26.11.21

EVANGELIO DEL DÍA

 26 – Noviembre. Viernes de la XXXIV semana del Tiempo Ordinario

Misioneros digitales católicos MDC

Evangelio según san Lucas 21, 29-33

Y les dijo una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 

Comentario

El Evangelio nos relata cómo el Señor tomaba pie de los campos de trigo que contemplaba, listos para la cosecha, para hablar a los suyos de esa otra recolección de amor que iba a darse con la Redención.

Podemos aprovechar la luz que Dios nos da al contemplar las circunstancias que nos rodean y la naturaleza, para escuchar lo que Dios quiere decirnos o para abrir un diálogo con Él al caminar por la calle, por el campo o junto al mar. Forma parte de la contemplación cristiana ver la mano de Dios en las cosas creadas y en las circunstancias de la vida.

La palabra de Dios es eterna y veraz. En su Sabiduría tiene todo delante de su mirada: el pasado, el presente y el futuro. Cristo es la verdad y nosotros estamos llamados a vivir en Él. Todo se cumplirá tal y como el Señor ha dicho.

Vivir en la verdad supone no solamente rechazar toda hipocresía, toda mentira o falsedad, sino también procurar llevar una vida conforme a la verdad, costara lo que costase, y contribuir a que la sociedad se construya sobre este fundamento.

El diablo es el padre de la mentira e intenta continuamente que recurramos a ella para halagar nuestra vanidad, para quedar bien o para esquivar las dificultades, pero podemos rechazar esas insinuaciones con la humildad y la gracia de Dios, porque una vida edificada sobre la mentira no se sostendría, sería semejante a una casa edificada sobre arena.

La verdad, como nos dice el Señor en el Evangelio, nos libera (cfr. Jn 8,32) porque mediante ella se rompen las cadenas del pecado y alcanzamos el verdadero bien: la unión con Dios.

Miguel Ángel Torres-Dulce 

Fuente: Opus Dei


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