Profunda meditación sobre esta imagen de la Virgen que recibe a miles de peregrinos
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| La Madre Verónica reza a la Bella Pastora, la Virgen que es el centro de la casa de Iesu Communio |
Iesu Communio es uno de los nuevos institutos
religiosos femenino que más vocaciones han atraído en los últimos años. Más de
200 religiosas repartidas en la casas de La Aguilera y de Godella, y con una
media edad extremadamente joven, viven un carisma muy especial que mezcla la
oración contemplativa y la nueva evangelización, un anuncio del Evangelio que
realizan sin necesidad de tener que salir de los muros del convento.
Cada año estos dos conventos reciben a miles de peregrinos a
través de numerosos grupos, muchos de ellos de jóvenes y adolescentes. En los locutorios cuentan sus
propias experiencias de fe, cantan y también muestran la alegría de una vida
junto a Cristo, lo que ha provocado numerosos frutos.
En la iglesia del convento es muy frecuente encontrarse a los peregrinos, a
familias enteras y a las propias monjas a los pies de María, dejando ante
ella sus miedos, sus sufrimientos, sus anhelos o sus sueños…
Esta Bella Pastora no es una imagen de la Virgen al uso sino que
tiene una estética muy particular. Representa a una mujer joven, embarazada, que sentada cierra sus
manos cerca del corazón.
A modo de catequesis, Iesu Communio ha publicado un vídeo con una
bella meditación de la Madre
Verónica Berzosa, fundadora de este instituto religioso, sobre el por qué
esta Virgen ha sido ideada de esta manera.
“Esta imagen de la Virgen es la reina de casa y es lo mejor que os
podemos enseñar porque es Jesús que ha formado a esta mujer, a María. Él se formó en sus entrañas
formándola a ella”, señala la Madre Verónica en su meditación.
De este modo, la religiosa recalca que esta imagen muestra a una
“mujer muy bella” porque “la
hace el Espíritu Santo, una criatura tomada por el Espíritu porque Dios es
siempre el que nos hace, nos sigue creando en el tiempo”. Y el tiempo
–añadió- “es en el que podemos dejarnos hacer por las manos de Dios”.
Madre Verónica explica igualmente que esta Virgen tiene los ojos
cerrados, “pero no es verdad, están en Jesús. Está orante, tiene los ojos orantes, no conocen el sueño. Las
madres siempre están en vela, en vigilia”. Y esta es María, recalcó
esta carismática religiosa.
Otro aspecto llamativo es que está sentada en la esquina de una
silla. La explicación que ofrece en su meditación es que “las madres nunca se recuestan, las madres siempre están en vela
y en vilo”.
“Tiene las manos abrazando el tesoro, donde está su tesoro está
ahí toda entera. No quiere perder un solo deseo, un solo sentimiento, una sola
palabra, un solo gesto de aquel que ama. Pero ha dejado un huequecillo entre el corazón del viviente que está
entre ella y sus manos que lo abrazan, quiere abrazar el tuyo. Ahí
cabe el corazón”, añade la fundadora de Iesu Communio.
Además, la Bella Pastora está encinta. En la meditación afirma que
aparece embarazada “porque donde
Dios está hay fecundidad” y porque “la Madre, la Virgen, sufre dolores de
parto hasta ver a Cristo formado en ti. Esta es la plenitud para la que Cristo
te soñó. Es la maternidad de la virginidad”.
Sor Verónica reconoce que habían hecho esta Virgen para los
peregrinos que llegaban a visitarlas. Querían mostrar que la Virgen nunca es
lejana y con esta talla se buscaba una Virgen con la que “pudieras tener contacto físico,
como una madre. Incluso descansar en sus rodillas, hablarla, mirarla,
tocarla una mano, en el pie, recostarte en su regazo…”.
Es más, la religiosa de Iesu Communio cuenta que cada uno sabe que
es lo que más le cuesta. “Ella lo quiere, quiere que descansemos en su regazo porque ella lo presenta a
Jesús. Cuando nosotras decimos ‘María’, Ella dice ‘Jesús’”.
Siguiendo con su recorrido por la Bella Pastora, la Madre Verónica
Berzosa también se centra en sus pies, que están en “movimiento”. “La Virgen
está en misión con los pies. No
están quietos, no están estáticos sino avanzando. Así son las madres, las
vírgenes en la Iglesia, en sentido de la consagración que hacemos aquí, orar y
salir a tu encuentro cada día porque la sed de Cristo nos quema”.
¿Cuál es la sed de Cristo?, se pregunta esta religiosa. “Que ninguno se pierda. No
sólo que no se pierdan, sino que vivan la maravilla para la que han sido
creados. Este barro frágil está llamado a contener una vida preciosa, el
manantial Jesús”, responde convencida.
Es también una imagen blanca, aunque en realidad está fabricada en
bronce. Tampoco es casual sino que está pintada en blanco porque es el color de la Eucaristía,
que es “lo que transforma la vida”.
“Puedo tener hoy tinieblas, tentaciones, sombras, también muchas
esperanzas e ilusiones que nadie colma tampoco, pero esto no tiene la última
palabra, ni las sombras ni las promesas que nunca van a llegar a ser verdad,
porque Cristo es la única
respuesta a esos interrogantes”, explica la Madre Verónica.
Esta es la verdadera importancia de la Eucaristía, de comer a
Jesús, añade esta monja, “de tal modo que la vida se va llenando de esperanza,
de blancura. Ese color
blanco es la resurrección de Cristo en la criatura, cómo puede levantarnos
a vivir”.
Y así es como la Bella Pastora, la Virgen que se había ideado para
los peregrinos –confiesa sor Verónica- “la hemos raptado y ahora es el centro de la casa.
Aquí te encuentras a hermanas a cualquier hora del día o de la noche en su
regazo rezando, pero nunca por una misma”.
Javier Lozano
Cari Filii/ReL






