9 – Septiembre. Jueves de la XXIII semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio según san Lucas 6,
27-38
En cambio, a vosotros los que me
escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os
odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os
calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te
quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide,
dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como
queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien
solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen
lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de
cobrárselo. Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y
prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del
Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed
misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a
vosotros».
Comentario
Se ha dicho que el discurso de
las Bienaventuranzas es como un autorretrato de Jesús. Y de modo particular da
a conocer su corazón -el corazón del Hijo que todo lo ha recibido del Padre-
cuando enseña cual debe ser el modo de vivir de los que le siguen.
Si queremos llegar a ser hijos
del Altísimo tenemos bien claro el modelo: la misericordia, el perdón, la
mansedumbre y al amor incluso a los enemigos.En Jesús, especialmente en su
Pasión, resplandece de modo sublime esta actitud: la entrega silenciosa y
orante de su vida muestra con hechos su doctrina. También ahora, sentado a la
derecha del Padre, derrocha infinita misericordia con los pecadores y está
siempre dispuesto al perdón. Es el Hijo del Altísimo.
Pero, es muy alta la meta.
Parece como un ideal inalcanzable.
Jesús es el Camino, así se define
para nosotros. Y su Palabra no solo exhorta, consuela o transmite un mensaje,
sino que sobre todo es Gracia. Esta heroica conducta pedida a los discípulos no
es un imposible. Ha de ser recibida con fe, meditada en la fe, hecha propia,
convencidos de que todas las cosas son posibles para el que cree. Entonces,
seremos capaces de seguirle, de imitarle, de tenerle como referencia inmediata
en nuestra conducta diaria al relacionarnos con el prójimo, en la vida
familiar, en el trabajo, en la vida pública. Y transformaremos verdaderamente
este mundo, tan lleno de indiferencia y de enfrentamientos.
Antonio Martí
Fuente: Opus Dei