Adam Rieger es un joven seminarista en la región canadiense de Alberta que durante años no creyó en Dios ni en la Iglesia y vivía como un hippie itinerante, haciendo autoestop y tocando la guitarra para mantenerse
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| Adam Rieger sigue tocando su guitarra en el seminario, pero ahora para orar y servir a Dios |
De familia católica, pero ateo desde la
adolescencia
Adam
Rieger se educó en una familia canadiense de cultura católica pero, afirma, "no es algo que influyera en
mi infancia".
"En el instituto me hice ateo. Desarrollé
esa idea de que la Iglesia
sólo intenta engañar a la gente, que no busca lo mejor", explica.
"Me
metí mucho en la música metal, el death
metal, llevaba pelo largo y tocaba en bandas. Formar
parte de la sinergia de una banda, tener 4 o 5 personas con un mismo latir de
corazón, tocando la misma canción, apoyándonos mutuamente, era embriagador", señala.
Viajar por el mundo, evitar la
"burbuja" del hogar
Al
terminar el instituto su vida cambió. Antes había llevado una vida bastante
delimitada con su estudio, su trabajo, su grupo de amigos local y su banda de
música metal. Pero tras el instituto fue a Japón con la idea de estar un par de
meses...y se quedó allí un año entero. Tras un año de gran ciudad y ancho mundo, en su pueblo de
Canadá se sentía atrapado. "Todos esperaban de mí volver a mi
pequeña burbuja y yo sentía una gran tensión".
Empezó
a hacer preguntas
profundas a algunos conocidos: ¿hay plenitud en esta vida? ¿Cuál es la mejor forma de
encontrar ese significado?
Sospechaba
que tenía que ver con viajar. Encontró información en Internet sobre el
autoestopismo... "y quedé fascinado, con esa idea, de total
libertad".
Se
dedicó al autoestopismo
viajando, meditando, con música, buscando tranquilidad... Con el
estilo de vida seminómada llegaba algo de ideología hippie, que implicaba
empezar a pensar en cosas "más amplias" que el simple disfrute: la naturaleza, la idea
anti-stablishment de que "no necesitamos gobierno, nos arreglamos
solos"... eso sí, todo "superrelajado".
El hippie que pide cosas al "Gran Universo
o lo que sea"
Como
nómada autoestopista se mantenía tocando la guitarra en las calles, pero eso da
sólo para 'ir tirando'.
"Cuando
te dedicas al autoestopismo siempre te das cuenta de que necesitas cosas. Mucha gente me recomendaba rezar para
conseguirlas. Así que yo simplemente rezaba y decía: 'ey, tú, Gran Universo o lo que
sea que haya, necesitaría un bocadillo porque tengo hambre'. Y en
cinco minutos venía una mujer, me tocaba en el hombro y me decía: 'tengo un bocadillo de sobra,
¿quieres?' Y yo me decía: 'increíble, esto es impresionante'.
Asegura
sonriente en su testimonio en vídeo en GrandInMedia.ca que sus oraciones eran así respondidas
"una y otra y otra vez".
"Aún
tenía una gran desconfianza en la Iglesia en esa época, pero estaba dispuesto a explorar la
idea de que existiera Dios o, como mínimo, un mundo espiritual",
señala.
El Tao Te Ching recomienda la humildad
Catherine Doherty (Kolyshkina, de
soltera) nació en la Rusia zarista en 1896 en una familia aristocrática, fue
enfermera en la Primera Guerra Mundial, después se empobreció al huir de la
Revolución Rusa. Desarrolló toda una espiritualidad sobre el desierto, la
pobreza y acogida que unía rasgos de la espiritualidad rusa y la católica. Los
centros de Madonna House buscan siempre acoger al necesitado con tiempo, escucha, amabilidad y oración.
A
Adam, acostumbrado a vivir con poco, más interesado en el trato humano que en
las cosas materiales, le gustó la gente del Marian Centre. Aquellos voluntarios y responsables tenían, dice, "lo
que yo buscaba", ese sentido de vida plena. "¿Cómo puede ser
que sean católicos?", se preguntaba.
Los sacramentos y un retiro
Tras
su segundo verano de autoestopista su
novia de entonces cortó con él.
"Supongo
que me di cuenta de lo
vacío que me sentía y una y otra vez el Marian Centre venía a mi
mente. Y pensé: vale, supongo que es una señal, me iré allí".
Esta
vez empezó a ver que lo que alimentaba la alegría y vida espiritual de la gente
de Madonna House eran los
sacramentos, la Eucaristía, que les hacía capaces de amar y aceptar a tanta
gente.
Las
comunidades de Madonna House celebran de vez en cuando retiros de un día que
llaman 'pustinia', la
palabra rusa para referirse al desierto. Adam
se apuntó a uno y en ese retiro sintió algo que le transformó.
"Tuve una repentina ola de amor,
abrumadora. No importaba en qué cosa pensara, todo lo que
experimentaba era amor hacia esa cosa. Recuerdo que en ese momento pensé en
Cristo. Era la primera vez
en mi vida que pensaba en Cristo y experimentaba amor. Tuve un afecto inmediato
hacia Cristo".
La confesión y el misterio de la Iglesia
Un
miembro del Marion Centre le recomendó ir a hablar con un sacerdote católico de
rito ucraniano. Adam fue allí haciendo autoestop, lo encontró y pidió
confesarse.
- No confío en la Iglesia, no confío
en vuestras enseñanzas ni en nada de eso -dijo Adam al sacerdote.
-
Adam, la Iglesia es tu
madre. ¡Deberías confiar en tu madre! - respondió el sacerdote con
firmeza.
"Y,
honestamente, desde ese momento nunca más he tenido un problema con la Iglesia. Es como si Dios hubiera sacado
todos los obstáculos. Fue un momento clave. Empecé a ver que la
Iglesia Católica no era lo que yo antes pensaba, no había visto antes su
corazón, lo que de verdad ofrecía", señala.
La llamada al sacerdocio y aprendiendo
del dolor
Ya
integrado en la Iglesia, yendo a misa, al rezar después de comulgar a menudo
pensaba: "ser sacerdote sería una vida buena". Sentía que quería
entregar su vida a Dios de alguna forma.
A
modo de peregrinación, dispuesto a aceptar lo que Dios le diera, fue caminando
a Combermere, Ontario, a la casa central del movimiento de Madonna House. Ese
viaje acabó físicamente mal, con una grave lesión en las piernas y dolor
crónico que le mantuvo en
cama un año, y otro en fisioterapia y otros 4 hasta que pudo caminar con cierta
normalidad. Ese dolor aún no ha remitido por completo.
Pero
para él fue una época de formación, la sensación de que Dios le reconstruía. Y
que hay una conexión entre
el sufrimiento y la oración, "una conexión muy sacerdotal, ofrecer
sacrificios por la gente. Esa experiencia me preparó para el
sacerdocio. Aún soy seminarista, en discernimiento, pero ¡fue increíble!".
¿Qué
le diría el Adam actual a aquel Adam joven y descreído? "Que hay una
Bondad que no puedes ni imaginar, hay Alguien tan hermoso, tan amoroso, que
cambiará toda tu vida. Jesús es el amado que trae la plenitud a nuestro
alcance".
Pablo J. Ginés
Fuente: ReL






