Si no existe una verdad última, las ideas y convicciones humanas pueden ser fácilmente explotadas en aras del poder
| Papa en la audicencia del Congreso sobre educación y democracia. Crédito: Vatican Media |
Este viernes 18 de marzo, el Papa Francisco se reunió con los
participantes del Congreso internacional “Educar para la democracia en un mundo
fragmentado”, celebrado en la Universidad LUMSA de Roma, a quienes explicó el
poder transformador de la educación en los jóvenes.
El evento, promovido por la Fundación Pontificia Gravisimum
Educationis, contó
con la participación de representantes de diferentes universidades de
todo el mundo y su objetivo fue reflexionar acerca de la presencia de la
democracia en el ámbito educativo.
Dirigiéndose a los participantes, el Papa Francisco habló acerca
de la guerra en Ucrania y dijo que esta situación “nos hace pensar en el
salvajismo de la naturaleza humana”.
“Nosotros hablamos de educación y, cuando uno piensa en la educación,
piensa en los niños, los chicos. Pensemos en tantos soldados que han sido
enviados al frente, jovencísimos, soldados rusos, pobre gente. Pensemos en
tantos soldados jóvenes ucranianos, pensemos en los habitantes, los jóvenes,
las jóvenes, niños, niñas”, dijo el Santo Padre.
A continuación, el Papa Francisco aseguró que cuando los
cristianos se acostumbran a mirar para otro lado, se convierten “poco a poco en
un pagano disfrazado de cristiano”.
El Santo Padre dijo que muchos de los niños heridos de la guerra
de Ucrania se encuentran en el hospital Bambino Gesú de Roma y defendió
que “la guerra
siempre -¡siempre!- es la derrota de la humanidad”.
“Nosotros los que trabajamos en la educación somos derrotados por esta guerra,
porque del otro lado somos responsables. No existen las guerras justas: ¡No
existen!”, sentenció.
Además, el Papa Francisco explicó que la democracia muy pocas
veces se aborda desde el punto de vista de la educación, un enfoque que, según explicó
el Papa, “pertenece de manera especial a la tradición de la Iglesia y es el
único que puede dar resultados a largo plazo”.
La tentación del “poseer”
Asimismo, el Santo Padre citó el Evangelio del día de la parábola
de los viñadores homicidas (cfr. Mt. 21,33-43.45-46) y aseguró que Jesús
advierte acerca de la tentación del “poseer”, presente en todo
momento.
“Los viñadores de la parábola, cegados por su deseo de apoderarse
de la viña, no
dudan en utilizar la violencia y matar. Esto nos recuerda que,
cuando el hombre niega su propia vocación de colaborador en la obra de Dios y
pretende ponerse en su lugar, pierde su dignidad de hijo y se convierte en
enemigo de sus hermanos”, señaló.
“Los bienes de la creación se ofrecen a todos y cada uno en proporción
a sus necesidades, para que nadie acumule lo superfluo ni le falte lo
necesario. Por el contrario, cuando la posesión egoísta llena los corazones,
las relaciones y las estructuras políticas y sociales, entonces se envenena la
esencia de la democracia. Y se convierte en una democracia formal, no real”,
sentenció.
El totalitarismo y la
secularización
A continuación, el Papa Francisco habló acerca de lo que llamó las
“dos generaciones” de la democracia: el totalitarismo y la
secularización.
El Santo Padre recordó las palabras de San Juan Pablo II, quien
definió el totalitarismo como un hecho que “tiende a absorber en sí la nación,
la sociedad, la familia, las comunidades religiosas y las propias
personas”.
El Papa aseguró que el estado totalitario “es una opresión ideológica,
y podemos hablar de las colonizaciones ideológicas, que siguen y siguen y nos
llegan a este estado”.
Ante los presentes en la audiencia, el Papa Francisco también citó
el concepto de laicismo radical, el que definió como “lo que deforma el
espíritu democrático de una manera sutil e insidiosa: al eliminar la dimensión
trascendente, debilita y anula gradualmente toda apertura al diálogo”.
“Si no existe una verdad última, las ideas y convicciones humanas pueden ser
fácilmente explotadas en aras del poder”, añadió.
Según explicó el Papa a continuación, la Fundación Pontificia
Gravisimum Educationis ha ayudado a contrarrestar estas dos generaciones
descritas gracias al “poder transformador de la educación”.
Posteriormente, el Papa propuso a los profesores y representantes
de universidades, “alimentar en los jóvenes la sed de la democracia, enseñarles que el bien común está
unido al amor y educarlos en vivir la autoridad como un
servicio”.
“Son tres caminos educativos orientados, como diría San Pablo VI,
a la civilización del amor, y que hay que recorrer con valentía y creatividad”,
defendió.
El Papa aseguró que estos principios se encuentran dentro del
Pacto Educativo, iniciado con la Congregación para la Educación Católica en
octubre de 2020, y recordó que se trata de “una alianza que pretende reunir a
todos los que se preocupan por la educación de las jóvenes generaciones y que
puede convertirse en un instrumento para perseguir el bien común
mundial”.
Por último, volvió a dirigir sus palabras sobre el conflicto en
Ucrania y aseguró que “la oración por la paz debe ir acompañada de un
compromiso paciente con la educación, para que los niños y los jóvenes
desarrollen una firme conciencia de que los conflictos no se resuelven con la
violencia y la opresión, sino con la confrontación y el diálogo”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa





