2.7.21

EVANGELIO DEL DÍA

2 – Julio. Viernes de la XIII semana del Tiempo Ordinario

Misioneros digitales católicos MDC
Evangelio según san Mateo 9, 9-13

Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».

Comentario

Jesús, paso a paso, va llevando a cabo la voluntad del Padre de instaurar el Reino de los cielos. Cuenta con los hombres y, entre ellos, a algunos les da una misión especial como a los Apóstoles, a quienes constituye como fundamento de la Iglesia.

Entre ellos está Mateo. Cuando llega el día señalado por Dios desde la eternidad, Jesús pasa y le ve. No es un pasar ni un ver cualquiera. La elección de Mateo es desde la eternidad y en la mirada de Jesús tiene lugar la llamada.

Con los hombres ocurre lo mismo: Dios nos elige desde la eternidad para ser santos, en un camino concreto, y, en un momento de nuestra historia, tiene lugar la llamada.

La elección y la llamada es gratuita. De nosotros depende, en nuestra libertad, la respuesta. La de Mateo fue inmediata: “Él se levantó y le siguió”. Ese es el deseo de Dios, que respondamos con generosidad y prontitud a la llamada.

Es fácil responder si, por medio de la oración, estamos abiertos a escuchar lo que Dios nos quiera decir.

Mateo, una vez ha recibido la llamada, le recibe en su casa. En esta invitación encontramos una imagen del contenido de la llamada. Jesús llama para invitarnos a su amistad, para que vivamos en intimidad con Él.

Junto a Mateo, en su casa, se reunieron muchos publicanos y pecadores. Los fariseos comenzaron a criticar. Jesús, en cambio, anuncia la misericordia: “misericordia quiero y no sacrificio”.

Jesús elige y llama de una manera gratuita. Nos llama siendo pecadores a ser sus amigos. Lo hace por medio de su misericordia y del perdón que nos ofrece su corazón acogedor.

Javier Massa

Fuente: Opus Dei

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