El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el Bautismo es “necesario para la salvación”
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El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el Bautismo es un sacramento
de iniciación cristiana en el que renacemos, pues nos sumergimos en la muerte
de Cristo y resucitamos con Él para ser hijos “de la luz”; e indica que es
“necesario para la salvación” de quienes hemos sido evangelizados y hemos
“tenido la oportunidad de pedir este sacramento”.
En la Sagrada Biblia
también se menciona en diferentes momentos que el Bautismo se
vincula directamente con la salvación.
En un reciente artículo de National
Catholic Register, Dave Armstrong, autor católico y apologista,
compartió los siguientes catorce versículos que muestran esta especial
relación:
1. Marcos 16:16
“Quien crea y se bautice
se salvará; quien no crea se condenará”, señala San
Marcos.
2. Juan 3: 5
“Te aseguro que, si uno
no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios. De la carne nace carne, del Espíritu nace espíritu. No te
extrañes si te he dicho que hay que nacer de nuevo”, indica San Juan.
3. Hechos de los
Apóstoles 2: 38-41
“Pedro les contestó:
Arrepiéntanse y háganse bautizar invocando el nombre de Jesucristo, para que se
les perdonen los pecados, y así recibirán el don del Espíritu
Santo. Porque la promesa ha sido hecha para ustedes y para sus hijos y para
todos aquellos que están lejos a quienes llamará el Señor nuestro Dios”, dice
el texto.
“Y con otras muchas
razones les hablaba y los exhortaba diciendo: ‘Pónganse a salvo, apártense de
esta generación malvada’. Los que aceptaron sus palabras se bautizaron y aquel
día se incorporaron unas tres mil personas”, agrega.
Armstrong precisó que la
Biblia asocia al Espíritu Santo con el Bautismo, como se
puede ver en “Hechos 9: 17-18” y en “1 Corintios 12:13”.
Además, explicó que en
este versículo aprendemos cuatro cosas fundamentales. Primero, que el Bautismo
trae “el ‘perdón de pecados’; la morada del Espíritu Santo, algo que ninguna
persona no regenerada podría poseer; la salvación -‘sálvate a ti mismo’-; y el
ser incluido dentro del grupo de ‘almas’ salvadas (cf. Gálatas 3:27)”.
4. Hechos de los
Apóstoles 22:16
“Por tanto no tardes:
bautízate y lávate de los pecados invocando su nombre”, indica.
5. Carta a los Romanos
6: 3-4
“¿No saben que cuantos
fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Por el
bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que así como Cristo
resucitó de la muerte por la acción gloriosa del Padre, también nosotros
llevemos una vida nueva”, señala.
Este versículo
“incorpora la sangre y la muerte redentora de Jesús en el Bautismo, al
referirse a su ‘muerte’”, precisó Armstrong.
6. Primera Carta a los
Corintios 6:11
“Algunos de ustedes
fueron de esos; pero han sido purificados y consagrados y absueltos por la
invocación del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios”, señala.
7. Carta a Tito 3:
5
“No por méritos que
hubiéramos adquirido, sino por su sola misericordia, nos salvó con el baño del
nuevo nacimiento y la renovación por el Espíritu Santo”, indica.
8. Primera Carta de
Pedro 3:21
“Para ustedes, todo
esto es símbolo del bautismo que ahora los salva, que no consiste en lavar
la suciedad del cuerpo, sino en el compromiso con Dios de una conciencia
limpia”, dice el texto.
Armstrong recordó que al
igual que en “Marcos 16:16”, este versículo es tan
claro y obvio que cierra cualquier duda sobre si el Bautismo nos salva o no.
Además, dijo que
la Primera Carta de Pedro 3:
14-22; 4: 1, es “muy instructiva”, pues allí se recuerda que Cristo, tras morir
por nuestros pecados y resucitar por el Espíritu Santo, “fue a proclamar
también a las almas encarceladas: a los que en un tiempo no creían, cuando la
paciencia de Dios esperaba y Noé fabricaba el arca, en la cual unos pocos, ocho
personas, se salvaron atravesando el agua”.
Explicó que “la Biblia
suele usar cosas naturales como símbolos de las sobrenaturales, por ejemplo,
Jonás estuvo en el vientre de una ballena tres días y luego emergió vivo como
un símbolo de que Jesús estuvo muerto durante tres días y luego resucitó.
Muchas parábolas usan un paralelismo similar”.
En el caso de este versículo,
las ocho personas que se “salvaron” en el “arca” refiere no solo a una
“‘salvación’ física y totalmente natural de ahogarse”, sino que San Pedro lo
utiliza como una “ilustración del sacramento sobrenatural del Bautismo”, donde
“el Arca es un prototipo natural de algo
sobrenatural”.
Además, en el texto San
Pedro dice que “este Bautismo no fue simplemente ‘una remoción de la suciedad
del cuerpo’- algo físico, natural-, sino que se relaciona con sufrir (3:14,
16-17; 4: 1) y ser resucitado con Cristo (3:21), tal como también enseñó San
Pablo -aún más explícitamente- en Romanos 6: 3-4”, dijo Armstrong
9. Hechos de los Apóstoles
8: 12-13
“Pero, cuando creyeron a
Felipe, que les anunciaba la Buena Noticia del reino de Dios y el nombre de
Jesús Mesías, todos, hombres y mujeres, se
bautizaron. También Simón creyó y se bautizó, y seguía constantemente a Felipe,
asombrado al ver los grandes milagros y señales que hacía”, indica el texto.
Al respecto, Armstrong
explicó que “en todo el Nuevo
Testamento, el Bautismo se considera imperativo y el medio por el
cual la Iglesia primitiva sabría quién era parte de su redil o no. Esto fue
cierto para Pablo (Hechos 22:16; cf.9: 17-18). Tan pronto como fue ‘persuadido’
del cristianismo, lo primero que hizo fue bautizarse, lo que a su vez lavó sus
pecados”.
10. Hechos de los
Apóstoles 8: 34-38
“El eunuco preguntó
a Felipe: ‘Dime, por favor, ¿por quién lo dice
el profeta? ¿Por sí o por otro?’
Felipe tomó la palabra
y, comenzando por aquel texto, le explicó la Buena Noticia de Jesús.
Siguiendo camino
adelante llegaron a un lugar donde había agua, y el eunuco le dijo: ‘Ahí hay
agua, ¿qué me impide ser bautizado?’. Contestó Felipe: ‘¿Crees de todo
corazón?’. Respondió el eunuco: ‘Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios’. Mandó
parar la carroza, bajaron los dos hasta el agua, Felipe y el eunuco, y lo
bautizó”, dice el texto.
11. Hechos de los
Apóstoles 16: 14-15
“Nos escuchaba una mujer
llamada Lidia,
comerciante en púrpura en Tiatira y persona devota. El Señor le abrió el
corazón para que prestara atención al discurso de Pablo. Se bautizó con toda su
familia […]”.
Armstrong explicó que
“el Bautismo de ‘hogares’ enteros también implica fuertemente el Bautismo de
infantes”.
12. Hechos de los
Apóstoles 16: 32-33
“Enseguida le anunciaron
a él y a toda la familia el mensaje del Señor. Todavía de noche se los llevó,
les lavó las heridas y se bautizó con toda su familia”, señala.
13. Hechos de los
Apóstoles 18: 8
“Crispo, jefe de la
sinagoga, con toda su familia, creyó en el Señor y también muchos corintios que
lo habían escuchado creyeron y se bautizaron”, indica.
14. Primera Carta a los
Corintios 1:16
“Bueno, bauticé también
a la familia de Esteban […]”, dice el texto.
Por Cynthia Pérez
Fuente: ACI Prensa