituir un diálogo
– Identificar qué documentos
bilaterales se han publicado entre la Iglesia católica y las principales
Comunidades cristianas presentes en su diócesis. El apéndice de este Vademécum
ofrece una breve introducción a los diálogos internacionales y a sus
respectivos documentos, que están disponibles en el sitio web del PCPCU.
– Establecer una comisión
diocesana o regional de diálogo en la que participen peritos teólogos, laicos y
ordenados. Esta comisión podría emprender un estudio conjunto de los documentos
de los diálogos internacionales o nacionales o abordar cuestiones de interés
local.
– Pedir a la comisión que
proponga alguna acción concreta que pueda emprender conjuntamente la diócesis y
otra comunidad o comunidades cristianas, sobre la base de los acuerdos
ecuménicos que se han alcanzado.
5. Recomendaciones prácticas: necesidades
pastorales, sacramentos
– Identificar las necesidades
pastorales comunes con los otros líderes cristianos.
– Escuchar y aprender de las
iniciativas pastorales de otras comunidades cristianas.
– Actuar con generosidad para
ayudar a la pastoral de las otras comunidades cristianas.
– Encontrar las familias
interconfesionales de la diócesis y escuchar las experiencias.
– Presentar al clero las
directrices dadas por el Directorio Ecuménico en relación a compartir la vida
sacramental (resumido anteriormente) y las eventuales directrices de la
Conferencia Episcopal o Sínodo de las Iglesias católicas orientales al respecto.
Ayudar al clero a discernir cuándo se aplican esas condiciones y cuándo sería
apropiada la participación en la vida sacramental en casos individuales.
– Si la diócesis o la conferencia
episcopal no tienen directrices sobre las disposiciones canónicas para compartir
la vida sacramental de forma excepcional, y si considera que tales directrices
serían útiles en su contexto, contactar la comisión ecuménica episcopal y
buscar asesoramiento sobre la propuesta o preparación de dicho texto.
6. Recomendaciones prácticas: el
servicio cristiano
– Identificar mediante el diálogo
con otros responsables cristianos las áreas donde se requiere el servicio
cristiano común.
– Hablar con otros líderes
cristianos y con el delegado para el ecumenismo sobre lo que las diversas comunidades
cristianas podrían hacer juntas y siguen haciendo de forma separada.
– Animar a los sacerdotes a
comprometerse con los otros cristianos en el servicio a la comunidad local.
– Consultar con los católicos y
las agencias diocesanas comprometidas en la pastoral social acerca de su
eventual cooperación con las otras comunidades cristianas y cómo podría
incrementarse.
– Hablar con los otros líderes
cristianos sobre sus relaciones con otras tradiciones religiosas presentes en
su territorio. ¿Cuáles son las dificultades y qué pueden hacer juntas las
comunidades cristianas?
Anita Bourdin
Fuente: Zenit






