8 – Julio. Jueves de la XIV semana del Tiempo Ordinario
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| Misioneros digitales católicos MDC |
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad
enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis
recibido, dad gratis. No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni
tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien
merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad
quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar
en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá
a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o
no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el
polvo de los pies. En verdad os digo que el día del juicio les será más
llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad.
Comentario
El evangelio de la misa de hoy nos muestra la misión
universal del cristiano: predicar el Evangelio.
Jesús nos enseña que predicar el Evangelio incluye tanto las
obras de misericordia materiales como las espirituales. No solo es resucitar a
los muertos entendido como buscar que todas las personas alcancen la vida
eterna. Jesús también quiere que busquemos mejorar las condiciones materiales
de las personas necesitadas: que cuidemos enfermos, limpiemos leprosos, etc…
Nos recuerda que debemos buscar mejorar las condiciones de vida de aquellos que
sufren, debemos buscar su bien material.
Pero Jesús no se queda en un plano puramente material, sino
que quiere que todo hombre conozca el Evangelio, conozca Su mensaje. Cada
cristiano está llamado a llevar el mensaje de alegría del cristiano. El que
busca a Cristo no necesita nada más, es Cristo el que llena por completo las
ansias de felicidad del hombre. Cristo es la respuesta, él colma al hombre por
completo.
Tantas veces, nos aferramos a los bienes materiales.
Intentamos tener siempre más. Ponemos nuestra felicidad en las cosas
materiales. Jesús nos recuerda que debemos desprendernos de lo material para
poder aferrarnos sólo a Él. En nuestra vida, muchas veces prevalece el tener al
ser. Y Jesús nos recuerda que, para cumplir la misión de predicar el Evangelio,
no necesitamos tener cosas, sino fiarnos de Jesús al cien por cien.
Muchas personas se encuentran desconsoladas por el sufrimiento
y el dolor. El cristiano está llamado a ayudar al que sufre. Pero también a
mirar más arriba, a mirar a Jesús, a mirar el Reino de los Cielos. Podemos
pedirle a Jesús que nos transmita y contagie el afán por evangelizador a los
que nos rodean.
Pablo Erdozain
Fuente: Opus Dei






