El milagro que sirvió para su
beatificación y otros frutos de su intercesión
| El sacerdote Rafael Higueras, postulador de la causa del beato Lolo, con sus reliquias |
El 3 de noviembre de 1971 moría con 51 años en su casa de Linares
(Jaén) Manuel Lozano Garrido, Lolo para sus amigos. Desde los 22 años sufría una grave enfermedad que le había ido
llevando a la parálisis casi absoluta y a la ceguera, con dolores
continuados.
Con buen ánimo cristiano, humor y oración, todo lo ofrecía a Dios, especialmente por
los periodistas y la prensa católica. Solía rezar y meditar con un
crucifijo y murió con él en sus manos.
Al año de morir Lolo, otra tragedia golpeó a otra familia de Linares. Su
hijo, un niño, enfermó de gravedad. En Madrid, el mejor cirujano de la ciudad
le hizo 4 operaciones en
una semana, dejándole sólo un tercio de su intestino. La última
operación, todos lo sabían, era ya a vida o muerte. Esta familia consiguió el crucifijo con el que Lolo
había rezado y meditado tantos años y lo puso bajo la almohada del niño.
"A los siete días el niño estaba sano en casa", explica a ReL Rafael Higueras, el sacerdote postulador
de la causa de canonización de Lolo. Su recuperación, considerada inexplicable,
fue la que permitió beatificar a Lolo en 2010.
"En realidad, encontramos ese milagro 'de chiripa'",
admite el postulador. "Lo
supimos por los padres, que nos lo contaron: 'Nuestro hijo estaba muy
mal y pusimos el crucifijo y pasó esto...'. Y, claro, eso aceleró mucho
la beatificación de Lolo, porque ya teníamos un milagro desde el
principio".
¿Y el niño
milagrado? "Pues creció y fue árbitro internacional de tenis. Vino a
la exhumación de los restos de Lolo, unos días muy felices, con el obispo Del
Hoyo, que estaba exultante. Aquel
niño hoy ya se habrá jubilado", comenta Higueras.
A la búsqueda del milagro
para canonizar
Ahora se necesita un segundo milagro para canonizar a Lolo. Y el
postulador va recibiendo historias de sanaciones, conversiones y favores
atribuidos a su intercesión desde el Cielo, liberado de sus duras ataduras
terrenales. El crucifijo
del primer milagro sigue circulando.
Así, en febrero de 2022 se ordenaba como diácono permanente un
médico de Cádiz. "Le
dejé el crucifijo que tenía Lolo cuando murió, porque estuvo aquí en Jaén
dando una charla, me
explicó que estaba tratando a un niño terminal, de 5 años, y me enseñó la foto del
niño", explica Higueras.
"También vino a verme un niño de Málaga, un angelito de 4 años, que le
cortaron la pierna. Se ha recuperado bien, lo ves correr con su pierna
ortopédica, pero esta curación es más difícil de presentar en Roma",
admite.
Sanación de adicciones y
conversiones
A veces, la sanación y la conversión van juntas. "Yo he encomendado a Lolo la sanación
de dos sacerdotes alcohólicos", comenta Higueras. El alcoholismo
incluye un nivel de esclavitud, también a nivel físico, que un santo que pasó
años paralizado, sin control apenas de su cuerpo, puede entender.
A veces, llegan testimonios de países lejanos. "Tengo 14
cartas que me envió un hombre en apenas 3 días. Era director de un periódico
sudamericano. Lo que
cuenta es una conversión total. Había estado en la cárcel, fue ladrón,
drogadicto... nos cuenta toda su confesión. Pasaba media vida en la cárcel
y la otra media en el hospital, intentando desintoxicarse de la droga. Dos amigos suyos de Jaén le
hablaron de Lolo, así que le pidió que lo desenganchara de la droga. Y
sucedió: hubo conversión y
hubo sanación de su adicción", afirma Higueras.
Desde el Cielo, el beato Lolo toca corazones y hace milagros, pero
a los cristianos de a pie también se les pide actuar, porque el proceso de
beatificación y luego el de canonización se ha basado en el esfuerzo de sus
amigos, vecinos y devotos, laicos.
Llevar un amigo a los altares
En 1993 en
Roma se beatificó a Pedro Poveda, sacerdote fundador de la Institución
Teresiana, que también era de Linares. Eso animó a los amigos de Lolo a
impulsar su beatificación. Juan Sánchez Sánchez, operario diocesano en el
Colegio Español de Roma, su asesor allí, dijo a Higueras: "La vida de Lolo es
maravillosa, pero si no tenéis un millón de pesetas, ni empecéis". "Se
ve que se me puso la cara blanca", recuerda Higueras.
"El verdadero milagro es que pudimos mover y pagar todo lo
necesario, porque Linares
respondió de manera muy hermosa. Es un pueblo peculiar: allí se fundó
la primera caja de ahorros de España, para atender a los mineros. También allí
se fundó el primer banco español fuera de Madrid. Y la primera Acción Católica
fuera de Madrid. El caso es que acudí allí a un gran encuentro de Acción
Católica cuando se celebraba el centenario de la parroquia de San Francisco,
donde se había formado Lolo y muchos jóvenes de Acción Católica. Yo había sido
el último consiliario de Acción Católica antes de reorganizarse en grupos
especializados. Y les
dije: "Si un día Lolo es beatificado, hablaremos de la santa juventud de
Acción Católica... pero, ahora, ¡rellenad estas hojas con los datos de vuestro
banco y ahí os domiciliaremos cada mes para financiar el proceso de
beatificación!"
Higueras explica que aún hoy esos amigos de Lolo (muchos ya ancianos) y sus familias aportan unos 20.000 euros al año para divulgar su figura y "para cuando salga el milagro", y la canonización.
Pablo J. Ginés
Fuente: ReL





