La Congregación para la Doctrina de la Fe rechazó que la Iglesia disponga de poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo y declaró “ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer” dichas uniones
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| El Vaticano. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
Así lo indicó en un “responsum” (respuesta) -un texto oficial- firmado
por el prefecto, Cardenal Luis Ladaria, con fecha del 22 de febrero y difundido
este lunes 15 de marzo, al “Dubium” (duda) que planteó la pregunta: “¿La
Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del
mismo sexo?” a la cual la Congregación respondió con firmeza: “Negativamente”.
En la nota
explicativa que acompaña al “Responsum” se señaló que “en algunos ambientes
eclesiales se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para
uniones de personas del mismo sexo”, refiriéndose, entre otros, a la reciente
propuesta de algunos prelados alemanes.
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “no es lícito impartir
una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una
praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de
un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida),
como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.
La nota
vaticana reconoce que “no pocas veces, estos proyectos están motivados por una
sincera voluntad de acogida y de acompañamiento de las personas homosexuales, a
las cuales se proponen caminos de crecimiento en la fe”, se recuerda también
que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso
estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera
de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la
transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del
mismo sexo”.
“La presencia
en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y
de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de
una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una
unión no ordenada al designio de Dios”, se argumenta en el “Responsum”.
Además, “ya que
las bendiciones sobre personas están en relación con los sacramentos, la
bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada lícita, en
cuanto sería en cierto modo una imitación o una analogía con la bendición
nupcial, invocada sobre el hombre y la mujer que se unen en el sacramento del
Matrimonio”.
Asimismo, se
remite a las palabras expresadas por el Papa Francisco en Amoris laetitia:
“No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera
remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el
matrimonio y la familia”.
En el texto de
la Congregación para la Doctrina de la Fe se explica que las bendiciones
pertenecen “al género de los sacramentales, definidos en la Constitución Sacrosanctum
Concilium como “signos sagrados creados según el modelo de los
sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de
carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los
hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se
santifican las diversas circunstancias de la vida”.
Se hace
hincapié también en que el Catecismo de la Iglesia Católica especifica que “los
sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los
sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen
a cooperar con ella”.
Mediante las
bendiciones, continúa el “Responsum”, la Iglesia “invita a los hombres a alabar
a Dios, los anima a pedir su protección, los exhorta a hacerse dignos, con la
santidad de vida, de su misericordia”, como se indica en el Ritual Romano,
donde también se especifica que las bendiciones “instituidas imitando en cierto
modo a los sacramentos, significan siempre unos efectos, sobre todo de carácter
espiritual, pero que se alcanzan gracias a la impetración de la Iglesia”.
En
consecuencia, “para ser coherentes con la naturaleza de los sacramentales,
cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita
–más allá de la recta intención de aquellos que participan– que aquello que se
bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia,
en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados
plenamente por Cristo Señor”.
Por tanto, “son
compatibles con la esencia de la bendición impartida por la Iglesia solo
aquellas realidades que están de por sí ordenadas a servir a estos designios”.
Sin embargo,
“la declaración de ilicitud de las bendiciones de uniones entre personas del
mismo sexo no es por tanto, y no quiere ser, una discriminación injusta, sino
reclamar la verdad del rito litúrgico y de cuanto corresponde profundamente a
la esencia de los sacramentales, tal y como la Iglesia los entiende”, subraya
la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Además, afirma
que “la comunidad cristiana y los pastores están llamados a acoger con respeto
y delicadeza a las personas con inclinaciones homosexuales, y sabrán encontrar
las modalidades más adecuadas, coherentes con la enseñanza eclesial, para
anunciarles el Evangelio en su plenitud”.
“Estas, al
mismo tiempo, están llamadas a reconocer la cercanía sincera de la Iglesia –que
reza por ellas, las acompaña, comparte su camino de fe cristiana– y a acoger
las enseñanzas con sincera disponibilidad”.
También se
explica que “la respuesta al ‘dubium’ propuesto no excluye que se impartan
bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que
manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por
Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial, pero declara ilícita
toda forma de bendición que tienda a reconocer sus uniones”.
En este caso,
“de hecho, la bendición manifestaría no tanto la intención de confiar a la
protección y a la ayuda de Dios algunas personas individuales, en el sentido
anterior, sino de aprobar y fomentar una praxis de vida que no puede ser
reconocida como objetivamente ordenada a los designios revelados por Dios”.
“Mientras
tanto, la Iglesia recuerda que Dios mismo no deja de bendecir a cada uno de sus
hijos peregrinos en este mundo, porque para Él”, como dijo el Santo Padre en
una Audiencia General el 2 de diciembre de 2020, “somos más importantes que
todos los pecados que nosotros podamos hacer”.
“Pero no
bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al hombre pecador, para que se
reconozca como parte de su designio de amor y se deje cambiar por Él. Él, de
hecho, ‘nos toma como somos, pero no nos deja nunca como somos’”.
El “Responsum”
concluye señalando que “por estos motivos, la Iglesia no dispone, ni puede
disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el
sentido anteriormente indicado”, y destaca que el Papa Francisco ya fue
informado del contenido del “Responsum” y dio su asentimiento.
Antecedentes
En diciembre de
2019, los Obispos alemanes anunciaron, al inicio del “Camino Sinodal”, su
intención de realizar una “nueva evaluación” de las enseñanzas de la Iglesia
tanto sobre moralidad como sobre los sacramentos del orden sacerdotal y del
matrimonio.
El actual
presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, pidió en
diciembre de 2020 introducir cambios en la sección sobre homosexuales en el Catecismo
de la Iglesia Católica porque consideraba necesario introducir un cambio.
Los obispos
alemanes que hasta el momento han expresado públicamente su respaldo a la
bendición de uniones entre personas del mismo sexo en la Iglesia católica son
el Arzobispo de Munich y Freising, Cardenal Reinhard Marx; el Obispo de
Limburgo, Mons. Georg Bätzing; el Obispo de Osnabrück, Mons. Franz-Josef Bode;
y el Obispo de Dresde-Meissen, Mons. Heinrich Timmerervers.
El 23 de
febrero de 2020, el Obispo de Mainz, Mons. Peter Kohlgraf, apoyó la publicación
de un libro sobre la bendición y ritos para las uniones homosexuales.
A este libro le
siguió otra
publicación en Austria en mayo de 2020 donde se defendía que las
parejas homosexuales podrían recibir una bendición litúrgica formal. Mons.
Kohlgraf afirmó que no se puede esperar que todos los católicos con
inclinaciones homosexuales vivan castamente.
El llamado a
introducir bendiciones litúrgicas a parejas del mismo sexo forma parte de un
impulso más amplio para cambiar las enseñanzas de la Iglesia universal en
varias cuestiones.
CNA Deutsch, la
agencia en alemán del grupo ACI, informó que recientemente Mons. Bätzing
propuso la celebración en Roma de una
nueva asamblea del Sínodo de los Obispos que permita adoptar en la
Iglesia universal las reformas establecidas en el proceso sinodal desarrollado
en Alemania.
Para leer el
texto completo del Responsum, acceda AQUÍ.
Fuente: ACI
Prensa






