El Papa Francisco ilustró esta enseñanza con el pasaje evangélico de este domingo, del Evangelio de San Marcos
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El Papa Francisco durante el rezo del Ángelus. Foto: Vatican Media |
Durante el rezo del Ángelus este domingo
29 de agosto en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco advirtió
contra el peligro que para el cristiano supone la “religiosidad de la
apariencia”.
Esa forma de religiosidad, explicó el Santo Padre,
consistiría en “mostrarse bien por fuera, descuidando purificar el corazón”.
“Siempre existe la tentación de ‘contentar a Dios’ con
alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. No
quiere exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón”, afirmó el Papa.
“También nosotros muchas veces disfrazamos el corazón”, lamentó.
“Siempre es culpa de los ‘otros’: de la gente, de los
que gobiernan, de la mala suerte. Parece que los problemas vienen siempre de
afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a
los demás es una pérdida de tiempo. Te enojas, te amargas y mantienes a Dios
fuera de tu corazón”, insistió.
En ese sentido, advirtió que “no se puede ser
verdaderamente religioso en la queja. La queja envenena, te lleva a la ira, el
resentimiento y la tristeza del corazón que cierra las puertas a Dios”.
El Papa Francisco ilustró esta enseñanza con el pasaje
evangélico de este domingo, del Evangelio de San Marcos.
En él se narra cómo algunos escribas y fariseos se
escandalizaban porque los discípulos de Jesús “comen sin antes realizar las
tradicionales abluciones rituales. Piensan para sí: ‘Esta forma de hacer es
contraria a la práctica religiosa’”.
El Papa se preguntó por qué Jesús y sus discípulos
descuidaban esas tradiciones religiosas. “Porque para Él es importante llevar
de nuevo la fe a su centro. Y evitar un peligro, que vale tanto para esos
escribas como para nosotros: el de observar las formalidades externas poniendo
el corazón de la fe en un segundo plano”.
De hecho, “inmediatamente después, llama otra vez a la
multitud para decir una gran verdad: ‘Nada hay fuera del hombre que, entrando
en él, pueda hacerlo impuro’. En cambio, es ‘de dentro, del corazón’ que salen
las cosas malas”.
El Papa aseguró que “estas palabras son
revolucionarias, porque para la mentalidad de la época ciertos alimentos o
contactos externos te hacían impuro. Jesús invierte la perspectiva: no daña lo
que viene de afuera, sino lo que viene de adentro”.
El Pontífice finalizó el comentario previo al rezo del
Ángelus animando a pedir “hoy al Señor que nos libere de echar la culpa a los
demás. Pidamos en la oración la gracia de no perder el tiempo contaminando el
mundo con quejas, porque esto no es cristiano. Jesús nos invita a mirar la vida
y el mundo desde nuestro corazón”.
“Si miramos dentro, encontraremos casi todo lo que
odiamos fuera. Y si le pedimos sinceramente a Dios que purifique nuestro
corazón, comenzaremos a hacer el mundo más limpio. Porque hay una forma
infalible de vencer el mal: empezar a vencerlo dentro de uno mismo”, concluyó
el Papa Francisco.
Por Miguel Pérez Pichel
Fuente: ACI Prensa