El historiador Francisco José Gómez, que acaba de editar una antología de la literatura navideña española, reivindica su profunda fuerza religiosa
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Francisco
José Gómez es historiador y es experto en Navidad. A esta fiesta dedicó su
‘Breve historia de la Navidad’ (que es
bastante exhaustiva en realidad). Y hace unos meses publicó la segunda entrega
de sus antologías ‘Cuentos de Navidad’, dedicadas a rescatar la importancia que
tuvo en la literatura española este subgénero literario; que fue cultivado por
todos los grandes nombres del siglo XIX y comienzos del XX.
Ha realizado una auténtica labor
de rescate y recuperación de textos en muchos casos olvidados, pero que
trasladan al lector a unas vivencias emocionales de las Pascuas; que hoy
todavía conservan muchas personas, pero que están cada vez más en desuso.
«El desinterés por el cuento navideño
clásico español forma parte del desplome de la cultura en nuestro país»,
explica Gómez. «Si quitas a los clásicos de los planes de estudio, para dar
prioridad a otros autores más contemporáneos, no estás alimentando el interés
por su obra. Y eso que hablamos de autores que han sido capaces de levantar
vida con sus palabras».
Acabar con la trascendencia
A su juicio, además, «todo lo
religioso está sufriendo un descalabro enorme, resultado de un interés
consciente». Y pone como ejemplo la práctica desaparición de belenes y motivos
religiosos navideños en la decoración de las televisiones durante esta época.
Incluso recuerda la más que discreta presencia del belén familiar en el último
Discurso de Navidad del rey Felipe VI.
«Se ha atacado a conciencia la
visión trascendente del hombre y el cuento de Navidad ha caído con ella. Se
quiere privar al hombre de su condición trascendente para que sea sólo un
animal político», asegura el historiador afincado en Burgos.
Y, sin embargo, estos cuentos
clásicos funcionan en muchas ocasiones como puentes de lujo para esa dimensión
espiritual. Y, además, nos remiten a un tiempo en el que los escritores eran
capaces de entender el marco simbólico de estos relatos; incluso si no eran
creyentes, como ocurre con Benito Pérez Galdós, que figura en la segunda parte
de la antología La noche de Navidad (Encuentro), que acaba de
publicarse, con dos relatos: «La mula y el buey» y «Rompecabezas», con
explícita presencia sobrenatural.
«Lo que distingue aquellos
tiempos de los nuestros es que entonces un escritor no creyente podía
escribir un cuento de Navidad respetando los códigos culturales cristianos«,
explica Francisco Gómez.
La niña muerta que jugaba con el
belén
Es el caso de Pérez Galdós, que
en «La mula y el buey» no sólo recrea el paso a la otra vida de una niña que
enferma y fallece durante las Pascuas, sin poder ver cumplido su deseo de que
el belén familiar se complete con las figuras de la mula y el buey.
Antes de ir al cielo, y
convertida en ángel invisible del que sólo se percibe el sonido de sus alas, se
recrea en jugar con belenes ajenos; va en busca de las piezas ansiadas, y
desordenándolo todo para desconcierto de los vivos.
Así lo narra Pérez Galdós: «Entre
el estupor que tal fenómeno producía, algunos pequeños reían locamente y otros
lloraban. Una vieja supersticiosa les dijo: – ‘¿No sabéis quién hace este
trastorno? Hácenlo los niños muertos que están en el cielo, y a los cuales
permite Padre Dios, esta noche, que vengan a jugar con los nacimientos’. Todo
aquello tuvo fin, y se sintió otra vez el batir de alas alejándose».
«Los cuentos navideños españoles
son realistas, lo que no quita para que puedan incluir la presencia de algún
milagro», explica Francisco Gómez. «Pero no son milagreros. Lo sobrenatural no
es un recurso sentimental para hacer que la gente llore. Son milagros
sencillos, que resultan tiernos y bonitos».
El «niño Jesús» malayo
La otra gran narradora del XIX,
Emilia Pardo Bazán fue una asidua cultivadora del género, al que dedicó un
libro completo de relatos. De él están extraídos los cuatro que la representan
en la doble antología: ‘Vida nueva’, ‘Jesús en la Tierra’, ‘La visión de los
Reyes Magos’ y ‘Página suelta’.
Este último es especialmente
memorable porque la escritora es capaz de hacer presente, vivamente, el
espíritu navideño en medio de un episodio bélico que enfrenta a soldados
españoles y combatientes filipinos.
En ‘Página suelta’, la Navidad se
abre paso primero como premonición de que otros compatriotas pueden estar en
peligro; lo que lleva a las tropas españolas a vencer su propio cansancio para
intentar evitar el desastre.
Pero, además, el relato culmina
con el hallazgo, en medio de la destrucción, de una vida nueva, un niño malayo,
a quien se ve como un ‘niño Jesús’ merecedor de protección. En medio de la
guerra los hombres se reconcilian con su humanidad gracias a la esperanza que
abre la vida nueva.
El hombre que hacía belenes
Muy hermoso, y con final triste,
es el cuento de Ramón Gómez de la Serna «El creador de los nacimientos».
En él se recrea la magia de esos
familiares (a veces el padre, el abuelo o el tío) que eran capaces de ir más
allá de lo común y crear una verdadera ilusión navideña mediante sus belenes.
«Era el gran preparador de nacimientos, y durante los once meses restantes era
como un poeta soñando con su poema», lo describe Gómez de la Serna.
El encendido de las velas que
adornaban el belén «era un momento trascendental, como de alumbramiento de un
Año Nuevo o de una nueva era; y cuando estaba todo encendido se apagaba la luz
eléctrica. Y entonces ya éramos nosotros mismos como figurillas de barro que
entraban en la realidad de aquel mundo iluminado y parpadeante», recuerda el
niño narrador.
El lienzo blanco
La antología incluye también dos
relatos de José Jiménez Lozano, el último gran clásico literario español que
dedicó un libro completo al cuento de Navidad, interpretado a su muy personal
modo. De El libro de visitantes están extraídos los dos relatos
seleccionados.
Brilla especialmente «El
resplandor de un lienzo», una narración a pie de calle en torno a la intriga
que desatan los rumores de que en un portal de Belén se ha visto un paño de
tela inusualmente blanco, el lienzo del Niño que había nacido en un establo. Un
blanco que finalmente se nos revela como el reflejo de «la luz que alumbra al
mundo». La maestría de Jiménez Lozano parte de lo cotidiano para elevarlo a lo
trascendente.
Los dos libros de Cuentos de
Navidad, que incluyen también comentarios explicativos del historiador
Francisco Gómez, recogen relatos, además de los citados, de José María de
Pereda, Valle Inclán, Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero), Wenceslao
Fernández Flórez, Pedro Antonio de Alarcón, José Echegaray, Mesonero Romanos o
José María Sánchez-Silva, entre otros.
Se incorporan también algunos
poemas ambientados en la Navidad de autores tan relevantes como Lorca; Lope de
Vega; Rosales; Unamuno; Gerardo Diego; José María Pemán; Jacinto Verdaguer;
Miguel Hernández; o Gloria Fuertes, representada por su ‘El camello cojito’, y
su ‘Villancico del niño dormilón’, que reproducimos aquí en parte:
“No te duermas, hijo, / que están
los pastores. / Ellos te traen quesos, / ellos te traen flores. (…) Hijo, no te
duermas, / que te está mirando / un pastor sin madre / que vino descalzo / a
ofrecerte un cuenco. / Cuenco de sus manos / lleno de azulinas / de las de tus
campos. / Hijo, no te duermas / que te están rezando”.
Cuando la Navidad se vivía de
otra manera
Pero, además, la selección
editada este año, que lleva por título ‘La noche de Navidad’, incluye dos
relatos inéditos de autores españoles de hoy escritos exprofeso para la
edición, como guiño para animar la continuidad del género. Se trata de ‘El
gazapillo’, de Óscar Esquivias, y ‘¿Quién es quién?’, de Alberto Frutos.
El primero lo define Gómez como
«un cuento en el que se ve que la vida interior que genera la Navidad sigue
presente; incluso en los pueblos que se están muriendo por falta de población».
El segundo, de Frutos, está
ambientado en un asilo; y narra una de esas sorpresas inesperadas que la vida
regala, a veces, cuando parece que ya todo está escrito y sólo queda esperar.
Una vieja deuda infantil de amistad se salda mucho tiempo después en un relato
muy emotivo y de una humanidad honda y vigorosa.
Pero, además, el interesado
descubrirá relatos sobre la Lotería y el aguinaldo; así como los primeros
textos que inauguraron esa tendencia, tan extendida en nuestro tiempo, a
criticar los excesos de la fiesta. Y, por descontados, historias relativas a
los Reyes Magos y a la celebración del sacrificio de los Inocentes.
Para muchos lectores, una
extraordinaria oportunidad para viajar hacia tiempos en los que la Navidad se
vivía de otra manera.
Vidal Arranz
Fuente: Aleteia