Este
Nacimiento que, según la leyenda, recaló milagrosamente en Palma de Mallorca en
1536
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Dominio público |
Allí recaló durante la Desamortización el Belén de
Jesús, el más antiguo de España y puede que hasta de la cristiandad en uso.
El «milagro» de 1536
La tradición cuenta que
una tormenta llevó las piezas hasta las Islas Baleares, tal como se representa
en una pintura del s. XVIII que se conserva en la misma iglesia. «Hacia el año
1536, un navío que procedía de Italia y que llevaba figuras escultóricas de los
siete misterios de la Madre de Dios se encontró en medio de un fuerte
temporal», relata el historiador balear Josep María Osma Bosch. El capitán,
Domingo Gangonne, prometió que entregaría como exvoto uno de los misterios si
lograban salvarse. La primera luz que divisaron fue la de la lámpara de Nuestra
Señora de las Nieves que permanecía encendida noche y día en el antiguo
convento de Nuestra Señora de Los Ángeles, o de Jesús, de Palma.
«Los Ángeles de
California se llaman así por este convento, porque allí estuvo de postulante
Fray Junípero Serra», subraya en un breve inciso el historiador antes de
continuar contando cómo la luz de este convento, emplazado en el actual
Hospital Psiquiátrico, guió a la embarcación hasta la isla.
Los monjes acudieron en
su auxilio y Gangonne, cumpliendo con lo prometido, dio a elegir al prior un
misterio. «Escogió el del nacimiento, pero el capitán se negó, pidiéndole que
eligiera otro o ninguno», prosigue Osma. Sin embargo, cuando el capitán intentó
partir de nuevo «no pudo, el barco se quedaba anclado» pese a las favorables
condiciones meteorológicas y de la mar. Gangonne lo interpretó como una señal
del cielo y entregó las figuras a los monjes del convento de Jesús.
Gabriel Llompart recogió
en «El belén cuatrocentista del Hospital Provincial de Palma de Mallorca» este
relato legendario que contribuyó a la devoción del Belén de Jesús en Palma,
donde fue expuesto en el convento de los franciscanos hasta la Desamortización.
¿El único?
Hay indicios, sin
embargo, de que pudieron existir en Mallorca -y quizá en otras islas de las
Baleares- varios belenes de parecidas características, posiblemente en poder de
la misma orden franciscana del convento de Jesús, «que redistribuiría las
figuras más antiguas en un área que podría incluir las costas peninsulares más
cercanas a las islas, como Alicante o Valencia», señala Arbeteta.
«El documento más
antiguo que atestigua el uso del belén en España es una noticia de la catedral
de Valencia, donde, en 1468, se renovaron las figuras del misterio, que se
colocaban en Navidad. Es decir, en esa fecha, las figuras ya eran viejas y
estaban usadas hasta el punto de que se debían sustituir, dato que indica una
cierta antigüedad en la costumbre», relata la doctora en Historia del Arte. En
la misma catedral de Valencia, continúa Arbeteta, aparece por primera vez la
mención al acto de poner el belén, "fer to betlem", «nada menos que
en 1502».
Unas figuras pasadas de
moda
La leyenda data la llegada
del belén a Mallorca en 1536, pero las figuras góticas fueron atribuidas por
Rudolf Berliner al taller de la familia Alamanno, autores de algunos de los más
antiguos belenes napolitanos en el último tercio del siglo XV. Habrían
realizado éste en torno a 1480. Es decir, las figuras ya tenían al menos 50
años cuando, según la tradición, llegaron a Mallorca. «¿Dónde estuvieron antes?
¿No se les había dado uso hasta entonces?», se pregunta Arbeteta.
La autora de «Oro,
incienso y mirra. Los belenes en España» resalta cómo la crónica sitúa la
llegada del belén de Jesús «apenas tres años después de que San Cayetano de
Tiene revitalizara la costumbre del belén como práctica devocional adecuada
para las comunidades de religiosas», lo que supuso un nuevo impulso y una mayor
demanda de elementos para su elaboración, «que incluiría el reciclaje de
figuras antiguas, incluso en estilos como el gótico, medio pasado de moda en la
franja mediterránea, pero vigentes aún en el entorno castellano y su área de
influencia, como pueda ser la corte del Duque de Calabria», virrey de Valencia.
¿De Nápoles o de
Valencia?
¿Pudo Fernando de
Aragón, que enviudó de Germana de Foix ese mismo año de 1536, encargar el envío
en esa fecha de algún belén napolitano con destino a alguna institución
eclesiástica de la que era benefactor?, se pregunta Arbeteta. «Es posible, pues
no resulta imposible que la embarcación procediera de Nápoles y que, bien a
causa de una promesa devota o por cualquier otra razón, desembarcara en
Mallorca, sin llegar a su destino», tal como recoge la leyenda.
Pero si se trataba de
una iniciativa del duque, «parece extraño que, en vez de encargar a los mejores
artistas del momento figuras nuevas, se trajeran otras más antiguas, de estilo
gótico internacional», continúa la experta en belenes, que solo encuentra
explicación en «razones de prestigio, como el seguir el gusto de la corte
castellana».
En contra de este
argumento, Arbeteta recuerda que el belén recayó en manos de la Orden
Franciscana, con fundaciones bajo advocaciones del ciclo de Navidad, como el
monasterio de la Anunciación de Jesús. «Habría que investigar los envíos que se
realizaron desde Valencia al convento de Jesús para ver si la orden mandó
figuras para el belén», apunta.
¿Más antiguo?
Además, a la experta en
belenes le llama poderosamente la atención la disposición de las ovejas,
pastores y perros sobre la cueva, asomándose a la boca en paralelo. «Es mucho
más antigua que la de los más viejos belenes italianos que han conservado sus
escenarios», subraya Arbeteta.
El lugar que ocupan las
figuras coincide con la disposición que observó el caballero Jean de Tournay en
el belén de San Giovanni a Carbonara en 1487. Eso podría indicar que alguien
vio este belén en Nápoles y lo reprodujo en Mallorca más de medio siglo después,
o bien era del tipo común a otros que ya existían en Baleares. «Parece difícil
que en las islas hubieran creado un modelo que pudiera ser conocido e imitado
en Nápoles, pero Valencia era lo suficientemente importante como para competir
estéticamente con la ciudad italiana», sugiere Arbeteta, recordando que los
virreyes de Nápoles también lo eran de Valencia.
Precisamente el belén de
San Giovanni, actualmente expuesto en la cartuja de Sanmartino en Nápoles, fue
un encargo del aromatario del Duque de Calabria a los Alamanno en 1478. ¿Fue el
belén de Jesús otro encargo del entorno ducal?
El parecido de ambos
belenes «es muy notable», admite Arbeteta, aunque esta experta
encuentradiferencias en la figura de la Virgen, «con rasgos más refinados y
sutiles, italianizante, sí, pero a la manera valenciana». La restauración
podría verificar si la atribución a los Alamanno es definitiva o no, según la
historiadora.
También el escenario del
belén, en una gruta similar a las que se comenzaron a realizar en Nápoles a
comienzos del s.XVI, plantea interrogantes. «Consta que fue una novedad la
escenografía de este tipo dispuesta en la iglesia de San Domenico Maggiore para
albergar el belén realizado por Pietro Belverte», explica la experta, pero «la
tradición es mucho más antigua y proviene del entorno histórico de Belén de
Judea». El Belén de Jesús sería anterior a casi todos los belenes gruta
parecidos aún existentes en las catedrales de Bari, Matera o Altamura. «Si a
esto se une el hecho de que las figuras son contemporáneas al belén más antiguo
entre los conservados en Italia, tenemos en nuestro suelo el belén completo (en
lo esencial) y en uso más antiguo del ámbito cristiano», concluye Arbeteta.
«La tradición italiana
es la más antigua, pero la nuestra debía ir par con par», a juicio de esta
experta que está dispuesta a seguir investigando la historia de este belén que
«es misteriosa y admite muchos matices».
El Belén de Jesús, BIC
En la declaración del
Belén de Jesús como Bien de Interés Cultural se describe cómo «el belén ocupa
la primera capilla de la izquierda de la Iglesia del Hospital Provincial. Esta
capilla está situada más baja que el resto del templo y tiene en el centro un
altar de un metro y en la que se abre una gruta con bóveda con arco rebajado
que delimita dos espacios: el inferior, que evoca la gruta subterránea de la
Natividad y la superior, que evoca un espacio montañoso. Estacueva tiene 4,40
metros de anchura, 1,75 de altura máxima y 2,2 de profundidad. Del conjunto
figurativo sobresalen las imágenes de José y María del siglo XV.
La figura del
Niño Jesús es del XVIII. A cada lado de las figuras centrales se sitúan tres
ángeles musicales, de unos 80 cm., con diferentes instrumentos de viento y
cuerda: arpa, flauta, cítara, órgano, cornete. En la cueva, y detrás de las
figuras principales hay querubines y cuatro ángeles que simulan volar. En el
centro del arco se sitúa un ángel con una filacteria con el Gloria in excelsis
y un Espíritu Santo en forma de paloma. Sobre el arco se han colocado piedras y
formaciones calcáreas, posiblemente estalactitas de alguna cueva, dando un
aspecto de cueva o montaña rocosa.
Sobre las piedras, mirando al espectador hay
ocho ovejas blancas y negras alternas, con un carnero de gran cornamenta y dos
perros, uno a cada extremo. En un segundo plano hay los tres pastores, de
1530-1540, que según la tradición recibieron el anuncio del ángel. El de la
izquierda lleva un tamboril, el del centro un pequeño barril y el de la derecha
una gaita».
Fuente: ABC