El P. Francisco Javier “Patxi” Bronchalo, de la diócesis española de Getafe, explicó cómo la serie The Mandalorian, parte del universo de Star Wars, nos puede enseñar a los católicos unas lecciones de “sana masculinidad” para “ser hombres de verdad”
Afiche promocional de The Mandalorian. Crédito: Disney+ |
En un hilo de reflexiones en la
red social Twitter, el P. Bronchalo señaló que “cuando doy charlas en
institutos y parroquias y hay muchas chicas les suelo preguntar si les gusta
The Mandalorian y si les gustaría tener un novio así y casarse con un hombre así”.
“No todas saben quién es, pero
las que lo saben siempre dicen que sí”, dijo.
“La siguiente pregunta que les
hago es: ¿y por qué os gusta tanto y os casaríais con un hombre así, si ni
siquiera se le ve la cara?”, continuó, a lo que “normalmente no responden y
ponen cara de sorpresa. Alguna a veces lo dice muy bien: ‘por cómo es y cómo se
porta’”.
La serie presenta la historia del
cazarrecompensas Din Djarin, perteneciente a la cultura de los mandalorianos,
contratado para capturar al pequeño Grogu (llamado comúnmente “Baby Yoda”).
Tras encontrarlo decide protegerlo y no entregarlo a quienes lo contrataron.
La serie luego muestra la
relación paternal del Mandaloriano con el pequeño Grogu.
La primera temporada de la serie
se estrenó en noviembre de 2019 y ya cuenta con dos temporadas completas, a
través de la plataforma de streaming Disney+.
El P. Bronchalo subrayó luego que
“el corazón de la mujer lo tiene clarísimo”, pues “para un compromiso para toda
la vida, una muchacha no busca a un tío guapote de cara que luego resulta ser
un zángano”.
“Más bien busca un hombre que
actúe como tal, es decir, que haga tres cosas: cuidar, proteger y sostener. A
ella y a la familia que pueda venir”.
“Y esto es lo que hace muy el
Mandaloriano con Grogu y con la gente de los pueblos a los que va ayudando y
librando, una y otra vez, de todo mal y de todo peligro”, señaló.
El sacerdote español indicó que
al Mandaloriano “no se le ve la cara, pero es todo un hombre y se comporta como
tal, protegiendo, cuidando y sosteniendo”.
“Los hombres tenemos escrito en
nuestra naturaleza el deseo de ser y obrar así. Hacemos mal si tapamos o
mutilamos y no desarrollamos este deseo que se corresponde con lo que la mujer
espera. Eso es egoísta”, advirtió.
“Corregidme las chicas. Una mujer
no espera de un hombre que la anule sino que la proteja en las dificultades. No
busca que la quite esas dificultades como si fuera una niña tonta sino que
quiere que la acompañe y sostenga cuando ella las afronta”, añadió.
El P. Bronchalo precisó que “de
igual manera que los hombres llevamos escrito en el corazón lo que de una mujer
queremos, lo que nos complementa y enamora, ellas lo tienen también”.
“Hombre y mujeres estamos muy
bien hechos, los unos para los otros nos complementamos. Que no os engañen”,
dijo.
El sacerdote español indicó que
“detrás de las ideologías que enfrentan a hombres y mujeres hay, además de
gente que instrumentaliza y saca partido, muchas chicas que arrastran heridas
por el vergonzoso y doloroso comportamiento y ejemplo de algunos hombres
cercanos en sus vidas”.
“Estas ideologías provocan a
veces la sensación a algunos chicos de que tienen que pedir perdón por lo que
son, o que todo comportamiento masculino es tóxico, cuando es la verdadera
masculinidad la que hay que recuperar: cuidarlas, protegerlas, sostenerlas”,
precisó.
“No es más hombre el más animal,
ni el más empanado y alelado, ni el más friki, ni el más cafre y cabestro, sino
aquel que vive aquello para lo que ha nacido y lo que la mujer espera, lo cual
es, repito: cuidar, sostener, proteger”, insistió.
El P. Bronchalo recordó que “la
Palabra de Dios lo dice de una manera muy hermosa. San Pablo en su Carta a los
Efesios exhorta a los hombres a amar a sus mujeres de la misma manera que
Cristo ama a su Iglesia. ¿Y cómo ama Cristo a su Iglesia? Dando la vida por
ella. Derramando hasta la última gota de su sangre en la Cruz”.
“Así los hombres por las esposas.
Pero, ¿y los sacerdotes?”, cuestionó. “Los sacerdotes no somos menos hombres
por ser célibes, al contrario. También nosotros llevamos en el corazón el deseo
de cuidar, sostener y proteger. Estamos llamados también a amar como Cristo ama
a su Iglesia”.
“¿A qué mujer? A la propia
Iglesia, en el rostro concreto de la misión que se nos ha encomendado”, añadió.
El sacerdote remarcó que “la
Iglesia espera ser cuidada, protegida y sostenida por nosotros los sacerdotes,
no ridiculizada o vilipendiada”.
“Dar la vida. Para eso estamos
los hombres en el mundo y esa es la verdadera masculinidad, la cual a los
chicos os animo a vivir, cuidar y desarrollar como un tesoro con el que donaros
en medio del mundo”, reiteró.
“Hombres de verdad se necesitan.
¡Ánimo y a vivirlo y transmitirlo!”, finalizó.
Por David Ramos
Fuente: ACI Prensa