La terrible experiencia de Rebecca, que finalmente ha encontrado su apoyo en RedMadre
| Rebecca está ya cerca de dar a luz en un embarazo que ha sido una lucha para que la vida prevalezca / Foto: David Alonso Rincón (Libertad Digital) |
Rebecca ha experimentado durante estos meses unos sufrimientos y
dificultades en un momento en el que debería abrirse paso la alegría, la
esperanza y la vida. Está embarazada, aunque su experiencia está marcada por una gran presión para abortar por
parte de la sanidad pública española por un único motivo: su hijo por nacer
tiene síndrome de Down.
"¿Usted
quiere un niño con retraso mental y deforme?", le
llegaron a preguntar los médicos que la atendían. Frente a esta presión
abortista que se produce en estos diagnósticos, Rebecca ha encontrado el apoyo
incondicional de RedMadre, que le ha prestado
toda la ayuda necesaria. Incluso algunas voluntarias han llegado a acompañarla
a las ecografías.
Tan sólo en 2020, en plena pandemia, RedMadre ayudó a
más de 50.000 mujeres que solicitaron su ayuda, y que gracias a ella
decidieron no abortar y seguir adelante con sus embarazos.
En un primer momento –asegura- el mundo se le vino encima, pero
rápidamente vio que quería tenerlo. Rebecca recuerda que “la hermana de mi
pareja me dijo que tenía que abortar. Tuvimos una discusión muy fuerte y creo
que esa fue la primera vez
que desperté mi lado maternal, porque ya entonces le defendí con uñas y
dientes”.
El apoyo vital de RedMadre
Esta situación provocó la ruptura con su pareja, por lo que
finalmente esta joven se enfrentó sola a todo lo que esperaba por venir. Fue entonces cuando alguien
le recomendó que fuera a RedMadre, y una de sus voluntarias, Esperanza, fue
con ella a la primera ecografía.
"Estuvimos casi 40 minutos en la sala, porque no se le veía
bien el corazón. Después, descubrieron
un bultito que indicaba que podría tener síndrome de Down", explica
Este fue el inicio de un calvario en el sistema público de salud.
Rebecca relata que los médicos le dijeron que sería derivada a una cardióloga y
que además debía someterse a una amniocentesis. La voluntaria de RedMadre
objetó ante el médico y abogó por esperar. “La respuesta de los médicos fue que lo mejor era hacerlo cuanto
antes para ver qué decisión quería tomar”, afirma.
Pero Rebecca en ese momento tenía muy clara su postura: "es mi hijo y, venga como venga, le
voy a aceptar". Pero lo que no esperaba era la terrible respuesta
de la doctora: "me dijo… ‘Desde mi punto de vista, este niño tiene
síndrome de Down. ¿Usted quiere un niño con retraso mental y deforme?’ Esas
fueron sus palabras".
Rebecca asegura que esta fue la primera de un sinfín de
invitaciones y presiones para abortar bajo el eufemismo de “interrumpir” el
embarazo. Ella lo cuenta así: "me han repetido hasta la saciedad esa frase
y yo siempre digo que interrumpir se puede interrumpir la luz, porque la apagas
y luego la puedes volver a encender. A un bebé no se le interrumpe, a un bebé se le mata".
Al final, aunque no sabe por qué accedió se realizó a
amniocentesis, bajo promesas de que era una prueba invasiva pero “con bajo
riesgo”. Un día después le confirmaron que el bebé tenía síndrome de Down y
además una cardiopatía grave. De nuevo, otra invitación a abortar. “Si quieres interrumpir tu
embarazo, puedes presentarte el lunes sin cita previa”, le dijeron, pero
obviando cualquier otra alternativa que no pasara por acabar con la vida de su
hijo.
Sola, desesperada y confundida, la presión pudo con ella y tras
salir llorando pasó por un
puente del sur de Madrid y pensó en suicidarse. “Cuando estaba a punto de
lanzarme, una pareja joven, de unos 16 o 17 años, empezó a hablar conmigo y a
preguntarme qué me pasaba. Me hicieron entrar en razón y me ayudaron a bajar,
pero la situación seguía siendo la misma”, señala a Libertad Digital.
"Me están destruyendo
psicológicamente"
Ir al hospital provocaba en ella una ansiedad que la impedía
dormir. De hecho, confirma que hasta la semana 24 la siguieron presionando para
abortar. Pero entonces Rebecca estalló: "cuando vino el médico y me dijo
que todavía podía interrumpir mi embarazo, empujé la mano al residente que me
estaba haciendo la ecografía, me levanté de la camilla, me estiré la blusa con
rabia y les dije: ‘Estoy harta
de ustedes, estoy cansada, me están destruyendo psicológicamente. Son
médicos y creo que, como en mi país, hacen un juramento para salvar la vida.
Desde la semana 12, soy consciente de todos los problemas que tiene mi hijo,
pero, venga con una mano o con un solo ojo, yo le voy a aceptar, así que
déjenme en paz y respétenme’".
Esta joven afirma que desde entonces nunca más le han dicho nada
de abortar, pero por el contrario ahora es tratada con total indiferencia. Es
más asegura que está “marcadísima
y el trato es de indiferencia y frialdad. El médico prácticamente ni me
habla cuando voy a consulta. No me quieren decir cuánto pesa mi bebé o, si les
pregunto cómo va, me evaden todas las preguntas”.
De nuevo, RedMadre
ha sido su gran sostén, y gracias a esta plataforma puede ir a un
cardiólogo que le da un análisis completo, con lo bueno y con lo malo.
Está cerca de dar a luz y sabe que Bastian podría morir.
"Puede que muera dentro de mí, al nacer, o que viva tan solo unos meses,
pero la cardióloga me ha dicho que también hay niños que, tras varias
operaciones, hoy tienen 9 años. Y ahí está la diferencia. Su trabajo es
informar objetivamente de las dos cosas, no solo de una. Informar y respetar tu decisión, cosa que en mi caso
no han hecho en ningún momento", añade
"Una chica en mi misma situación, pero que esté sola, que no
conozca ninguna red, que no tenga ese apoyo, a la que nadie le aliente y le explique que puede salir
adelante, es evidente que va a abortar. Hasta yo, que por mis
creencias no lo contemplaría nunca, me lo llegué a plantear", confiesa
Rebecca refiriéndose a la importancia de RedMadre.
Desde la asociación –asegura la joven- le han dicho "que no
me preocupe de nada, que, cuando
el bebé nazca, ellas se encargan de llevarme un carrito al hospital y
lo que me haga falta".
Por ello, anima a todas las mujeres que puedan pasar por su misma
situación que pidan ayuda: “tienen
que saber que de todo se sale y que un bebé te puede curar hasta la herida más
profunda que tengas en el corazón. Que digan sí a la vida, porque no
hay mejor cosa que ser mamá y creo que no hay mejor forma de defender el sexo
femenino que la maternidad", sentencia”.
Fuente: ReL





