Si quieres ser santo, Dios te dará los medios. Tú confía y abandónate en su amor
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“Sean santos, porque yo, Yavé,
Dios de ustedes, soy Santo”
Levítico 19
Idealizamos a los santos. Los pensamos como seres
humanos superiores, con superpoderes, alejados del resto de los mortales, por
su perfección.
Recuerdo de niño que me encantaba separarme de mi mamá para
recorrer la iglesia dominical y ver las imágenes de los diferentes santos que
la adornaban.
Me sentía feliz cuando encontraba en algún nicho a san
Francisco de Asís, mi santo preferido.
Nuestros santos de altares, canonizados por la iglesia,
fueron en sus inicios como nosotros, simples mortales, pecadores, con muchos
defectos.
Se propuso vencer el defecto que lo dominaba, su pésimo
temperamento, luchó contra él y llegó a ser conocido como el santo
de la amabilidad.
Fue tanto su cambio que Don Bosco llamó salesianos a su
congregación por este admirable santo que luchó contra sí mismo y venció por la
gracia de Dios.
Santos llenos de defectos
Dicen que san Alfonso María Ligorio era otro con un mal carácter
que logró dominar. San Agustín tenía muchas debilidades y fue un gran
pecador antes de su conversión.
Santa Teresita del Niño Jesús era terca a más no poder.
La lista es interminable. El gran san Pablo escribía:
“No hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. Aunque quiera
hacer el bien, es el mal el que me sale al encuentro”.
Romanos 7
No esperes ser diferente a ellos. Tienes debilidades, caes,
te levantas, pero también sé que eres“un santo en camino”.
Dios te quiere santo, santa.
Dios sabe cómo eres y aun así te llama a la santidad.
Es maravilloso saber de primera mano que cientos de personas
han sentido el llamado de Dios a la santidad, a cambiar sus vidas y tener un
propósito noble.
Cada vez que alguna persona me escribe contándome sus
anhelos de santidad, entre otros consejos edificantes les doy este que es muy
práctico, sencillo y está al alcance de cualquiera:
“Ve a una librería católica y pregunta por cualquier libro
que contenga las vidas de diferentes santos. Sobre todo, me encanta recomendar Historia
de un Alma de santa Teresita del Niño Jesús».
Lee sus biografías
Debemos conocer las vidas de los santos de nuestra Iglesia
católica. Los santos son, para mí, la mejor referencia de quien
desea escalar la montaña de Dios.
¿Por qué?
Es muy sencillo, porque ellos estaban llenos de defectos,
como tú y yo, lograron vencerlos. Fueron santos y nos pueden enseñar el
empinado y difícil camino para lograrlo.
Dios les bendijo con innumerables milagros que daban fe de
la presencia y las complacencias de Dios por sus esfuerzos, oraciones y obras
bondadosas.
Si quieres ser santo, Dios te dará los medios. Tú confía y
abandónate en su amor.
¡Dios te bendiga!
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia