El P. Medel resaltó que solo Dios tiene una fuerza superior, “y un creyente naturalmente, confía en ese poder de Dios”
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| Una de las presentaciones del amuleto "ojo turco". Crédito: Pixabay / Dominio público |
Ante la proliferación del amuleto “ojo turco”, un sacerdote que
integra el Colegio de Exorcistas de la Arquidiócesis Primada de México,
advirtió del peligro espiritual de “aceptar en el corazón creencias absurdas”.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Alberto Medel subrayó que “ningún amuleto es algo positivo, y
ningún amuleto tiene capacidad de protección”.
El sacerdote mexicano explicó que un amuleto “como cualquier otro
objeto supersticioso, aleja a la persona de Dios, sobre todo porque es una
expresión de desconfianza al poder de Dios y más aún, de desconocimiento de Su
amor”.
El sacerdote mexicano también descartó que sea bueno usar amuletos
como el “ojo turco” de forma decorativa, pues “el problema es que ese tipo de
objetos no dejan de tener una fuerte carga simbólica”.
“Es decir, yo puedo no creer en el supuesto poder que tiene. Sin
embargo, para alguna persona que visita mi casa o que me ve que traigo colgado
eso, aunque solo sea por adorno o porque me gusta, no deja de causar confusión”.
Para el miembro del Colegio de Exorcistas de la Arquidiócesis
Primada de México usar un amuleto “es una falta de testimonio, pues alguien que
me vea con esas cosas puestas pensaría que yo creo en eso”.
“Por el testimonio que debemos dar nosotros mismos en nuestros
hogares, en nuestros lugares de trabajo, conviene no usar ese tipo de cosas”,
reiteró.
Tres peligros del uso de amuletos
El P. Medel indicó luego que cuando un cristiano usa amuletos
“enfrenta tres peligros”.
“El primero, el más importante”, señaló, es que “el cristiano se aleja de Dios, porque
confía más en una cosa que en Dios mismo”.
“El solo hecho de creer que eso podría tener algún poder nos hace
desconfiar de Dios y confiar en algo que no es Dios”, indicó.
El segundo peligro del uso de amuletos, continuó, es que “aumenta en nosotros los miedos y
las ideas vagas, imprecisas, que vienen de la ignorancia de nuestra fe, de que
cosas o personas fuera de Dios tienen algún tipo de poder sobre nosotros”.
El P. Medel señaló que “el Señor nos regaló la libertad y con ello
la capacidad de poder elegir sobre nosotros mismos. Y como la libertad está
afectada por el pecado, además nos ha enriquecido con la gracia de la salvación
que Cristo ganó para nosotros en la Cruz y que perfecciona nuestra debilidad”.
“Un cristiano debiera de estar precisamente atento a estos dones
de Dios, y si utiliza este tipo de objetos más bien desprecia a todos estos dones y
prácticamente vive en la orfandad, confiado en que esas cosas
pueden atraerle aquello que le han dicho que le puede dar”, lamentó.
El tercer peligro que enfrenta el cristiano frente a los amuletos,
añadió, “es el de dar un falso testimonio de su fe”.
Cuidado con el uso supersticioso de
imágenes religiosas
Además de los amuletos como el “ojo de turco”, el sacerdote
advirtió que los cristianos pueden caer en el “inadecuado uso de imágenes
religiosas”.
“Sabemos que en nuestra fe y en nuestra práctica cristiana es
posible el uso de imágenes sagradas de medallas y de otro tipo de objetos de
devoción que sirven como signo de nuestra pertenencia a la fe”, dijo.
“Y sin embargo, hay gente que los utiliza también como objeto
supersticiosos”, dijo.
El sacerdote mexicano advirtió que “una persona supersticiosa lo mismo usa
este ojo turco, como también puede usar una cruz. Pero no con
fe, no con devoción, sino con superstición, pensando que el crucifijo, la
imagen de la Virgen, le van a dar algún tipo de protección o va a ser una
especie de amuleto que le va a traer buena fortuna”.
“El uso lícito de los signos y de los símbolos sagrados es para
ayudar a la persona a acercarse a Dios, a saberse acompañada por Él y, sobre
todo, para mostrar públicamente a través de esos signos su pertenencia a la
fe”, resaltó.
¿Qué hacer para dejar de usar
amuletos?
El P. Medel señaló que la tentación de usar amuletos “existe por
la ignorancia”.
“Yo siempre he pensado que la superstición es hija de la
ignorancia y del miedo”, dijo.
El sacerdote precisó luego que los cristianos “no vamos por la
vida a ciegas, sino que vamos con la certeza que la fe ya nos ha mostrado”.
La Palabra de Dios, indicó, “es la que guía, es la que ilumina. El
miedo es algo natural, pero cuando se ignora la Palabra de Dios, ese miedo
crece, porque entonces es alimentado por la ignorancia, por la fantasía”.
“Y el resultado es precisamente la superstición”, dijo.
Quienes creen en cosas como “el mal de ojo y en cualquier otro
tipo influjo supersticioso, lo mismo pueden creer en eso que creer que existen
las hadas madrinas y todos los personajes de la fantasía de la ficción”,
expresó.
El P. Medel señaló que “si
no se quiere caer en esta tentación, es importante que el cristiano descubra
que tiene que formar su fe, que tiene que educar su fe y la
única manera es acercándonos a la Palabra de Dios que se predica en la Iglesia,
para conocer quiénes somos y hacia dónde vamos y alejar de nosotros toda
ignorancia, que unida al miedo natural, provoca la superstición”.
“Es tan simple como dejarse iluminar por la Palabra de Dios”,
aseguró, pues así crece “en el creyente el conocimiento de Dios mismo y de su
presencia en la propia vida”.
“Si una persona descubre este amor infinito, este amor gratuito,
este amor redentor, solita se va a dar cuenta de que estas cosas son tonterías
que debe dejar inmediatamente”, señaló.
Frente a las supersticiones, dijo, “la invitación es a dar testimonio del
amor infinito del Padre en Cristo Jesús”.
“Eso hará que las personas vayan descubriendo que estas cosas no
solamente son contrarios a Dios, sino que lo alejan paulatinamente y le pueden
llevar incluso a darle a Dios la espalda y a terminar permitiendo que cosas
contrarias a la fe, y hasta la obra de Satanás, entren en su propia vida”,
expresó.
Por David Ramos
Fuente: ACI Prensa






