El padre Vincent Lampert lleva 16 años en este ministerio y cientos de casos a sus espaldas
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El padre Vincent Lampert es uno de los exorcistas más veteranos de EEUU / The Criterion |
El padre Vincent Lampert ha
experimentado este proceso de concienciación y posterior actuación de los
obispos. En estos momentos es uno de los exorcistas más veteranos de Estados
Unidos. Cuando en 2005 fue
nombrado por el arzobispo de Indianápolis apenas había 12 exorcistas para las
casi 200 diócesis. En 2021, hay 125.
Este sacerdote ha relatado algunas de sus experiencias en el libro Exorcism: The
Battle Against Satan and His Demons. Uno de ellas es la
que vivió en 2019 en un viaje que tuvo que realizar a Alaska para ayudar a un
exorcista recién nombrado en un caso bastante especial. “Estábamos en una aldea
esquimal a unas 300 millas (482 kilómetros) al oeste de Anchorage, un pequeño
pueblecito. Y allí
estábamos en la iglesia haciendo un exorcismo", explica a The Criterion.
De hecho, admite que “no había nadie a quien pudiera recurrir” ya que “el
conocimiento de monseñor Ryan había muerto con él. Así, mientras se encontraba
en Roma poco después de ser nombrado exorcista fue asesorado por un
sacerdote franciscano que había sido formado como exorcista por el padre
pasionista Cándido Amantini,
exorcista principal de la diócesis de Roma durante décadas.
“La Iglesia
dice que la mejor manera de convertirse en exorcista es el modelo de
aprendizaje”, dijo el padre Lampert. Sin embargo, observar a su mentor
realizar exorcismos fue en ocasiones muy impactante para él, pues veía que el
exorcista ni se inmutaba, incluso cuando la persona empezaba a levitar.
De aquel momento, el padre Lampert recuerda que “cuando el demonio
se reía histéricamente y la persona comenzó a levitar, el sacerdote puso su
mano sobre la cabeza de la persona y empujaba al demonio que se manifestaba
mientras rezaba la oración de exorcismo sin detenerse. Debo decir que en ese
momento pensé: '¿En qué me
ha metido mi obispo?'".
"No me interesa la
teatralidad del diablo"
Sin embargo, años más tarde y tras una gran experiencia en su
haber este exorcista no se sorprende por la manifestación de los demonios. “No me interesa ver la teatralidad
del diablo”, señala el sacerdote, que insiste en que “la atención debe
centrarse en el poder de Dios y en lo que Dios está haciendo en la vida de las
personas afligidas".
El padre Lampert explica que el enfoque de la iglesia hacia la
actividad demoníaca se basa en un término medio entre dos puntos de vista extremos. “Hay
personas que no creen en la realidad de un mal personificado. Dirían que el mal
no es más que el trato inhumano de la humanidad entre sí... Luego está la otra
cara de la moneda en la que hay personas que ven al diablo detrás de todo y que
todos somos pobres víctimas de lo que el diablo está tratando de hacer”,
aclara.
Pero este exorcista existe y conoce la realidad del diablo y de
los demonios que afligen a las personas, está "entrenado para ser escéptico". De hecho,
señala que él debe ser “el último en creer que alguien está poseído. Debo
agotar todas las explicaciones razonables de lo que está sucediendo en la
persona. Por lo tanto, siempre se consulta a expertos en las ciencias médicas y
psiquiátricas”.
Sólo cuando estas explicaciones se agotan se utilizan los medios
espirituales que le proporciona la Iglesia. A veces, se necesita mucho tiempo
para que el ministerio de un exorcista tenga el efecto deseado. En su libro,
describe cómo estuvo
realizando sesiones de exorcismos durante más de un año a una mujer poseída por
siete demonios.
Al no verse atrapado en la “teatralidad del diablo”, cuando
finalmente se liberó de los demonios, el padre Lampert se lo tomó simplemente
como “un día más en la oficina” y lo celebró con un batido de chocolate en un
establecimiento cercano.
"El lugar estaba lleno de gente y mientras esperaba en la
fila para pedirlo pensé para mí mismo que si esas personas supieran de dónde venía, sería como Moisés
separando el Mar Rojo”, afirma bromeando el padre Lampert.
Por otro lado, el exorcista estadounidense se muestra feliz por
ver el crecimiento de este
ministerio en su país, y lo atribuye en parte a la atención que los últimos
Papas han dado al exorcismo.
En su opinión, "si la iglesia no está preparada para ayudar a
las personas que se dirigen a ella y que creen que están lidiando con la
influencia demoníaca, entonces
buscarán en otra parte. Y ese lugar no necesariamente les brinda la
ayuda que necesitan. De hecho, puede fracturarlos y romperlos aún más".
Javier Lozano
Fuente: ReL