Saberse pequeños, saberse necesitados de salvación, es indispensable para acoger al Señor
Imagen referencial. Papa Francisco en el Ángelus. Foto: Vatican Media |
Antes del rezo del Ángelus dominical de
este 3 de octubre, el Papa Francisco destacó que el primer paso para estar
cerca de Dios es el reconocerse pequeños, necesitados, para abrir el corazón y
descubrir el verdadero sentido de la vida.
Reflexionando en una parte del pasaje del Evangelio de
San Marcos de la liturgia de este domingo, el Santo Padre señaló que “el
discípulo no solo debe servir a los pequeños, sino que también ha de
reconocerse pequeño él mismo” por lo que preguntó: “¿cada uno de nosotros
se reconoce pequeño delante a Dios? Pensemos, nos ayudará”.
“Saberse pequeños, saberse necesitados de salvación,
es indispensable para acoger al Señor. Es el primer paso para abrirnos a Él.
Sin embargo, a menudo nos olvidamos de esto. En la prosperidad, en el
bienestar, vivimos la ilusión de ser autosuficientes, de bastarnos
a nosotros mismos, de no tener necesidad de Dios. Hermanos y hermanas esto es
un engaño, porque cada uno de nosotros es un ser necesitado, cada uno de
nosotros es un pequeño, debemos buscar nuestra pequeñez y reconocerla, y allí
encontraremos a Jesús”, advirtió el Papa.
“Ahí, en la necesidad, maduramos; ahí abrimos el
corazón a Dios, a los demás, al sentido de la vida. Abrimos los ojos a los
otros, cuando somos pequeños abrimos los ojos al verdadero sentido de la vida”,
añadió.
De este modo, el Papa aconsejó que “cuando nos
sintamos pequeños ante un problema, pequeños ante una cruz, una enfermedad,
cuando experimentemos fatiga y soledad, no nos desanimemos. Está
cayendo la máscara de la superficialidad y está resurgiendo nuestra
radical fragilidad: es nuestra base común, es nuestro tesoro, porque con Dios
las fragilidades no son obstáculos, sino oportunidades”.
Por ello, el Santo Padre dijo que “una bonita oración
sería esta: ‘Señor, mira mi fragilidad’ y enlistarlas delante a él, esto es una
buena actitud delante a Dios” porque “de hecho, precisamente en la
fragilidad descubrimos cuánto nos cuida Dios”.
En este sentido, el Papa recordó que en este pasaje
del Evangelio describe que Jesús es muy tierno con los pequeños: “los abrazó
y los bendijo, imponiéndoles las manos” por lo que indicó que “las
contrariedades, las situaciones que revelan nuestra fragilidad son ocasiones,
ocasiones privilegiadas para experimentar su amor”.
“Lo sabe bien quien reza con perseverancia: en los
momentos oscuros o de soledad, la ternura de Dios hacia nosotros se hace -por
así decir- aún más presente. Cuando nosotros somos pequeños,
sentimos más la ternura de Dios. Esta ternura nos da paz, esta ternura
nos hace crecer. Porque Dios se acerca con su estilo de cercanía, compasión y
ternura. Cuando nosotros nos sentimos ‘poca cosa’ por cualquier motivo, el
Señor se acerca más, lo sentimos más cercano, nos da paz, nos hace crecer”,
explicó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre subrayó que “en la
oración, el Señor nos abraza como un papá a su niño. Así nos hacemos
grandes: no con la ilusoria pretensión de nuestra autosuficiencia,
sino con la fortaleza de depositar en el Padre toda esperanza. Justo como hacen
los pequeños, hacen así”.
“Pidamos hoy a la Virgen María una gracia grande, la
de la pequeñez: ser niños que se fían del Padre, seguros de que Él nunca
deja de cuidarnos”, concluyó el Papa.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa