Michael McDonagh es el exorcista oficial del Patriarcado Latino de Jerusalén
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El padre Mcdonagh impone las manos a un joven |
El Evangelio relata numerosos
episodios en los que Jesús expulsaba los demonios de habitantes de aldeas y
lugares por los que pasaba. En esta misma Tierra Santa sigue este ministerio el
sacerdote Michael McDonagh, nombrado exorcista del Patriarcado Latino de
Jerusalén para Israel y los territorios palestinos por parte del
arzobispo Pierbattista Pizzaballa.
Este irlandés llegó a Tierra
Santa hace dos décadas y tras varios servicios al Patriarcado ahora es el
encargado por el obispo de expulsar demonios y realizar exorcismos en el mismo
territorio en lo que lo hizo Cristo.
El padre McDonagh recorre toda
esta zona atendiendo a las personas que le necesitan. Analiza casos,
bendice, ora y realiza exorcismos si es necesario a personas que son víctimas
de maldiciones, influencia demoníaca o posesiones. Y para ello en muchas
ocasiones debe viajar durante horas hasta llegar a donde se encuentran. Sus
armas, como las del resto de exorcistas son el Rito de Exorcismo, el agua y la
sal bendecidas, y las oraciones de sanación y liberación.
Sin embargo, el exorcista
advierte que Tierra Santa es también un reclamo para aquellos que intentan
aprovecharse de la buena fe de las personas y abundan aquellos que
aseguran que pueden expulsar los demonios.
En una entrevista con el Patriarcado Latino, el exorcista oficial
de Tierra Santa recuerda que “con respecto a la búsqueda de ayuda de un
jeque, chamán o hechicero es simple: el ‘buscador’ se coloca en un reino
contrario al Reino de Cristo. San Juan Evangelista dice: ‘Quien niega que
Jesús es el Cristo es el anticristo’. Los jeques, chamanes y hechiceros
obtienen su poder del mundo de los espíritus y reciben poder de ellos con
conocimiento y habilidades precisas. El peligro es que uno se expone al reino
de las tinieblas al someterse a tales personas”.
La actividad diabólica
El exorcista irlandés realiza en
la entrevista un ejercicio pedagógico para hacer informar sin sensacionalismos
de la actuación del demonio en el mundo de hoy. De este modo, asegura que una
influencia diabólica es todo lo que “concierne o caracteriza al diablo” y
supone la “apropiación especialmente malvada y cruel realizada por un
demonio/diablo. Es un poder que afecta a una persona, lugar, cosa o evento”.
El padre McDonagh explica a los
lectores que la Iglesia “enseña que hay dos categorías de actividad demoníaca:
la actividad ordinaria y la extraordinaria”. Según recuerda, “la actividad
diabólica ordinaria generalmente está asociada a la tentación y es una batalla
de por vida”. Y que la tentación –señala el exorcista- es extremadamente
seria cuando conduce al pecado mortal y, como tal, no debe ser tratada a la
ligera. Toda persona puede ser víctima de una actividad diabólica ordinaria.
Sin embargo, Jesús aceptó someterse a la prueba de la tentación. La tentación
de mentir para proteger la reputación de uno mismo es una tentación común y
corriente”.
El sacerdote del Patriarcado
Latino de Jerusalén añade que “la gran mayoría de los casos de extraordinaria
actividad diabólica comienzan como una actividad diabólica ordinaria”. De
hecho, recalca que la actividad diabólica extraordinaria recibe ese título “no
solo porque es rara (a menudo lo es) sino más precisamente porque está ‘fuera
de lo común’”.
Cómo protegerse del demonio
“¡La actividad diabólica
extraordinaria es mucho menos común que la actividad diabólica ordinaria y
gracias a Dios por este hecho! En la actividad diabólica extraordinaria,
Satanás puede tomar posesión completa del cuerpo de una persona, aunque no del
alma. Satanás habla y actúa sin el conocimiento o consentimiento de la
víctima, que, por lo tanto, es moralmente irreprensible”, añade el exorcista de
Tierra Santa.
Michael McDonagh ofrece también
algunos consejos muy útiles para protegerse del demonio. “Según la Iglesia
–afirma el sacerdote- la mejor protección contra el diablo y los demonios
es la oración y los sacramentos (la confesión y la Eucaristía): nada
destruye con más fuerza la influencia demoníaca que la recepción digna del
Cuerpo de Cristo, obrar bien viviendo una vida espiritual”.
Además, afirma que “las personas
que realizan cualquier trabajo o se enfrentan a un peligro específico
relacionado con el campo demoníaco pueden usar la invocación de San Miguel
Arcángel, que es altamente efectiva. También pueden pedirle a su ángel guardián
o pedir protección a Dios directamente”.
La importancia de bendecir las
casas
Por otro lado, el padre McDonagh
asegura que “proteger la casa propia debe ser una prioridad. Primero,
debe tener la casa bendecida, y el propietario de la vivienda o el inquilino
deben ser diligentes en la aspersión del agua bendecida (hecha así por la
oración de exorcismo y bendición de la sal y el agua, tomada del antiguo Ritual
Romano, o agua bendecida en el Fiesta de la Epifanía), también tener crucifijos
bendecidos, estatuas de la Santísima Madre, etc”.
Igualmente, el exorcista recalca
la importancia del sacramento de la Reconciliación. A su juicio, “es
especialmente poderoso para repeler demonios precisamente porque, a través de
él, los destinatarios del sacramento en realidad son perdonados de sus pecados.
Además, reciben la gracia santificante que puede ser útil para evitar el pecado
en el futuro. Una persona que recibe el sacramento con frecuencia va a estar
mejor fortificada contra los ataques demoníacos. Aquellos que no acuden al
sacramento o van poco y sin entusiasmo serán más susceptibles a la actividad
demoníaca”.
La conciencia silenciada
Por todo ello –agrega-
“participar en el sacramento de la Penitencia es también participar en la
batalla contra el mal, en el sentido de que al recibir este sacramento de
manera regular una persona está mostrando un compromiso de vivir con y para
Cristo. Por lo tanto, esa persona es fortalecida por Cristo mismo y, por
lo tanto, es mucho más capaz de rechazar lo demoníaco”.
Por otro lado, el exorcista habla
de las numerosas películas y series de televisión que muestran la actuación del
demonio. El problema para él es que “la visualización regular de estos géneros
tiene una forma de silenciar la conciencia. Se necesita mucho más para
sorprender a nuestras conciencias hoy en día. Como resultado, hay una creciente
insensibilización al mal en su raíz más profunda. Una persona puede exponerse a
una fascinación y curiosidad por el mal. Le roba al espíritu y al alma humana
el celo por las cosas de Dios”.
Publicado en la Fundación Tierra Santa
(Publicado originariamente en ReL
en agosto de 2019)
Javier
Lozano
Fuente: ReL