El milagro se produjo cuando el monje se burló de la fe del campesino
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| Cáliz y patena del milagro eucarístico de O Cebreiro |
En el corazón del Camino
de Santiago, en la primera localidad que hay entrando en Galicia, El Cebrero (O
Cebreiro, en gallego), la ruta Jacobea ofrece un especial regalo a los
peregrinos y a los devotos de la Eucaristía de todo el mundo. Allí, en torno al
año 1300 se produjo un milagro eucarístico que se difundió por toda
Europa gracias a los peregrinos y en el que intervino la fe auténtica de un
campesino ante el misterio de la Eucaristía y las dudas de un monje benedictino.
La conocida como “Iglesia del milagro Eucarístico” es un templo prerrománico
del siglo IX, quizá contemporánea al descubrimiento de los restos del Apóstol
Santiago en Compostela, puesto que parece que fue erigida por los benedictinos
el año 836, y lamentablemente venida a menos desde que los monjes fueron
expulsados por la desamortización de Mendizábal. El milagro, en gran medida
desconocido en la actualidad, está presente en el escudo de Galicia,
y su influencia es palpable en las leyendas de la búsqueda del Santo
Grial e, incluso, sirvió para inspirar a Wagner su opera
Parsifal.
» Cerca de los años de
mil y trescientos había un vecino vasallo de la casa del Zebrero en un pueblo
que dista a media legua llamado Barja Mayor, el cual tenía tanta devoción con
el santo sacrificio de la misa que por ninguna ocupación ni inclemencia de los
tiempos recios faltaba de oír misa. Es aquella tierra combatida de todos los
aires, y suele cargar tanta nieve que no sólo se toman los caminos, pero se
cubren las casas y el mismo monasterio, la iglesia, y hospital suelen quedar
sepultados, y allá dentro viven con fuegos y luces de candelas, porque la del
cielo en muchos días no se suele ver, y si la caridad (a quien no pueden matar
ríos ni cielos) no tuviese allí entretenidos a los monjes para servir a los
pobres, parece imposible apetecer aquella vivienda. Un día, pues, muy recio y
tempestuoso lidió y peleó el buen hombre y forcejeó contra los vientos, nieve y
tempestades; rompió por las nieves y como pudo llegó a la iglesia.
» Estaba un clérigo de
los capellanes diciendo misa, bien descuidado de que en aquel tiempo trabajoso
pudiese nadie subir a oír misas. Había ya consagrado la hostia y el cáliz
cuando el hombre llegó, y espantándose cuando le vio, menespreciole entre sí
mismo, diciendo: “¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan
fatigado ver un poco de pan y de vino! El Señor, que en las concavidades de la
tierra y en partes escondidas obra sus maravillas, la hizo tan grande en
aquella iglesia, a esta sazón, que luego la hostia se convirtió en carne y el
vino en sangre, que viendo Su Majestad abrir los ojos de aquel miserable
ministro que había dudado y pagar tan gran devoción como mostró aquel buen
hombre, viniendo a oír misa con tantas incomodidades”.
Los relicarios
La Iglesia del Milagro
Eucarístico, o Santa María la Real, que es su auténtico nombre, custodia las
pruebas del milagro, así como los mausoleos del monje y del campesino, que se
llamaba Juan Santín. En la capilla del milagro hay una vitrina en donde
se encuentran el cáliz y la patena donde se produjo el milagro, ambas son
joyas de orfebrería románicas del siglo XII, y el relicario que
custodia la carne y la sangre de Cristo.
Junto al altar se
encuentra la imagen de Santa María la Real. Se trata de una talla
románica, y aunque el P. Yepes no lo señala en su narración, la tradición
afirma que la Virgen inclinó su cabeza para poder observar el Santo Milagro y
se quedó en la posición en la que se encuentra actualmente. Es interesante
observar que a la izquierda del altar se encuentra el sepulcro del que quizá
haya sido el párroco más famoso de este templo, don Elías Valiña
Sampedro, fallecido en 1989, que emprendió las restauraciones de esta
iglesia y pasará a la historia por ser el gran impulsor del Camino de Santiago
en la segunda mitad del siglo XX.
Los Reyes Católicos y
el milagro eucarístico
Los Reyes católicos en
su peregrinación a Compostela, en el año 1486, se hospedaron con los
benedictinos y pudieron contemplar el milagro. Durante casi
doscientos años, la Hostia convertida en Carne permaneció sobre la patena, por
lo que la Reina Isabel encargó un relicario de cristal para poder
custodiar el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El cronista benedictino, el P.
Yepes, hacía referencia al milagro en estos términos: “Yo, aunque indigno, he
visto y adorado este santo misterio, he visto las dos ampollas en una de ellas
está la sangre, que parece apenas coagulada, roja como la de un cabrito recién
sacrificado, he visto también la carne, que es roja y seca”.
En la actualidad es
posible venerar las reliquias en la fiesta del Corpus Domini, el 15 de agosto y
el 8 de septiembre, pues son sacadas en procesión junto con la imagen de la
Virgen que inclinó su cabeza.
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| Escudo de Galicia, con el cáliz de O Cebreiro |
No hay duda que la
influencia y el conocimiento que ha habido de este milagro en toda Europa ha
podido influir en numerosos poemas vinculados con la búsqueda del Santo Grial.
De hecho, don Elías Valiña, quien fuera el párroco de O Cebreiro y estudioso
del tema, señaló en una ocasión que “para muchos autores, el Cebrero con su
milagro ha proporcionado el tema a Wagner para la composición del Parsifal.
Así, el famoso país de Parsifal es Galicia; el templo indestructible
sito en la montaña, el santuario del Cebrero; y el Grial misterioso, el cáliz
del Cebrero”.
Fernando de Navascués
Fuente: ReL







