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| fran_kies | Shutterstock |
Sé de mujeres que han cometido un aborto y,
arrepentidas por este terrible pecado contra Dios y sus propios hijos, buscan
consuelo en el sacramento de la confesión.
Saben que ya Dios las perdonó, pero es tan grande
el dolor de conciencia por
el hijo muerto, que se confiesan una y otra vez del mismo pecado, sin poder
recuperar la paz.
No es el primero. Conozco muchos que viven
situaciones similares. Inmediatamente le respondí con tres
recomendaciones que me han ayudado mucho. Pensé que tal
vez conozcas alguien en una situación similar por eso te comparto la respuesta.
Puedes hacer tres cosas. A mí y a otros que
conozco, les han resultado. Son tres regalos que te vas a dar. Envuélvelos
con la oración frecuente y la confianza en Dios Padre, quien
mira complacido desde el cielo nuestros esfuerzos por cambiar y mejorar.
1. SI DEBES PEDIR PERDÓN A ALGUNA PERSONA, HAZLO
Verbal o escrito. No lo demores. Te ayudará a
tener paz.
Conocí una familia peleada a causa del dinero.
Tenían un año sin hablarse ni verse. Uno de ellos envió una tarjeta a los otros
pidiéndoles perdón, diciéndoles que los quería, que sería bueno volver a
empezar y normalizar la relación familiar.
Hizo algo más, rezó mucho, pidió a Dios que lo
ayudara.
Y ocurrió que su tarjeta tocó sus corazones y al
tiempo se perdonaron, abrazaron, volvieron hablarse y a tener reuniones
familiares amenas, como si nada hubiese ocurrido.
Quítate ese peso de encima. Olvídalo, pasa esa
página y sigue adelante con tu vida.
3. PÍDELE AYUDA A DIOS
Me ha pasado igual que a ti que me llegan esos
pensamientos ocasionalmente. En ese momento rezo, le
digo a Dios: «Sé que tú ya lo olvidaste Señor, yo también lo voy a olvidar y
seguiré adelante con mi vida. No voy a dejar que esto me afecte».
Los
pecados confesados Dios los olvidó. Si debes algo, repáralo, pide perdón,
compensa el daño, sigue adelante y olvídalo también. Ya pasó.
Claudio de Castro
Fuente:
Aleteia






