Como consecuencia, “se busca la fe de manera inmediata, con el único interés de obtener resultados personales”
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| El Cardenal Tempesta. Foto: Congreso Eucarístico Internacional Budapest |
El Cardenal Joao Tempesta, Arzobispo de
Río de Janeiro, advirtió que la “mentalidad mundana y funcionalista de los
tiempos actuales” está penetrando la vida religiosa, y advirtió de las
consecuencias negativas de ese error, que pueden llevar a un Dios sin Cristo,
un Cristo sin Iglesia y una Iglesia sin fieles.
El Arzobispo se expresó así en la
catequesis que pronunció este lunes 6 de septiembre en el Congreso
Eucarístico Internacional que se está celebrando en la ciudad
de Budapest, capital de Hungría.
El Cardenal Tempesta dividió su catequesis
en tres partes. La primera centrada en “la correspondencia entre el deseo del
corazón humano por Dios y la gratuidad del deseo de Dios por el hombre que,
despojándose de su majestad, se hizo uno de nosotros”.
En la tercera parte, el Cardenal
identificó, “como síntesis perfecta del amor eucarístico en acción a María, la
madre de la Iglesia. Su perfecta comunión con Cristo manifiesta en el drama de
la vida diaria, su identificación con la divina misericordia”.
El Cardenal llamó la atención sobre el
hecho de que “son muchos los que viven en situación de necesidad. Carencias
material, moral y espiritual caracterizan la inmensa pobreza la cual nos
encontramos y que estamos llamados a enfrentar, respondiendo al llamado del
Señor que nos pide: ‘Dadles vosotros mismos de comer’”.
También lamentó que “parece que al hombre
moderno que la sed y el hambre que traen dentro de sí pueden saciarse con el
consumismo”.
“Personas y cosas son, por ello,
consumidas como objetos de un individualismo exagerado que, en vez de saciar,
aumentan más la angustia, provocando desórdenes y desequilibrios en el mundo”,
explicó.
Por el contrario, Jesús expresa en varias
ocasiones “su sed por el corazón humano”. El Cardenal Tempesta citó, en
concreto, dos: la primera cuando le pide a la samaritana junto al pozo que le
dé de beber. Y la segunda, en la Cruz: “Tengo sed”.
De esa forma, “el Señor manifiesta su
protagonismo en la relación con el ser humano. En el encuentro de esta sed,
expresión de la Misericordia de su corazón, con la sede del corazón humano,
hecho para Dios, brota una transformación emanada de la correspondencia
original que desborda en testimonio: ‘Muchos samaritanos de aquella ciudad
creyeron en Jesús por la fuerza del testimonio de aquella mujer’”.
De esta forma, “esta mentalidad
mundana y funcionalista de los tiempos actuales, termina penetrando la
expresión religiosa”. Como consecuencia, “se busca la fe de manera
inmediata, con el único interés de obtener resultados personales”.
Es, recordó, la advertencia que con
frecuencia realiza el Papa Francisco contra la tentación del Pelagianismo,
adaptado a los tiempos de hoy, tratando de adaptar la gracia divina a las estructuras
humanas.
El resultado es un gnosticismo “que
prefiere un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia y una Iglesia sin pueblo”.
Todo ello, “termina reduciendo la vida de
la Iglesia en una pieza de museo o en una propiedad de pueblos que no es
atractiva porque no es capaz de satisfacer los deseos de los corazones
humanos”.
Por Miguel Pérez Pichel
Fuente: ACI Prensa






