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El Papa Francisco durante la audiencia. Foto: Vatican Media |
Así lo explicó el Papa Francisco
durante la audiencia que concedió este sábado 30 de enero a los participantes
en un encuentro promovido por la Oficina Catequética Nacional de la Conferencia
Episcopal Italiana.
En su discurso, el Pontífice
destacó tres puntos para el trabajo catequético a lo largo de los próximos
años. En primer lugar, la catequesis y el kerigma.
“Gracias a la narración de la
catequesis, la Sagrada Escritura se convierte en el ambiente en el que sentirse
parte de la misma historia de la salvación, encontrando los primeros
testimonios de la fe. La catequesis es tomar de la mano y acompañar en esta
historia. Suscita un camino en el que cada uno encuentra un ritmo propio porque
la vida cristiana no apisona ni uniforma, sino que valora la unicidad de cada
hijo de Dios”, enseñó.
El Santo Padre indicó que “el
corazón del misterio es el kerigma, y el kerigma es una persona: Jesucristo. La
catequesis es un espacio privilegiado para favorecer el encuentro personal con
Él. Por ello, se entreteje de relaciones personales. No hay una catequesis
verdadera sin el testimonio de hombres y mujeres de carne y hueso”.
De hecho, los catequistas son
“los primeros protagonistas de la catequesis”. Los catequistas son “mensajeros
del Evangelio, con frecuencia laicos, que se entregan con generosidad para
compartir la belleza de haber encontrado a Jesús”.
El segundo punto destacado por el
Papa Francisco es “catequesis y futuro”. “La Iglesia en Italia está llamada hoy
a ofrecer una catequesis renovada que inspire todo ámbito de la pastoral:
caridad, liturgia, familia, cultura, vida social, economía. De la raíz de la
Palabra de Dios, a través del tronco de la sabiduría pastoral, florecen
aproximaciones fructíferas para varios aspectos de la vida. La catequesis es
así una aventura extraordinaria”, destacó.
Señaló que “la catequesis tiene
la tarea de leer los signos de los tiempos y de acoger los desafíos presentes y
futuros. No debemos tener miedo de hablar el lenguaje de los hombres y mujeres
de hoy. No debemos tener miedo de escuchar las preguntas, las cuestiones por
resolver, las fragilidades y las incertezas”.
El tercer punto es la catequesis
y la comunidad. “En este año marcado por el aislamiento y el sentido de soledad
causados por la pandemia, muchas veces se ha reflexionado sobre el sentido de
pertenencia que se encuentra en la base de una comunidad. El virus ha socavado
el tejido vivo de nuestros territorios, sobre todo existenciales, alimentando
temores, sospechas, desconfianzas e incertezas”.
De hecho, “hemos comprendido que
no lo podemos hacer solos y que el único camino para salir mejor de la crisis
es salir juntos, abrazando con más convicción la comunidad en la que vivimos.
Porque la comunidad no es una aglomeración de individuos, sino la familia en la
que integrarse, el lugar donde cuidarse unos de otros, los jóvenes de los
ancianos y los ancianos de los jóvenes, los que estamos hoy de los que vendrán
mañana. Sólo reencontrando el sentido de comunidad, cada uno podrá encontrar en
plenitud su propia dignidad”.
“La catequesis y el anuncio no
pueden más que situarse en el centro de esta dimensión comunitaria”, afirmó el
Papa Francisco.
“Este es el tiempo para ser
artesanos de comunidades abiertas que sepan valorar los talentos de cada uno.
Es el tiempo de comunidades misioneras, libres y desinteresadas que no busquen
relevancia y beneficios, sino que recorran los senderos de la gente de nuestro
tiempo agachándose junto con los que están en los márgenes”.
Fuente: ACI Prensa