Michael Tan cuesta su llamativo camino de vida de mano de María
Con los años y según alimentaba su fe vio que su lugar estaba con los más enfermos y vulnerables por
lo que se especializó en cuidados paliativos. Pero si ya era médico de cuerpos
ahora ha sentido también la llamada
a cuidar de las almas como diácono permanente, y dentro de poco será
ordenado
Michael no era católico, aunque se sintió atraído por el cristianismo
durante la Educación Secundaria, sobre todo por la devoción a la Virgen María. “Cuando tenía
tres años, mi abuelo murió, y en medio de todo el ‘ajetreo’ en el funeral,
sentí esta extraña paz, que luego asocié con Guanyin, la diosa budista china de
la misericordia”, cuenta. Aunque en realidad algo se le iba a revelar.
La compasión de la Virgen
María
“Fui a una escuela católica durante 12 años y, al final de ese
tiempo me di cuenta de que de que si bien Guanyin es un principio de compasión
budista, en la persona de
la Madre María este principio se volvió humano y una parte vital de nuestra
historia de salvación. Fue entonces cuando escuché a María decirme ‘haz lo que
él te diga’, tal como le dijo a Jesús en las Bodas de Caná”, confiesa.
Así fue –explica Michael- como “me convertí en católico para seguir a Jesús bajo el patrocinio
de María, y emprendí este viaje de fe para convertirme en médico”. Y es que
atribuye el hecho de haber rezado una novena a Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro en una iglesia el haber hecho su ingreso en los estudios de medicina.
“El día de la
inscripción en la universidad, mi nombre fue transferido a mi primera
preferencia, que era medicina. Así que volví y puse una nota de
agradecimiento en el buzón de peticiones. La semana siguiente, fui a misa y la
lectura del Evangelio fue sobre Jesús sanando a los diez leprosos. El sacerdote
que predica enfatizó la importancia de agradecer los favores recibidos, no solo
a los presentes, sino que también me confirmó en mi vocación de médico católico”,
asegura Michael.
El cuidado de los
moribundos y su llamada al diaconado
Michael ha trabajado como médico de cabecera hasta su jubilación
pero en 2005 y 2006 se involucró en cuidados paliativos, donde, en el cuidado de los moribundos,
se sembraron las primeras semillas para su decisión de ser llamado a servir a
la comunidad como diácono.
“Tenía un interés en los cuidados paliativos que surgieron de este
llamado a servir a los pobres, los enfermos y los moribundos, y combinar la experiencia
técnica y profesional con la comprensión del papel pastoral de acompañar a los
moribundos”, señala..
De este modo, Michael agrega que “durante el debate sobre la
eutanasia, vi una necesidad real no solo de abogar contra la eutanasia, sino de
promover el cuidado compasivo de los moribundos basado en el amor del Evangelio por los enfermos y
moribundos”.
Al final, Michael decidió retirarse para poder concentrarse en la
formación de profesionales de la salud católicos para ayudar a los moribundos a
estar en paz con el proceso y ayudarlos a vivir con esperanza frente a la
muerte. “Decidí que lo mejor
era centrarme en este aspecto del acompañamiento de fe como diácono en lugar de
como médico”.
Publicado
originariamente en Cari Filii News
Fuente: ReL