El sacrificio de los católicos de Auschwitz desde las redes sociales: El recuerdo de los cientos de miles de víctimas y también sobrevivientes de su horror
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@AuschwitzMuseum |
No se trata de canales de un
Museo sólo dedicados al itinerario actual con el que se convoca a perpetuar la
memoria del Campo de Concentración; sino al recuerdo de los cientos de miles de
víctimas y también sobrevivientes de su horror. Todo a través de un archivo
fotográfico y documental excepcional, libremente compartido y claramente
reseñado. Las redes sociales del Museo de Auschwitz son en sí, un museo
gratuito permanente y abierto las 24 horas.
Cada rostro tiene nombre y apellido
Aunque para esta jornada, en
particular, se pusieron de manifiesto fotos de la alegría de los supervivientes
al ser liberados, en contraste también con el horror de los que no lo lograron,
en general cada rostro presentado en Twitter o Facebook por el Museo tiene
nombre y apellido, y reseña biográfica. E incluso un registro que va muchos más
allá de la fotografía protocolar tomada por los nazis al ingresar al Campo.
Marion Elrich, por ejemplo,
cumpliría años el 27 de enero. Nacida en Berlín en 1928, fue trasladada en
noviembre de 1942 a Auschwitz. Fue una de las cerca de un millón de personas
judías asesinadas en el campo. Y el Museo la recuerda con una foto de su alegre
juventud:
El padre Wincenty Rozmus
En muchos otros casos, sólo
cuentan con las fotos de ingreso al centro, pero igual se reseña con la mayor
precisión posible el rostro de las víctimas, como el caso del padre Wincenty
Rozmus, sacerdote católico recibido en Auschwitz el 16 de enero de 1943,
fallecido el 25 de febrero de ese mismo año.
El repaso de las víctimas
católicas que hace el Museo no excluye a algunos que ya han sido beatificados y
canonizados por la Iglesia, como el beato Roman Sitko o san Maximiliano Kolbe.
De cada uno recuerdan su número de prisionero, y cuando es posible, rescatan un
detalle biográfico. En el caso del padre salesiano Józef Kowalski, por ejemplo,
se recuerda que fue ahogado en un barril de excrementos por negarse a pisotear
su rosario.
El Museo también tiene un
apartado de su sitio que repasa los detalles del clero cristiano y la vida
religiosa en Auschwitz, frecuentemente evocado en las redes, e incluso asocia
un sacerdote como uno de los primeros 100 ingresados en Auschwitz, ya que el
padre Stanisław Węgrzynowski figura como el prisionero número 90.
Monjes capuchinos, franciscanos,
jesuitas, y también numerosas religiosas. De hecho, se aprende en el Museo,
entre las primeras mujeres en ser trasladadas al Campo se encontraba la hermana
trinitaria Maria Cäcilia Autsch, en vías de beatificación. Fue la prisionera
512. Sorprende la alegría en su rostro al ser fotografiada por los funcionarios
nazis. Fue detenida por haber hecho un comentario crítico sobre Hitler.
Misas secretas y confesiones a
espaldas de los nazis
Las redes sociales del Museo
también dan cuenta de lo que fue la vida religiosa de los católicos detenidos
en el Campo. Y documentan testimonios de algunas misas secretas celebradas por
los sacerdotes, e incluso de confesiones que escuchaban, también a espaldas de
los nazis. Incluso el Museo tiene registro de una cartera dentro de la cual se
distribuían hostias consagradas para que los reclusos católicos puedan recibir
el cuerpo de Cristo. Según recogen del testimonio de una sobreviviente del
Bloque 11, ingresaban por esa vía de manera clandestina a las barracas.
También se suelen compartir
testimonios de laicos comprometidos, como Konstanty Kempa, un soldado de la
resistencia que en una carta escrita a sus padres poco antes de ser asesinado
confiesa haber podido reconciliarse con Dios en el campo, e incluso recibido la
comunión en el año nuevo.
Las redes sociales del Museo de
Auschwitz son un llamado permanente a no olvidar, como advirtió el Papa, que
“estas cosas pueden volver a suceder”, y que la vida, independientemente de su
raza, sexo, religión, es un don maravilloso que ha de ser protegido y
resguardado.
Como en el Campo, en las redes
sociales se funden los testimonios y fotografías de judíos y católicos.
Oportunidad para recordar, como pide el Papa: “Recordar es una expresión de
humanidad, recordar es signo de civilización. Recordar es condición para un
futuro mejor de paz y fraternidad”.
Esteban
Pittaro
Fuente: Aleteia