Monseñor Reig Pla realiza un análisis muy interesante sobre la sociedad y la Iglesia
Monseñor Reig Pla |
El obispo de Alcalá de Henares, monseñor Reig Pla,
ha publicado una extensa pero también certera carta pastoral titulada Caminar juntos siguiendo fielmente a
Cristo y a la Iglesia. En ella hace un repaso a la situación
de la sociedad y de la Iglesia, de los ataques que viven las familias
cristianas y las armas que éstas deben portar para defenderse, y que en el
fondo repercute en el bien de la propia Iglesia.
“Si tuviéramos que resumir el diagnóstico establecido sobre la
sociedad española, la situación eclesial y la transformación de la familia,
habría que decir que de lo que se trata es de una crisis espiritual profunda y de una decadencia moral derivadas
de la censura de Dios y de la pérdida de la fe”, explica el obispo complutense.
Dos problemas
identificados
Es más, el obispo de Alcalá está convencido de que esta crisis
viene provocada desde dos ámbitos, uno extraeclesial y otro en el seno de la
Iglesia. Se trata de la “censura de Dios que produce la secularización y el silencio en la Iglesia de lo
sobrenatural”.
Por tanto, este “eclipse de Dios” provoca un embotamiento de la
razón que le impide afrontar la
verdad mientras “es asaltada por el emotivismo”, que según monseñor Reig
“sólo tiene dos dogmas laicistas: el utilitarismo y el hedonismo”. Es decir, un
hombre que “sólo está pendiente de sus intereses, de sus deseos y de cuanto le
proporciona gusto y placer”.
De este modo, en la carta pastoral también destaca que “nuestros niños, adolescentes,
jóvenes y, a su modo, los adultos, están atrapados en todas estas redes del
pensamiento único, de carácter totalitario, que les llega a través de una
sociedad mediática y digital que pone en sus manos los teléfonos móviles
inteligentes y toda clase de antenas para modelar sus criterios, dirigir sus
deseos, estimularlos y crear espacios para la emoción y el consumo incluso del
propio cuerpo”.
Cuidado con la
"mundanización"
Por ello, cree que es necesario desde la infancia “ambientes donde florezca la
virtud y donde encontrar espacios de comunión, de formación, de belleza, de
expresión de la fe y de una cultura que abarque todas las dimensiones de la
vida”.
El obispo Reig destaca el “contraste” que existe “entre la
mentalidad del mundo y la vida de fe”, por lo que alerta de la “mundanización”, del “acomodarse a la
mentalidad del mundo con todas sus ideologías”, una “tentación que hay que
superar”.
Ante esta situación, alerta de que los más jóvenes necesitan
“aprender a amar y necesitan de sus padres, de educadores y maestros que les
sepan guiar en el camino de la vida cristiana mediante el fomento de las
virtudes y necesitan ambientes en los que se visibilice el vivir cristiano y la
cultura cristiana. La
familia, las parroquias, las comunidades y los movimientos están llamados a
ofrecer estos ambientes que idealmente tendrán que ser ayudados por
los centros educativos”.
En España se ha legalizado la eutanasia, se quiere ampliar el
aborto, hay leyes de ideología de género, se pretende legislar a favor de la
transexualidad incluso de menores, y ha salido adelante una ley de educación
claramente adoctrinadora.
Crear comunidades
cristianas y familias unidas
Reig Pla pone un ejemplo claro para definir lo que está pasando:
“en un tiempo pasado las ciudades estaban amuralladas para defenderse de los
enemigos. Con el paso del tiempo las murallas desaparecieron y fueron
sustituidas por las leyes que custodiaban los bienes de las personas y de las
familias. Hoy, sin embargo, las
leyes se han convertido en brechas que dejan pasar a los enemigos, quienes
además no tienen que llamar a las puertas de las casas porque se cuelan a
través de los móviles inteligentes, con las pantallas y las redes sociales de
una sociedad potentemente mediática y digital”.
“Ante esta batalla cultural, que tiene tantas cabezas y afecta a
las mismas instituciones sociales y a los partidos políticos, es necesario
aprender a vivir en la resistencia a tantos embates. Organizar la resistencia
en el bien y la verdad requiere de mentes creativas que salvaguarden la
Tradición y sepan presentarla como alternativa. Además, se necesita contar con
plataformas que custodien el bien de las personas y generen una cultura que
sostenga el edificio de la vida cristiana. Entre estas plataformas son imprescindibles la familia cristiana
y la comunidad", agrega monseñor Reig.
Precisamente es en el seno de las familias donde “puede florecer
–añade el obispo- el sujeto cristiano dispuesto a amar dando la vida por el
otro”. Sin embargo, recalca con énfasis que “estas familias cristianas y estos
nuevos sujetos cristianos necesitan a su vez del hábitat de la pequeña
comunidad que se va formando con el Catecumenado. Si no es así, la respuesta a
una cultura hedonista invasiva no se hace posible. Con ello, lo que quiero decir
es que las familias deben
agruparse entre ellas, generar pequeños grupos y comunidades donde se cree un
ambiente propicio para la educación en el amor. Gracias a Dios hoy son
muchos los caminos que se ofrecen a las familias para crecer en el amor y educar
en el amor”.
En su opinión, es imprescindible la ayuda de otras familias para
sostenerse en el combate de la fe y ayudarse en la tarea educativa.
Es precisamente en este punto donde Reig pone el acento con más
fuerza y lo primero “para organizar “la resistencia ante los ataques de una
cultura antifamiliar y que quiere destruir la familia, es ponerse en oración,
invocar la asistencia del Espíritu Santo, unirse a otras familias y desde las
parroquias y los movimientos crear
‘unidades de resistencia’, pequeñas ‘comunidades cristianas’ como oasis en el
desierto”.
Y aquí une también como muy necesarias “las iniciativas de los
padres para ayudarse en la tarea educativa, buscar y crear colegios adecuados para formar sin
desmerecer la fe cristiana y dispuestos a generar cultura cristiana”.
La Palabra y la Eucaristía
como centro
En un mundo cada vez más urbano, individualista y anónimo, para
Reig “las comunidades dan
rostro humano a las relaciones humanas y cristianas. Son además el
espacio adecuado para la comunicación y comunión de hermanos que comparten una
misma fe y siguen juntos un proceso de conversión y de madurez de la vida
cristiana”.
En esta comunidad cristiana que reivindica tanto en su carta
pastoral el centro “es, a la vez, la Palabra de Dios y la Eucaristía”, pues “escuchando la Palabra y celebrando
la Eucaristía se va edificando un pueblo que ha personalizado la fe, que ha
dejado entrar la acción de Dios y su gracia en su vida personal, familiar y
profesional. La comunidad cristiana, en comunión con los sacerdotes y el
obispo, es en definitiva la respuesta a este mundo desequilibrado y a esta
sociedad que nos ha tocado vivir”.
“Con el tiempo, de estas comunidades dispuestas a afrontar la
edificación de las familias cristianas, replantear la educación de los niños,
adolescentes y jóvenes, y abordar la promoción de una cultura cristiana, surgirán personas para
liderar propuestas de cambio en las instituciones sociales y en el ejercicio de
la llamada ‘caridad política’”, afirma convencido el obispo de Alcalá de
Henares.
Precisamente, en este punto el prelado destaca que “el drama
actual en el ámbito social y político en España es la falta de líderes e instituciones católicas dispuestos a afrontar
una renovación social que alcance el mundo de la empresa, el trabajo,
las instituciones educativas, la cultura, las ciencias, las artes, los medios
de comunicación y el ámbito de la política”.
“Cuando hablamos de regenerar el sujeto humano, no podemos
detenernos, como hemos dicho, en la familia y la comunidad cristiana.
Ambas necesitan el referente de las instituciones sociales y de la
política para lograr una coherencia con el desarrollo de todos los bienes de la
persona que entran en juego en las relaciones sociales: la educación, el
trabajo, la información, la justicia, la seguridad, la paz, etc. Es el campo propio de la Doctrina
Social de la Iglesia”, añade.
Puede leer aquí completa la carta
pastoral de monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá
Javier Lozano
Fuente: ReL