El tiempo de verano es un momento especial para el discernimiento en seminarios y congregaciones
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| Un grupo de novicias de Iesu Communio |
Este tiempo de verano es un momento propicio para que
congregaciones, institutos de vida consagrada y seminarios diocesanos organicen
encuentros, candidatados, convivencias… de discernimiento vocacional. Leemos el mandato de Cristo en el
evangelio de san Mateo: “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella,
porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces
dice a sus discípulos: ‘La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al
Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 36-38).
Este
mandato de Jesús, como el resto de su mensaje, jamás ha pasado de actualidad. Un
vistazo a la prensa es una provocación o una invitación para encontrar hombres
y mujeres dispuestos a dar toda la vida para llevar a Cristo a todas partes. La
Iglesia es consciente de ello, y siguiendo el mandato de Jesús no cesa de orar
por las vocaciones. Es difícil encontrar una página web de una diócesis,
congregación o institución católica que no pida o haga alguna referencia a
ellas.
¿Cómo puede surgir una vocación?
Un ejemplo de ello es el P. José Luis Martínez, el cual desde la
web medium.com se
pregunta “¿Cómo puede surgir
una vocación?”, y él mismo responde que estas “nacen de la iniciativa de Dios. Es Él quien elige al hombre o la
mujer para que le siga en la realidad en donde vive. Desde niños, desde joven
adolescente, en la edad adulta”. Se trata por tanto de una “iniciativa que
parte de Dios independientemente de la diversidad de formas de ser. Pero Dios
se da a conocer mediante hechos concretos como medios. Para unos puede ser el
ejemplo de un Padre. El ejemplo de entrega de una consagrada, la entrega de su
párroco. El hombre se pregunta siempre por qué y qué es lo que tiene ese Padre
o esa consagrada que le llama la atención”.
¿Oración o testimonio?
Los claretianos de la provincia de
Santiago se preguntan “¿por qué orar por las vocaciones? ¿No es más eficaz el testimonio?
¿Y no sería mejor emplear ese tiempo en trabajar más decididamente por su
animación y mantenimiento?”. En un mundo en el que todo sucede veloz, en el
que hay tanta oferta e información, los misioneros claretianos responden que
“una cosa no quita la otra. A la vez que las tareas de la animación vocacional,
antes, durante y después de ese trabajo es necesaria la oración”.
Y para ello señalan dos motivos. Por un lado hay que saber que “las vocaciones son un regalo de
Dios. Por eso hay que pedirlas. En actitud de espera y de confianza, como los
apóstoles y María en el Cenáculo. Y al ‘pedir’, nos hacemos conscientes de que
no somos nosotros los que ‘producimos’ las vocaciones: deben venir de Dios.
Y junto a la petición, el agradecimiento. También para perseverar en la propia
vocación, que es imposible sin la fuerza de Dios”. Y por otro lado porque “la
oración es imprescindible para acoger la llamada de Dios. Porque la llamada de Dios sólo puede
escucharse, avivarse y reforzarse en el encuentro amoroso con el Señor por
medio de la oración. El secreto de la vocación está en la relación con
Dios. El resto de elementos tienen su importancia, pero sin esa relación no
podrá haber una auténtica vocación cristiana, tanto en su inicio como en su
desarrollo. La Iglesia no
necesita gestores o especialistas, sino hombres y mujeres de Dios, que
desde su donación completa al Señor sean sus testigos en el mundo”.
Pero, ¿cómo orar?
No falta el que objeta sobre la importancia de la oración en la
promoción vocacional como si con él no fuera el tema, desentendiéndose de una
visión eclesial, incluso en no pocas ocasiones desdeñándola. Sin embargo, es el
propio Cristo quien nos enseña a orar y quien nos pide que oremos. La diócesis de Brooklyn apunta que “Jesús dedicaba parte
del día en oración para así poder ejercer su ministerio con efectividad. Tomó
su ministerio con efecto porque dedicaba tiempo a la oración. Dios le
hablaba a través de Su oración y lo guiaba en el camino de la vida”.
“Con frecuencia tenemos el deseo de servir a Dios y a los demás,
pero no sabemos por dónde empezar”, explica la web de la diócesis
norteamericana. “Es la consolidación y la oración de todos nosotros la que
sostiene y suscita las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada”. Podemos fomentar las vocaciones
por medio de nuestro compromiso a hacer oración uniéndonos a grupos
parroquiales u otras organizaciones “en donde no solo se ora por un crecimiento
en las vocaciones sacerdotales, vida consagrada y por quienes necesitan
discernimiento; sino también por la santificación de quienes ya fueron
ordenados e hicieron su profesión de fe”. A modo de ejemplo los
miembros de la "Sociedad de Oración por las Vocaciones" de la
diócesis de Brooklyn ofrecen diariamente una oración por el “crecimiento de vocaciones
sacerdotales y en la vida consagrada”; también diariamente una oración “para
que Dios derrame Su Gracia sobre los sacerdotes y religiosos que sirven a la
Diócesis”; semanalmente rezan un rosario “para un incremento a las vocaciones
en nuestra Diócesis, por perseverancia en su formación al sacerdocio para los
seminaristas y para los hombres y mujeres en formación dentro de las
comunidades religiosas”; asisten a misa una vez al mes por las mismas
intenciones; y ofrecen cualquier sufrimiento que padezca como ofrenda por un
crecimiento de vocaciones.
Oración individual o en
grupo
La diócesis de
Sevilla tiene formados más de 60 grupos en los que hay una media de 15
o 20 personas, “aunque también hay excepciones tan notorias como la de la
Hermandad de la Amargura de Constantina, que cuenta con 1000 personas”, explica
el seminarista Pablo Bernal, coordinador de la red. Entre ellos hay agrupaciones parroquiales, grupos de oración de
madres, monasterios o hermandades, y “además contamos con un grupo de oración
francés en Lyon y otro de una pastoral hispana en California”. Sus miembros
reciben mensualmente una oración que puede estar redactada por un seminarista,
extraída de algún santo o de la propia Escritura. Y, tal como explica Bernal,
“las personas que lo desean acceden a la página web y rezan la oración que está
publicada. Si bien desde el Seminario se anima a que los orantes se suscriban
al envío mensual vía correo electrónico de las plegarias”.
Necesidades pastorales
Las hermanas
hospitalarias tienen el necesario y muy actual carisma de “la acogida, asistencia y cuidado
especializado y preferente a las personas con enfermedad mental, discapacidad
psíquica y física y otras enfermedades, teniendo en cuenta las necesidades y
urgencias de cada tiempo y lugar, con preferencia por los más pobres y
olvidados”. Y ellas también animan a todos a la oración por las vocaciones.
Desde su propia web ofrecen una semana de oración por las vocaciones, pues “con
la alegría de reconocer que hemos recibido el don de la vocación, lo vivimos
con gozo y deseamos que otras y otros lo compartan, sintiéndonos comprometidas
en esta tarea de despertar y consolidar vocaciones, nos unimos en oración para
que el Señor nos regale nuevos operarios en la viña de la Hospitalidad”.
En esa llamada a la oración no fallan instituciones que podríamos
considerar fundamentales para el cumplimiento de la misión evangelizadora y
activa de la Iglesia como Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Desde su página nos recuerdan que “cada
día en todo el mundo, más de 660.000 mujeres dan su vida a Dios, en la oración
y la entrega a los demás. Muchas de estas religiosas además están fuera de
sus países, movidas por la vocación a la que han sido llamadas, o en lugares
donde los conflictos armados y la pobreza han lacerado las vidas de millones de
personas. Son una presencia callada, pero que sostiene la esperanza y llevan el
amor de Dios allí donde más se necesita”, por eso, piden que “sostengámoslas
también nosotros a ellas con oración”.
Webs vocacionales
El inmenso mundo de internet ofrece diferentes y variadas
propuestas en las que los jóvenes y los no tan jóvenes pueden también encontrar
respuestas a sus inquietudes de carácter vocacional. Dos ejemplos de ello son
la página mivocacion.es, de la diócesis de Ávila, en España, la
cual aporta recursos, oración, música y otros contenidos para ayuda al
discernimiento; y la web vocacion.org, que dirige el sacerdote Miguel Segura, que
atiende personalmente a cuantos acuden a él y tiene una amplia sección de
preguntas y respuestas sobre temas vocacionales para quien está interesado.
Pero… ¿qué rezar?
Una buena ayuda la ofrece la diócesis católica
de Arlington, en Virginia, la cual invita a sus diocesanos a unirse al “al medio millón de católicos en
las 74 parroquias y misiones de la Diócesis en oración por las vocaciones en
nuestras familias, para nuestras familias”. En su web hay un apartado
dedicado a las vocaciones en el que se ofrecen en español oraciones para
comunidades parroquiales, asociaciones o para el uso individual. Están enfocadas a descubrir la vocación
a la que cada católico está llamado: la vocación sacerdotal, a la vida
consagrada o al matrimonio. Algunos de sus títulos son “Oración diaria para
descubrir mi vocación”, “Oración de un esposo y esposa”, “Oración de las
vocaciones para los padres”, “Oración de una madre por los sacerdotes” y
“Rezando con las escrituras”, entre otros temas.
Fernando de Navascués
Fuente: ReL






