20 – Septiembre. Lunes. Santos Andrés Kim Taegon, presbítero, Pablo Chong Hasang, y compañeros, mártires
Misioneros digitales católicos MDC |
Evangelio según san Lucas 8,
16-18
Nadie que ha encendido una
lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone
en el candelero para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto
que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse
público. Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no
tiene se le quitará hasta lo que cree tener»
Comentario
La lectura de hoy, del evangelio
de Lucas, nos invita a adentrarnos en el símbolo de la Luz. De la palabra de
Dios como semilla, que el evangelista nos ha narrado en el pasaje anterior
(Parábola del sembrador 8,4-15), pasamos ahora a verla como luz. El texto
podemos dividirlo en tres sentencias que culminan en una advertencia:
Lo oculto que se conocerá un día
(8,17). Esta segunda sentencia nos habla de los secretos revelados. El
término ocultar, de acuerdo con la tradición judía, nos habla de los
misterios de Dios que aún permanecen ocultos y que serán revelados al final de
los tiempos. La luz no solo ilumina el camino, sino que tiene la capacidad de
penetrar en el corazón del ser humano y desvelar cómo responde a la palabra de
Dios.
Llamada a la escucha y una
advertencia (8,18). El tercer dicho comienza con un imperativo con el que se
exhorta a escuchar la Palabra correctamente. El énfasis de la sentencia se pone
en el contenido de la escucha y se invita a todo discípulo a adherirse al
mensaje, a la buena noticia del Reino. La consecuencia, a modo de advertencia
que viene a continuación, sobre el tener y perder nos dice que
la escucha de la Palabra y la aceptación del Reino se salen de la lógica
normal. La dinámica de la gracia y el don de Dios posibilita a todo hombre y
mujer a recibir el regalo de la Palabra, cuanto más se profundiza en ella, más
y más crece en nuestra vida. Sin embargo, aquel que pierde el regalo del
encuentro con Jesús se va quedando relegado. ¿Cómo es mi escucha? ¿Me
siento llamado/a a transmitir la luz de Jesús?
Fuente: Dominicos