Muchas feministas pro-aborto han abortado ellas mismas y arrastran esa herida
Marcada por un agudo síndrome postaborto, Olivia Gans Turner se entregó a la lucha por la vida desde la American Victims of Abortion. |
Cuando Olivia
Gans Turner quedó embarazada de forma inesperada en 1981, el aborto ya era
legal en los Estados Unidos. La convencieron de que la aspiración y succión del feto sería
la solución a su problema, y ella lo creyó. Cuarenta años después, la directora de la Americans
Victims of Abortion cuenta que “toda madre que ha tenido un aborto tiene una historia”. Ella
cuenta la suya.
Presionada para abortar,
sin conocer los riesgos ni otras alternativas
En 1981 Olivia estaba terminando sus estudios en la universidad.
La polémica sentencia judicial de Roe Vs. Wade que
legalizaba el aborto en EEUU había sido aprobada 8 años atrás.
“Me dijeron
en multitud de ocasiones que era inmadura y tonta por no abortar”.
Cuando dudó, los empleados se adelantaron, y ya no hubo marcha atrás. Estaba de doce semanas de
embarazo.
“Lo que siguió a continuación fueron años de justificación por un acto que nunca resolvió nuestro
problema [el de todas las mujeres que han abortado], y que nos
prometieron que sería el más inteligente”, cuenta a National
Right to Live News.
Pasados 40
años, Olivia no ha olvidado su aborto, ni podrá hacerlo nunca.
Pero su justificación acabó pronto.
Dos años después, organizó
uno de los primeros grupos de apoyo post-aborto en Nueva York, y desde
1985 dirige la Americans
Victims of Abortion, organización dedicada a transmitir la
verdad sobre el aborto y el síndrome post-aborto a través de los medios de
comunicación.
El Síndrome postaborto:
"Demasiado difícil de verbalizar"
Con motivo de las recientes marchas por la despenalización total
del aborto que han sacudido el continente americano, Turner ha reflexionado
sobre las motivaciones de "muchos
de los asistentes" que, como ella, probablemente habrán practicado abortos o ayudado a otros a
realizarlos.
“La mayoría
permanecerá en silencio, porque el secreto es suyo, y es demasiado difícil de
meditar y verbalizar”, explica. “Pasarán muchos años de sus vidas tratando
de racionalizar una decisión que nunca olvidarán, y que cambió sus vidas para
siempre”.
“Porque toda mujer
que ha abortado, tiene una historia”, explica.
“A unas mujeres se les dijo que la mejor respuesta que nuestra sociedad tiene para ellas es
pagar a alguien para que mate a su bebé en el útero. Otras son
adolescentes que se enfrentan a sus padres avergonzados, que quieren creer que el aborto es fácil de
olvidar. También hombres que no quieren la responsabilidad de la
paternidad, o mujeres que se convencían de que su bebé nacería con importantes
problemas de salud”, enumera.
“Una vez que nos
convencemos a nosotros mismos de que el aborto es la respuesta”, explica,
“duele demasiado afrontar la realidad de los hechos: que nuestras vidas siguen
siendo las mismas después, solo que sin ese hijo”.
Mujeres dolidas que necesitan el perdón
Por eso, cuando Olivia observa las miles de mujeres que durante
las últimas semanas han tomado las calles exigiendo el acceso libre al aborto,
solo ve “décadas de dolor y
heridas que aún sangran y gritan”.
Explica que, a pesar de la realidad de que quienes supuestamente las querían
las empujaron hacia el aborto, o que los médicos y el personal les mintiera
sobre el dolor y los problemas futuros, se suponía que, pese a todo, la prueba
sería fácil de olvidar. Pero nunca era así.
“Los gritos son un
intento de expresar el dolor y exigir la comprensión de por qué hicieron lo que
hicieron, de por qué el aborto fue la respuesta al `problema´ que tenían”.
“Cuando les
dijeron que estar embrazada era el problema y solo ofrecieron el aborto como
respuesta, estas madres aún en duelo siguieron exigiendo que alguien las
entendiese, a ellas y a los miedos que todavía cargan desde entonces”.
Décadas después, observa en las concentraciones masivas proaborto
a varias generaciones de mujeres han crecido para creer que el embarazo es el
problema y el aborto es la respuesta.
¿Cómo tratar a las
activistas proaborto?
“Nuestra mejor
respuesta es rezar, tener un pensamiento esperanzador de que estas mujeres
dolidas encontrarán ayuda, y darnos cuenta de que la muerte de nuestros bebés no hizo más que continuar con la
opresión de las mujeres”, explica.
Por ello, Turner aboga por que los provida muestren una actitud
compasiva y agradable con los defensores del aborto.
“Lo más poderoso que tiene una persona provida en su caja de
herramientas son sus oídos”, explica. “Todo partidario de la vida puede
memorizar la evolución del feto, y debería hacerlo. Pero escuchar realmente y no solo dar
una respuesta es el primer paso para abrir la puerta a la comunicación”
Turner añadió que en lugar de discutir, los provida deberían buscar entender y
responder con compasión a la situación de la mujer que defiende el
aborto, ya que podría estar lidiando con alguna circunstancia cercana al
aborto, de un familiar o incluso de ella misma.
Por ello, continúa, “en lugar de enfadarnos con estos corazones
endurecidos agitando carteles y gritando su dolor, recemos y pensemos en cómo
la industria del aborto ha traicionado tanto a las mujeres como a sus hijos”.
Fuente: ReL