La "Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación" de 1999 representa un paso importante en el camino hacia la reconciliación católico-luterana
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| El cardenal Kurt Koch (ANSA) |
No podemos cancelar la historia de la división, pero ésta puede convertirse en parte de nuestra historia de reconciliación. Lo afirma el cardenal Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a pocos días de la nueva publicación en traducción italiana actualizada, de la “Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación” (DC) del 1999, texto clave en el diálogo entre católicos y luteranos como paso para superar el nudo fundamental de la división entre las dos Iglesias, la cuestión de la salvación.
R.-
La "Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación" de
1999 representa un paso importante en el camino hacia la reconciliación
católico-luterana. La pregunta crucial para nuestra existencia cristiana:
"¿Cómo se llega a la salvación y cómo permanecemos en la salvación?"
despertó ásperas controversias en el siglo XVI, controversias que finalmente
llevaron a la división de la Iglesia. Tras siglos de polémicas confesionales,
en 1999 católicos y luteranos pudieron confesar juntos, en un consenso
diferencial: "solo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra
salvífica, y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos
el Espíritu Santo, que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos
a buenas obras" (DC 15).
La nueva edición
contiene textos adicionales, traducidos al italiano por primera vez. ¿De qué se
trata?
La
"Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación" de 1999
fue originalmente un documento bilateral, fruto del diálogo católico-luterano.
Afortunadamente, más tarde recibió una recepción multilateral. También el
Consejo Mundial de Iglesias Metodistas, la Comunión Anglicana y la Comunión
Mundial de Iglesias Reformadas se han adherido a ella. En 2019, no sólo los
representantes de la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, sino
también los representantes de las tres Comunidades Mundiales apenas
mencionadas, se reunieron en la Universidad de Notre Dame, en América del
Norte, y reafirmaron su compromiso ecuménico común para el futuro. Todos los
textos relevantes pueden encontrarse ahora también en la nueva publicación.
Para nosotros era importante hacer conocer aun mejor este especial testimonio
de reconciliación ecuménica al mundo de lengua italiana, sobre todo católico.
A diferencia de otras
traducciones existentes, la edición italiana también tiene un prólogo ecuménico
firmado por usted, Eminencia, y por el Secretario General de la Federación
Luterana Mundial, el Rev. Martin Junge. ¿Por qué eligió el 3 de enero de 2021
como fecha de publicación?
El
3 de enero de 2021 marcó el quinto centenario de la excomunión de Martín Lutero
por el Papa León X. Este evento sigue representando una dolorosa herida en la
historia de la división católico-luterana. La condena de Martín Lutero al Papa,
definido "Anticristo", contribuyó igualmente al distanciamiento
recíproco. La Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos se enfrentan al reto de tener que
aclarar, desde un punto de vista ecuménico, las cuestiones históricas,
teológicas y canónicas relacionadas con la excomunión de Martín Lutero. Esta tarea
ha sido confiada desde hace mucho tiempo a un grupo ecuménico de expertos.
Esperamos que en un futuro próximo sea posible publicar un "Mensaje
común". Sin querer anticipar el resultado final, era importante para el
reverendo Junge y para mí demostrar, a través de la publicación de esta edición
italiana en el quinientos aniversario de la excomunión de Lutero, nuestra firme
intención de continuar en el camino de la reconciliación bajo la guía del
Evangelio.
Eminencia, ¿qué otros
pasos hacia la reconciliación católico-luterana tiene en mente?
En
2030 celebraremos el 500 aniversario de la Confesión de Augsburgo. La
"Confessio Augustana" es ahora parte de las Confesiones Luteranas; en
1530 fue el último intento, desafortunadamente sin éxito, de impedir una inminente
división en la Iglesia. La Confesión de Augsburgo tiene un potencial ecuménico
que los católicos y luteranos pueden redescubrir. Explotar este potencial
podría ser una tarea prometedora para el próximo futuro.
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