Fundada por Frank Duff en Dublín, hoy cuenta con 10 millones de miembros o más
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De izquierda a derecha, Frank Duff, Edel Quinn y Alfie Lambe, todos en proceso de canonización |
La Legión
de María, presente en 168 países cumple cien años.
Con unos 10 millones de laicos integrantes, es uno de los mayores
movimientos católicos, reconocida por la Iglesia como Asociación
Internacional de Fieles.
Todo empezó el 7 de
septiembre de 1921 en Dublín, cuando un joven católico laico llamado Mark Duff,
devoto de la Virgen, organizó un encuentro de oración con otros fieles, para
servir a Dios y a los hermanos.
Frank Duff era un joven
que ofrecía alimentos a católicos necesitados para evitar que se pasasen al
protestantismo. También rezaba el rosario frente a una sede protestante.
Además, militaba en un
grupo llamado los Pioneros que con oración y abstinencia del alcohol de
por vida buscaban desagraviar al Sagrado Corazón de
Jesús por la lacra del alcoholismo en la isla. También conocía bien las
Conferencias de San Vicente de Paúl y tomó de ellas muchas ideas organizativas.
Algunos consideraban a Frank Duff “el loco del barrio”. Pero lo que empezó como un grupo en Dublín se extendió por todo el mundo.
Alfie (Alfonso) Lambe
extendió la Legión a América del Sur y Edel Quinn la llevó a África. Hoy está
especialmente extendida en Corea del Sur, Filipinas, Brasil, Argentina,
República Democrática del Congo... Frank Duff (1889-1980), Edel
Quinn (1907-1944) y Alfie Lambe (1932-1959) se encuentran en
proceso de canonización.
Una terminología que se inspira en las legiones romanas
Desde su origen, los
grupos de la Legión de María utilizan una terminología y simbología inspirada
en la organización de las antiguas legiones romanas. Así, el grupo básico
se llama praesidium ("fortaleza", en latín), por lo
general integrado en una parroquia.
"Cada miembro se
compromete a realizar un trabajo apostólico semanal que se hace de dos
en dos, enviados por el praesidium. Cuenta con el apoyo de
socios auxiliares, que se asocian realizando un compromiso de oración ofrecido
a María para que ella lo reparta según su voluntad", explica Conso
Tello, presidenta de la filial (el senatus) de Madrid.
“La Legión es como una
familia, y recibes mucho más de lo que aportas”, explica Conso Tello. “Me ha
enseñado a ser más Iglesia, a comprometerme con su obra evangelizadora y
a valorar la Verdadera Devoción de la Virgen María.”
El tratado escrito por San Luis María Grignion de Montfort es una de las obras
de referencia en la espiritualidad legionaria. Conso Tello y su marido
Javier de Frutos llevan casi 50 años en la organización.
Espiritual y social
Javier subraya la
formación espiritual que ha recibido a lo largo de décadas, y destaca
especialmente el cambio en su vida que ha provocado el darse a los demás. “El
contacto con los que sufren me ha ayudado y enriquecido muchísimo. Antes
vivía una vida para mí, y gracias a la Legión me di cuenta de lo que es
compartir. No sé el bien que yo les habré hecho, pero sé que ellos a mí,
muchísimo”.
Rezar el Magníficat une a sus 10 millones de miembros
Para Federico, un
profesor de 70 años de Valencia, recién jubilado, el sentido comunitario de la
Legión de María es una de las claves del éxito del apostolado.
“Todos, al ser Iglesia,
formamos una comunidad, y en esa comunidad hay que dar a Cristo como nos lo da
María en el Magnificat”. Esta oración, explica, “es la
cadena que une a todos los miembros de los 168 países en que está implantada la
Legión”.
Federico lleva media
vida en la Legión. Uno de sus recuerdos más vivos es el de acompañar junto al
lecho las últimas horas de un hombre que agonizaba sin familia ni amigos.
“Él era musulmán. No
tenía a nadie. Conforme se acercaban sus últimos momentos, me
pidió que le hablara de la Virgen. Lo hice, y de Jesucristo. Pasó la hora, y
cuando volví, había fallecido”, explica.
Una actitud proactiva y de servicio
A los legionarios se les
pide una actitud proactiva. Desde Madrid, Javier lo explica así: “Si no
aceptas el compromiso apostólico para salir al encuentro de la persona, de los
alejados de la fe, no puedes estar en la legión. Un católico de hoy no
puede conformarse con pertenecer a la Iglesia sin comprometerse con los de
fuera”.
María Jesús Zúñiga es la
presidenta del senatus de Yucatán, en México. Explica que ella recibió de la
Legión de María un conocimiento profundo de la fe, la presencia de Dios y de
María. “Se debe tener voluntad de servir, luchar para ser humilde y
obediente y crecer con la participación en los sacramentos, la oración
y el estudio de la palabra de Dios”.
"A la gente le da miedo entrar por la responsabilidad"
Durante sus 37 años en
la Legión, Federico, el profesor de Valencia, ha pasado por todo tipo de
misiones y apostolados. “Cárceles, el barrio chino, homosexuales, personas sin
hogar, hacer frecuentar la Iglesia a personas alejadas…” enumera.
Por la dificultad de su
apostolado, considera que la Legión “es un movimiento con mucho peso y poco
vuelo. Mucha gente no está preparada para estos trabajos, tratamos
problemas y situaciones muy graves, y eso hace que a la gente le de miedo
entrar, la elevada responsabilidad”.
A las dificultades
propias de este apostolado se suma la complejidad de mejorar la estrategia de
un movimiento tan grande y con tantos años.
“En estos tiempos, la
mayoría de las personas van corriendo para todo y se dejan lo esencial, como la
oración, la participación diaria en la misa”, añade María Jesús desde Yucatán.
“Si mejoramos eso, con fe firme y dispuestos a dar testimonio, si María ve
disposición de sus legionarios, le serán sus instrumentos”.
“Le doy gracias a Dios y
a María de vivir y estar presente en estos 100 años de la Legión. Es algo que
no se olvidará” destaca María Jesús, feliz de celebrar el aniversario
“del ejército de la Reina del Cielo”.
En Madrid, Conso Tello
explica que después de 30 años dedicados a la Legión, Conso celebrará el
Centenario haciendo lo mismo que cada semana: ayudando y tratando a
chicas atrapadas en la prostitución para que se sientan “queridas y escuchadas”.
Dificultades y desafíos
Javier Frutos expone uno
de los aspectos que se disponen a implementar en Madrid para mejorar su forma
de darse a conocer, y destaca la necesidad de las familias de recuperar
su sentido religioso. “Antes tener un hijo sacerdote era un honor.
Hemos perdido muchos valores en la Iglesia, y si falla la vida familiar, un
joven no se podrá plantear ni su vocación ni otro tipo de compromisos
apostólicos como es el caso de la Legión de María u otros”.
“Las dificultades
debemos superarlas y que el miedo no nos paralice, escuchemos al Espíritu Santo
que nos irá indicando diversos caminos y en ellos, María, nuestra Madre, nos
acompaña, animándonos a vencer obstáculos”, añade Conso.
Federico, desde
Valencia, señala con esperanza las vocaciones y matrimonios que surgen
de su apostolado. Antes de marchar a los actos de celebración, se
despide como empezó, explicando una experiencia de conversión.
Fuente: ReL






