Hija de la Caridad, dedicó su vida a la educación de niños ciegos e ideó un artilugio con el que pudieran leer y escribir
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| Shutterstock | Maria Djagileva - Andy Chipus |
De su vida se conoce poco o nada.
Ni tan siquiera se tiene constancia del año de su nacimiento, pero se sabe que
tomó los hábitos e ingresó en la Casa de la Caridad de Barcelona donde inició
su largo camino en la enseñanza.
Regleta Sor
La hermana María del Carmen se
dio cuenta que si los niños y niñas pobres tenían un futuro muy incierto, mucho
peor se planteaba la vida de aquellos que habían nacido ciegos. Así que trabajó
para conseguir fundar una escuela especial para ellos. Conocida cariñosamente
como Sor Perboire, observó sus comportamientos, sus dificultades e intentó por
todos los medios que pudieran aprender como el resto de alumnos y alumnas de la
Casa de la Caridad.
Sus observaciones y sus ganas de
mejorar la vida de aquellos niños dio sus frutos cuando el 5 de julio de 1909
patentó un aparato que recibiría el nombre de “Regleta Sor” o “Sistema Sor”.
En el Museo Tiflológico de la
ONCE en Madrid se conserva una copia de este artilugio, una “regleta de tres
renglones con veinticinco cajetines de mayores dimensiones que en el sistema
Braille, sobre cada uno de los cuales se encuentra un pequeño rectángulo. La
rejilla se articula mediante tres bisagras; en las esquinas de la plancha se
encuentran cuatro minúsculos pivotes que se insertan en cuatro agujeros de la
rejilla posiblemente para ofrecer mayor sujeción al papel.
Sor Perboire
Dispone igualmente, en el lado
menor derecho, de un pequeño apéndice que sirve para levantar con comodidad la
rejilla”. En esta regleta se podían trazar caracteres con un punzón de bronce.
La Regleta Sor era un sistema de
lectoescriptura apto para los sistemas Braille y Llorens. Este último fue un
sistema para ciegos muy utilizado durante los primeros años del siglo XX. La
hermana María del Carmen utilizó durante muchos años esta regleta con sus
propios alumnos mejorando sustancialmente su acceso al conocimiento.
Sor Perboire falleció en 1932
dejando tras de sí una vida de entrega a unos niños que, a pesar de no poder
ver su rostro, seguramente no la olvidaron nunca. Como ella, muchas otras
mujeres demostraron que podían ser igual de ingeniosas y sabias que cualquier
hombre y lo hicieron sin renunciar a su propia vocación religiosa.
Sandra Ferrer
Fuente: Aleteia






