18 – Octubre. San Lucas, evangelista
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Evangelio según Lucas 10,
1-9
En aquel tiempo, Jesús designó a
otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos
los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y
los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe
trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en
medio de lobos. No lleven ni dinero ni morral ni sandalias y no se detengan a
saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz
reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de
ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban
de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de
casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les
den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino
de Dios’.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
“Cuando envía a los setenta y dos
discípulos, Jesús les da instrucciones precisas que expresan las
características de la misión. La primera ―ya lo hemos visto―: recen; la
segunda: vayan; y luego: no lleven bolsa o alforja ...; digan: “Paz a esta
casa” ... permanezcan en esa casa ... No vayan de casa en casa; curen a los
enfermos y díganles: “El Reino e Dios está cerca de ustedes”; y, si no les
recibieran, salgan a las plazas y despídanse (cf. vv. 2-10). Estos imperativos
muestran que la misión se basa en la oración; que es itinerante: no está
quieta, es itinerante; que requiere desapego y pobreza; que trae paz y
sanación, signos de la cercanía del Reino de Dios; que no es proselitismo sino
anuncio y testimonio; y que también ante el posible rechazo requiere la
franqueza y la libertad para hacer notar la grande responsabilidad que implica
haber rechazado el mensaje de salvación, pero sin condenas ni maldiciones”.
ÁNGELUS 7 de julio de 2019.
Vatican News