Impactante testimonio de un sacerdote secuestrado y liberado en Mali
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«Estaba perdido y he sido
encontrado. Estaba muerto y he resucitado». Fueron las palabras de
agradecimiento del P. León Douyon, sacerdote católico de la localidad de Ségué,
en la diócesis de Mopti (Mali), tras su liberación el pasado 13 de julio del
cautiverio a manos de un grupo de rebeldes.
Durante su primer mensaje público
en la misa del domingo 18 de julio en la Iglesia de Nuestra Señora de la
Anunciación en Sévaré, a unos doce kilómetros de la capital Mopti, el
presbítero dijo a sus fieles, que «no pensaba volver a verlos». Fue raptado el
pasado 21 de junio junto con “cuatro de mis parroquianos” en la carretera de
Ségué a San.
«Todo es obra de la Gracia. Desde
ese día ustedes movilizaron una cadena de oración. Cada uno a través del
rosario y de diferentes oraciones, han invocado al Dios liberador», expresó el
sacerdote en bambara, el idioma local.
«Dios nuestro Padre que nos da
tanto, no se olvida de ninguno de sus hijos», afirmó el sacerdote en el mensaje
enviado a la fundación pontificia ACN.
Recuerdo de la hermana Gloria
«Gracias a sus oraciones y a sus
bendiciones de todos lados, me tienen de nuevo entre ustedes para continuar con
la misión de Jesucristo. Y gracias infinitamente por todo lo que ustedes han
hecho por mí, por mi familia, por la familia de los fieles. Gracias, gracias,
muchas gracias», repitió el padre León. También agradeció en un mensaje
posterior explícitamente a los benefactores de ACN por sus oraciones.
«Que Dios todopoderoso, Señor de
todas las cosas, Señor de nuestra vida, los colme de santidad para bien». Lo
dijo durante la celebración en Sévaré e invitó a todos a orar «por un Mali más
fraterno y más unido».
Finalmente pidió que «continúen
rezando también por la hermana Gloria», religiosa colombiana
secuestrada en Mali hace cuatro años.
Como informó ACN la religiosa está
en poder de un nuevo grupo terrorista, vinculado a Al Qaeda, identificado como
Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (Groupe de soutien à l’islam et aux
musulmans).
Un país dividido
Desde 2012, grupos yihadistas
vinculados a al-Qaeda y al Estado Islámico llevan a cabo secuestros con el fin
de conseguir financiación o crear presiones políticas.
Entre ellos se encuentran Jamaat
Nusrat al-Islam wal Muslimeen (JNIM) y el Estado Islámico del Gran Sahara
(ISGS).
Además de un aumento de la
actividad yihadista, con un claro componente religioso para imponer la sharia y
el fundamentalismo islámico entre la población, en la región de Mopti también
existen graves conflictos entre grupos étnicos y comunidades.
Los conflictos están causados
principalmente por la disputa sobre la propiedad de las tierras y los recursos.
La disputa existe entre los Fulani, los cuales son principalmente musulmanes, y
los Dogon, que practican sobre todo religiones étnicas o cristianas.
Según datos del informe de
Libertad Religiosa de la fundación ACN, en Mali predomina la rama suní del
islam.
Cerca del 13% de la población
pertenece a otras religiones. Los cristianos constituyen poco más del 2%,
siendo dos tercios de ellos católicos y el otro tercio protestante.
Mali también alberga religiones
africanas tradicionales (casi un 9% de la población); algunos musulmanes y
cristianos incorporan también tradiciones africanas a sus observancias y ritos.
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