10 – Febrero. Miércoles
de la V semana del Tiempo Ordinario
Evangelio
según Marcos 7, 14-23
En aquel
tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede
hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les
explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada
que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón
sino en el vientre y se echa en la letrina».
(Con esto declaraba puros todos los alimentos). Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al
hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos
perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias,
malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas
esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
PALABRAS DEL
SANTO PADRE
"La
tentación, ¿de dónde viene? ¿Cómo actúa en nosotros? El apóstol nos dice que no
viene de Dios, sino de nuestras pasiones, de nuestras debilidades interiores,
de las heridas que el pecado original dejó en nosotros: de ahí vienen las
tentaciones, de esas pasiones. Es curioso, la tentación tiene tres
características: crece, contagia y se justifica. Crece: comienza con un aire
tranquilo, y crece... Lo dijo el mismo Jesús cuando habló de la parábola del
trigo y la cizaña: el trigo creció, pero también la cizaña sembrada por el
enemigo. Y la tentación contagia: crece, crece... y si no la detienes, contagia
todo. [...] Por ello, cuando estemos en la tentación, en vez de justificarnos,
recordemos que sólo la palabra de Dios, la palabra de Jesús nos salva porque él
siempre está dispuesto a enseñarnos cómo salir de la tentación". (Santa
Marta 18 de febrero de 2014)
Vatican News