IV. El cristianismo y el mundo antiguo
El nacimiento y primer desarrollo del
Cristianismo tuvo lugar dentro del marco cultural y político del Imperio
romano. La unidad del mundo grecolatino conseguida por Roma había creado un
amplísimo espacio geográfico, dominado por una autoridad suprema, donde reinaba
la paz y el orden. La facilidad de comunicaciones entre las diversas tierras
del Imperio favorecían la circulación de las ideas.
Pero la adhesión a la fe cristiana implicaba también dificultades. Los
cristianos procedentes del Judaísmo debían romper con la comunidad de origen,
que en adelante les podría mirar como traidores. No eran menores los obstáculos
que necesitaban superar los conversos venidos de la gentilidad (no judíos),
sobre todo los pertenecientes a las clases sociales elevadas. La fe cristiana
les obligaba a apartarse de una serie de prácticas tradicionales de culto a
Roma y al emperador, que tenían un sentido religioso-pagano. De ahí la
acusación de «ateísmo» lanzada tantas veces contra los cristianos.
Por:
Concepción Carnevale