El Santo Padre destacó tres palabras claves sobre San José que pueden ayudar a toda vocación: sueño, servicio y fidelidad
![]() |
Imagen referencial. Papa Francisco con seminaristas en 2017. Foto: Vatican Media |
El Santo Padre destacó tres palabras claves sobre San José que pueden
ayudar a toda vocación: sueño, servicio y fidelidad
La 58ª Jornada Mundial de Oración para las Vocaciones se llevará a
cabo el 25 de abril de 2021, cuarto Domingo de Pascua, con el tema: “San José:
el sueño de la vocación”.
En el texto difundido por el Vaticano este 19 de marzo, Solemnidad
de San José, el Pontífice destacó que San José es “una figura extraordinaria, y
al mismo tiempo tan cercana a nuestra condición humana”. “San José no
impactaba, tampoco poseía carismas particulares ni aparecía importante a la
vista de los demás. No era famoso y tampoco se hacía notar, los Evangelios no
recogen ni una sola palabra suya. Sin embargo, con su vida ordinaria, realizó algo
extraordinario a los ojos de Dios”, explicó.
El Papa señaló que, así como “San José reconoció un corazón de
padre, capaz de dar y generar vida en lo cotidiano. Las vocaciones tienden a
esto: a generar y regenerar la vida cada día” y agregó que “el Señor quiere
forjar corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de
grandes impulsos, generosos en la entrega, compasivos en el consuelo de la
angustia y firmes en el fortalecimiento de la esperanza”.
“Esto es lo
que el sacerdocio y la vida consagrada necesitan, especialmente
hoy, en tiempos marcados por la fragilidad y los sufrimientos causados también
por la pandemia, que ha suscitado incertidumbre y miedo sobre el futuro y el
mismo sentido de la vida. San José viene a nuestro encuentro con su
mansedumbre, como santo de la puerta de al lado; al mismo tiempo, su fuerte
testimonio puede orientarnos en el camino”, afirmó el Papa.
Tres palabras sobre San José
En esta línea, el Santo Padre destacó tres palabras claves sobre
San José que pueden ayudar a toda vocación: sueño, servicio y fidelidad.
El Papa dijo que “todos en la vida sueñan con realizarse” sin
embargo, advirtió que sobre los “objetivos efímeros -como el éxito, el dinero
y la diversión-, que no son capaces de satisfacernos” y añadió que “es el amor
el que da sentido a la vida, porque revela su misterio. La vida, en efecto,
solo se tiene si
se da,
sólo se posee verdaderamente si se entrega plenamente”.
Luego, el Pontífice recordó que los Evangelios narran cuatro
sueños de San José que eran “llamadas divinas, pero no fueron fáciles de
acoger” ya que “después de cada sueño, José tuvo que cambiar sus planes y
arriesgarse, sacrificando sus propios proyectos para secundar los proyectos
misteriosos de Dios”.
De este modo, el Papa describió que “los sueños condujeron a
José a aventuras que nunca habría imaginado. El primero desestabilizó su
noviazgo, pero lo convirtió en padre del Mesías; el segundo lo hizo huir a
Egipto, pero salvó la vida de su familia; el tercero anunciaba el regreso a su
patria y el cuarto le hizo cambiar nuevamente sus planes llevándolo a Nazaret,
el mismo lugar donde Jesús iba a comenzar la proclamación del Reino de Dios.
En todas estas vicisitudes, la valentía de seguir la voluntad de Dios resultó
victoriosa”.
“Así pasa
en la vocación: la llamada divina siempre impulsa a salir, a entregarse, a ir
más allá. No hay fe sin riesgo. Sólo abandonándose
confiadamente a la gracia, dejando de lado los propios planes y comodidades se
dice verdaderamente ‘sí’ a Dios. Y cada ‘sí’ da frutos, porque se adhiere a un
plan más grande, del que sólo vislumbramos detalles, pero que el Artista
divino conoce y lleva adelante, para hacer de cada vida una obra maestra”.
En este sentido, el Papa subrayó que “San José representa un
icono ejemplar de la acogida de los proyectos de Dios” por lo que rezó para que
“él ayude a todos, especialmente a los jóvenes en discernimiento, a realizar
los sueños que Dios tiene para ellos; que inspire la iniciativa valiente para
decir ‘sí; al Señor, que siempre sorprende y nunca decepciona”.
Después, el Santo Padre destacó que los Evangelios demuestran la
importancia del servicio en la vida de San José “que vivió enteramente para
los demás y nunca para sí mismo” y añadió que es un modelo para el sacerdocio y la vida
consagrada porque “cuando una vocación, ya sea en la vida
matrimonial, célibe o virginal, no alcanza la madurez de la entrega de sí
misma deteniéndose sólo en la lógica del sacrificio, entonces en lugar de
convertirse en signo de la belleza y la alegría del amor corre el riesgo de
expresar infelicidad, tristeza y frustración”.
Así, el Papa indicó que “para San José el servicio, expresión
concreta del don de sí mismo, no fue sólo un ideal elevado, sino que se
convirtió en regla de vida cotidiana”.
“¡Qué hermoso ejemplo de vida cristiana damos cuando no
perseguimos obstinadamente nuestras propias ambiciones y no nos dejamos
paralizar por nuestras nostalgias, sino que nos ocupamos de lo que el Señor
nos confía por medio de la Iglesia! Así, Dios derrama sobre nosotros su
Espíritu, su creatividad; y hace maravillas, como en José”, dijo el Papa.
Asimismo, el Santo Padre explicó que “además de la llamada de
Dios -que cumple nuestros sueños más grandes- y de nuestra
respuesta -que se concreta en el servicio disponible y el cuidado
atento-, hay un tercer aspecto que atraviesa la vida de San José y la
vocación cristiana, marcando el ritmo de lo cotidiano: la fidelidad”.
Por ello, el Papa destacó que San José “en el silencio laborioso
de cada día persevera en su adhesión a Dios y a sus planes... Cultiva todo
con paciencia. Sabe que la existencia se construye solo con la continua
adhesión a las grandes opciones. Esto corresponde a la laboriosidad serena y
constante con la que desempeñó el humilde oficio de carpintero, por el que no
inspiró las crónicas de la época, sino la vida cotidiana de todo padre, de
todo trabajador y de todo cristiano a lo largo de los siglos. Porque la vocación, como la vida, solo
madura por medio de la fidelidad de cada día”.
En esta línea, el Santo Padre recordó que “las primeras palabras
que San José escuchó en sueños fueron una invitación a no tener miedo,
porque Dios es fiel a sus promesas”.
“No temas: son las palabras que el Señor te dirige también a ti,
querida hermana, y a ti, querido hermano, cuando, aun en medio de
incertidumbres y vacilaciones, sientes que ya no puedes postergar el deseo de
entregarle tu vida. Son las palabras que te repite cuando, allí donde te
encuentres, quizás en medio de pruebas e incomprensiones, luchas cada día por
cumplir su voluntad. Son las palabras que redescubres cuando, a lo largo del
camino de la llamada, vuelves a tu primer amor. Son las palabras que, como un
estribillo, acompañan a quien dice sí a Dios con su vida como San José, en
la fidelidad de cada día”, destacó el Papa.
Por último, el Santo Padre señaló que “la fidelidad es el secreto
de la alegría” porque “era la alegría cotidiana y transparente de la
sencillez, la alegría que siente quien custodia lo que es importante: la
cercanía fiel a Dios y al prójimo”.
“¡Qué hermoso sería si la misma atmósfera sencilla y radiante,
sobria y esperanzadora, impregnara nuestros seminarios, nuestros institutos
religiosos, nuestras casas parroquiales! Es la alegría que deseo para ustedes,
hermanos y hermanas que generosamente han hecho de Dios el sueño de
sus vidas, para servirlo en los hermanos y en las hermanas que les
han sido confiados, mediante una fidelidad que es ya en sí misma un
testimonio, en una época marcada por opciones pasajeras y emociones que se
desvanecen sin dejar alegría. Que san José, custodio de las vocaciones, los
acompañe con corazón de padre”, concluyó el Papa.