Hay que tener fe y vida cristiana», afirmaba el padre Kelly
| El padre Jaime Kelly en Madrid en 2011, en el encuentro en que se curaron Sara Quiroz y el pequeño Alejandro |
El próximo lunes 14 de febrero, a las 20h, el padre Jaime Kelly celebrará una
Eucaristía con oración de sanación en la parroquia de San Dámaso,
en Madrid, en la calle Mauricio Legendre, 10.
Jaime Kelly es un misionero
del Sagrado Corazón, un irlandés afincado desde hace décadas en Venezuela, que
habla muy bien español. En julio de 2011 fue invitado a predicar en Madrid, en
la Asamblea Nacional de la Renovación
Carismática, ante unas 2.300 personas. Allí oró por distintos enfermos y
algunos de ellos, bien conocidos entre los carismáticos de Madrid, dieron
testimonio de haberse curado.
Todos sabían que Sara llevaba 20 meses sin caminar
El caso de Sara Quiroz -ReL lo explicó
aquí en su momento- impresionó a todos porque llevaba 20 meses viéndola con
muletas y silla de ruedas. Era asidua al grupo de jóvenes Elohim y a los encuentros juveniles carismáticos y
es hija de Letty Florián, peruana que lleva muchos años en España y una de las
responsables de la Renovación en la capital. Muchos jóvenes de toda España
conocían a Sara de un reciente Camino de Santiago en el que a veces tenían que
llevarla en brazos. Sara,
en 2011, era en ese sentido casi “la coja oficial” de los jóvenes carismáticos de
Madrid.
“A los 17 años me ingresaron en un hospital y me hicieron una punción lumbar.
Fue un error médico. Me quedé sin fuerzas en la pierna izquierda. Tampoco tenía
equilibrio. Caminar con muletas me suponía tanto esfuerzo que iba en silla
de ruedas”, explicó Sara un año después de su curación. "Los médicos no
sabían exactamente lo que me pasaba. Yo iba a rehabilitación, simplemente para no perder más
fuerza en las piernas”, detalló.
“El padre Kelly oró por mí, imponiéndome las manos”, explicó Sara.
“Me preguntó si yo creía que el Señor me podía sanar. Yo le dije: “sí, sin
duda”. Me tomó de las manos y me
dijo: “Sara, en nombre de Jesús, levántate que vamos a caminar.” Y fue
como si yo viese en él la mirada de Jesús, que era Jesús mismo quien me decía:
“Confía en Mí, vamos a caminar”. Y supe que estaba sanada. Y entonces di un paso, luego otro, y otro, y
caminé. ¡No me caía! ¡Había esperado tanto tiempo! Y el padre Kelly me
decía: “bien, poco a poco” pero yo pensaba “no, ¡yo a correr y que no me pare
nadie!” y sigo caminando, siempre con el Señor”. Y añade: “No os imagináis la cara de mi fisioterapeuta, la
persona que mejor conoce lo que yo podía y no podía hacer. ¡Y las de mis compañeros
de la universidad!”
En este vídeo,
un año después de su curación, Sara la explica con detalle y alegría
El niño que no podía crecer
No llegaron a ponerle ninguna inyección. "La Seguridad Social
anunció que no iba a cubrir nuestro caso, que si queríamos podíamos buscar otra
opinión, la valoración de un centro privado", recuerda Susana. Lo llevaron al Hospital Niño
Jesús, de Madrid, donde empezaron a medir su ritmo de crecimiento, y
por el seguro de Sanitas. Por todos estos estudios, en julio, poco antes de la
asamblea de oración, les constaba que el niño apenas había crecido un
centímetro en varios meses. Era algo constatado por tres centros médicos distintos.
Durante un descanso en el encuentro, un amigo de su grupo de
oración llevó al pequeño Alejandro a la sacristía, a que el padre Kelly orase
muy brevemente por él. "Luego, en el momento de la adoración, mi marido acercó mucho al
niño al Santísimo, y cuando el padre Kelly dijo que había un niño que se estaba
curando pensé que era el mío", explica Susana.
El padre Kelly se quedó unos días en Madrid con motivo de la
Jornada Mundial de la Juventud, y el matrimonio pudo verse con él en un par de
encuentros más, cuando iba a rezar a casa de algunas familias y en una
eucaristía. Kelly rezó de forma más detenida por el niño.
Y en la prueba de septiembre quedaron asombrados: ¡había crecido 4
centímetros de golpe, desde julio! Y estaba creciendo al ritmo normal. Y sin poner ni una sola
de las caras vacunas. Repitieron los análisis: la hormona de crecimiento
estaba ahí y funcionaba perfectamente. "Pregunté a la doctora del Hospital
Niño Jesús si eso era normal, si podía explicarse. Me dijo que no podía
decirnos a qué se debía el cambio".
La importancia de perdonar
El padre Kelly fue en esa ocasión entrevistado en La
Razón. Explicó que aunque ha
visto muchos milagros, el que más le impresionó fue el de una señora en silla de ruedas que frecuentaba su
misa semanal para enfermos. «Descubrí que estaba llena de ira contra su marido, que la había engañado con
otra mujer tras 15 años de matrimonio», explica el misionero. «Lo echó
de casa, y ella dejó de comer, quedó en los huesos y cuando la conocí llevaba 5
años en silla de ruedas sin poder caminar. Llena de ira, se negaba a perdonar,
así que le negué la absolución y le
dije que no rezaría más por ella si no telefoneaba a su marido. Finalmente, ella le llamó, le perdonó, y vi
el cambio en su cara. Recé por ella y se levantó de la silla. En dos
semanas caminaba perfectamente. Se reconciliaron y hoy viven juntos».
Pero no todos los milagros incluyen conversión: «Rezamos por una persona que tras
un accidente caminaba sólo con andador, y se curó al momento, pero no quiso
cambiar su vida, casarse por la Iglesia ni unirse a un grupo de oración... dos
meses después volvió al andador y a la silla de rueda. Hay que tener fe y vida
cristiana», afirmaba el padre Kelly.
P. J. Ginés
Fuente: ReL





