15 – Diciembre. Miércoles de la III semana de Adviento
| Diario de Navarra |
Evangelio según san Lucas 7, 19-23
Y Juan, llamando a dos de sus
discípulos, los envió al Señor diciendo: «¿Eres tú el que ha de venir, o
tenemos que esperar a otro?». Los hombres se presentaron ante él y le
dijeron: «Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que
ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”». En aquella hora curó a
muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les
otorgó la vista. Y respondiendo, les dijo: «Id y anunciad a Juan lo que
habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios
y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y
¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Comentario
En esa situación de desánimo,
Juan no se quedó inactivo. Continuó con su misión de señalar la presencia del
Ungido de Dios, pero en esta ocasión de una manera más sutil. De ahí que pida a
sus discípulos que vayan y le pregunten directamente a Jesús si es en Él en
quien deben de poner sus esperanzas: «¿Eres tú el que va a venir o esperamos a
otro?».
El Evangelio apunta que justo en
ese momento el Señor realizó muchas curaciones y prodigios. Así, aquellos dos
tuvieron una experiencia en primera persona de quién es Cristo y podrían decir
que habían visto y oído las maravillas que obra.
A Jesús no se le conoce
plenamente por referencias de terceros. No basta con leer algo sobre Él o
admirarse ante las bellas palabras que alguien más dice. Conocerlo es tener un
encuentro en primera persona con Él, a través de la oración y de los
sacramentos, especialmente la Eucaristía. Entonces nos damos cuenta de que nos
cambia la vida y de que vale la pena poner en Él nuestras esperanzas.
Rodolfo Valdés
Fuente: Opus Dei





