NUESTROS MOVIMIENTOS EN COPEI JORNADA FESTIVA 1 DE JUNIOJORNADAS DE FORMACIÓN DE LAICOSNOTICIAS POR CATEGORIASDICASTERIO PARA LOS LAICOSCOMISIÓN EPISCOPAL DE AP. SEGLARMOVIMIENTOS Y ASOCIACIONES
/div>
31.1.21
EVANGELIO DEL DÍA (Video)
31 – Enero. Domingo IV del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Marcos 1, 21-28
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la
sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con
autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se
puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar
con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte,
salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los
espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de
Galilea.
COMENTARIO
El padre Francisco Díaz S.J. comenta el Evangelio del
Domingo 31 de enero correspondiente al IV Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo
B), según San Marcos 1,21-28, que relata como Jesús sanó a un hombre poseído
por "un espíritu inmundo".
Los versículos que corresponden al Evangelio de este
Domingo, tienen un objetivo claro: presentar a Jesús como un Maestro que actúa
con una autoridad diferente a la de los líderes religiosos de la época. Jesús
no dicta normas que oprimen más a la gente. Jesús sabe que la presencia de Dios
libera y sana. Parte de la misión de Jesús es enseñarle a la gente a vivir
libres de toda posible esclavitud, aquella que no les permite razonar, pensar o
discernir.
Notemos con asombro que el hombre poseído por un espíritu
inmundo se encontraba en la sinagoga, en el lugar de culto religioso. Esto nos
indica que no por el simple hecho de ser religiosos o religiosas, estamos
libres de vivir dominados por la codicia, la mentira o la corrupción. Delante
de la presencia de Jesús, estas formas de actuar encadenan y coartan la
verdadera libertad. De igual forma, Jesús como buen Maestro, expulsa al espíritu
inmundo, para que este hombre se recobre a sí mismo.
Este Evangelio es una invitación para todos nosotros, hombres y mujeres de fe,
porque en nuestro camino discipular podemos bajar la guardia y dejarnos dominar
por los afectos malsanos, por espíritus inmundos. Es probable que necesitemos
renovar nuestra relación con nuestro Maestro, para que, escuchándole en los
Evangelios, aprendamos a discernir, a elegir el camino que mejor oriente
nuestras acciones. Nuestro Maestro no necesita de alumnos que obedezcan sin
pensar, necesita de cristianos dispuestos a transitar su propio camino
discipular y aprender a distinguir, desde la experiencia de vida, aquello que
bloquea o que permite la construcción del Reino de Dios.