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| KFP/REPORTER |
Esta tarde
escuchaba la homilía del padre Javier Martín,
Franciscano de María. Me gusta escuchar a los sacerdotes en sus homilías.
Aprendemos mucho de ellos.
Lo esencial de la Comunión
“Estamos hablando
de cosas que son importantes, pero no fundamentales y nos estamos olvidando de
lo esencial: que tenemos
que recibir al Señor en gracia de Dios y para recibirlo en
gracia de Dios es importante
confesarnos al menos una vez al año, en peligro de muerte
y si se ha de comulgar”.
Me hizo pensar en
una realidad. Lo fundamental es la condición en que recibimos a nuestro Señor,
con fervor, sabiendo que es Jesús Sacramentado, y está VIVO. San Pablo lo
advirtió:
“Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del
Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor” I Corintios 11,27.
“Te adoro con
devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas
apariencias”, escribió santo Tomás de Aquino. “A Ti se somete mi corazón por
completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan
la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo
todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de
verdad”.
Prepararse
Comulgar es una
bendición que se nos permite, pero un asunto también muy serio y debes
prepararte bien.
«Hijos míos, nada es demasiado a la hora de
prepararnos para la santa comunión«, decía el San Pío de Pietrelcina.
Y san Josemaría Escrivá: “¿Has
pensado en alguna ocasión cómo te prepararías para recibir al Señor, si se
pudiera comulgar una sola vez en la vida? Agradezcamos a Dios la facilidad que
tenemos para acercarnos a Él, pero… hemos de agradecérselo preparándonos muy
bien, para recibirle”.
Acércate a
comulgar sabiendo a quién vas a recibir en la hostia consagrada, con humildad,
fervor y un inmenso amor a Jesús Sacramentado.
Dios
quiere habitar en ti, hazle un espacio en tu alma y tu corazón.
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia






