La Fuerza Aérea Española abandonó el pasado 31 de agosto la misión de Policía Aérea en el Báltico (BAP) encomendada por la OTAN
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| Los militares españoles junto a la cruz ofrecida por la Fuerza Aérea en la Colina de las cruces |
Desde el 30 de abril
pilotos españoles al mando de siete Eurofighter del Ala 14 vigilaron las
fronteras bálticas ante posibles intrusiones rusas. Ahora han sido relevados
por los F-16 de Dinamarca y Portugal, que pasan a liderar esta misión de alerta
de reacción rápida.
Sin embargo, los
militares españoles no quisieron despedirse de su misión en Lituania sin
visitar la Colina de las Cruces, donde la Fuerza Aérea Española dejó
allí una gran cruz con la bandera española en señal de su apoyo al pueblo
lituano.
Con este acto en
un lugar simbólico para el pueblo lituano y que muestra su
herencia cristiana quedaba concluida la rotación de estos pilotos del Ejército
del Aire en esta misión.
Experimentó un auge
en el siglo XIX cuando en una rebelión campesina contra el Zar, éste no
permitió a las familias honrar a sus muertos. Colocaron cruces en su honor pese
a la oposición de las autoridades. Poco a poco el número de cruces y el tamaño
de éstas iban creciendo paulatinamente.
Sin embargo, este
ejemplo de resistencia se mostró de manera más clara durante la ocupación
soviética y la represión del régimen comunista hacia los cristianos.
Cuando Lituania fue anexionada a la URSS la colina de las cruces ya era
un lugar sagrado para los lituanos. Miles de cruces llenaban la
pequeña montaña.
La Unión Soviética no
podía permitir que la cruz brillase por lo que se empeñó en destruir cualquier
atisbo de cristianismo. Y esta colina representaba un desafío a su
poder y un problema de orden público.
En aquel momento, la
URSS deportó a una quinta parte de los lituanos a Siberia e instauró
un férreo sistema ateísta que pretendía arrancar la fe del alma de este pueblo.
Por ello, los lituanos se agarraron a la fe y convirtieron esta colina como un
signo de su lucha por conservar lo más profundo de su ser.
Pese a la ocupación
soviética y la prohibición de colocar cruces, poco a poco la colina iba
teniendo cada vez más. De noche y de manera sigilosa conseguían
colocarlas en aquel lugar sacro.
La KGB, irritada ante
esta manifestación de fe decidió el 5 de abril de 1961 arrasar con el
lugar. Aquel día bulldozers soviéticos destruyeron todas las cruces.
Las de madera fueron quemadas, las de metal se utilizaron como chatarra y las
de piedra fueron troceadas y enterradas. Con esto creían que habían vencido
pero se equivocaron y mucho.
Siempre aparecían más cruces
Para gran sorpresa de la
inteligencia soviética a la mañana siguiente una especie de milagro había
ocurrido. La colina volvía a amanecer repleta de cruces. Los lituanos
volvieron de noche y de manera cuidadosa y sigilosa plantaron de cruces la
colina.
Ni las amenazas ni las
detenciones pudieron parar esta motivación de los católicos lituanos. Sin
embargo, la URSS no se dio por vencida y volvió a arrasar varias veces
el lugar. Pese a estar custodiado por el Ejército y agentes de KGB, la
colina amanecía de nuevo repleta de cruces.
Ante estos inesperados
fracasos, las autoridades soviéticas probaron con otras estratagemas. En una
ocasión las destruyeron alegando la falta de valor artístico, en otras
alertaron de varias epidemias en la zona que impedían acercarse a las colinas e
incluso llegaron a bloquear las carreteras.
En vano. No
pudieron apagar la manifestación de fe del pueblo lituano. Cada vez que
las cruces eran destruidas, aparecían más; cuando el Ejército bloqueaba los
accesos inexplicablemente los vecinos se las ingeniaban para introducir enormes
cruces en el lugar. Incluso, la URSS en 1978 trató de anegar de agua el lugar y
hundirlo acabando así con la colina. Tampoco lo consiguieron.
La KGB se da por vencida
El culmen de esta
expresión de fe se produjo en 1979 cuando un sacerdote se atrevió a
desafiar al régimen comunista y fue en procesión hasta allí junto a toda la
parroquia.
Finalmente, la
KGB se dio por vencida y dejó en paz la colina de las cruces pues su
odio a la fe alimentaba aún más el amor a Cristo de los lituanos. Así, el lugar
descansó tranquilo hasta la caída de la URSS, lo que supuso el fin de la
tiranía convirtiendo este lugar en el gran santuario de Lituania.
Miles de cruces de todos
los tamaños y tipos permanecen allí. Por los mártires, por familiares, por
intenciones o simplemente como agradecimiento a Dios. Las hay de todos los
tipos y tamaños. Las que van de varios metros de altura a las que
apenas suponen un par de centímetros.
La visita de Juan Pablo II
En 1993 el Papa
Juan Pablo II visitó este lugar y lo dio a conocer al mundo entero. Quedó
impresionado por esta enorme manifestación de fe y conmovido al hallar una gran
cruz clavada en 1981, en plena dictadura, tras sufrir el atentado y que tenía
inscrito: “Cristo ten piedad del Papa, Lituania te lo suplica de rodillas”.
Tras volver a Roma de
este viaje dijo en la Audiencia pública que “el encuentro en la colina de las
cruces fue una experiencia conmovedora. Ese lugar nos recuerda que
continuamente el hombre ‘completa lo que falta a las tribulaciones de Cristo’, según
las palabras de San Pablo. Después de esa visita, a todos nosotros nos parecía
más clara la verdad que expresó el Concilio Vaticano II, a saber, que el hombre
no puede comprenderse profundamente a sí mismo sin Cristo y sin su cruz".
Tan impresionado quedó
Juan Pablo II con esta visita que un año después durante una visita a un
monasterio franciscano en Italia, el Papa alentó a los hermanos a
construir un monasterio en la colina de las cruces. En 2000 quedó
consagrado y allí hay ahora un noviciado y una casa de retiro.
Javier Lozano
Fuente: ReL






