El misionero Federico Highton denuncia la «budistización del mundo» en «Tinieblas Tibetanas»
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Los sacerdotes Jesús Sánchez y Federico Highton y el historiador Alberto Bárcena, durante la presentación de "Tinieblas Tibetanas" . |
"Desenmascarar
el budismo tibetano, mostrar su intrínseca malicia y denunciar su carácter
satánico": es el objetivo que ha llevado al sacerdote misionero Federico Highton (1980) a
escribir Tinieblas
Tibetanas.
Del yoga y el mandala al femicidio ritual, un amplio estudio publicado
por Ediciones Parresía y presentado recientemente en la librería Tercios
Viejos.
El sacerdote, graduado en derecho, avala esta obra gracias a su
vocación misionera de llevar la fe a los recónditos pueblos del Himalaya.
A los quince años de
estudio en la materia, Highton añade en su experiencia cuatro años de misión en el Tíbet,
India, Nepal o el reino budista de Bhután -entre otros lugares-, donde
ha evangelizado, presenciado conversiones y sido consciente de que el budismo es hoy "uno de los
medios más eficaces de apostasía en el Occidente Cristiano".
En Tinieblas
Tibetanas, que profundiza en la triple
negación de esta cosmovisión oriental -de Dios, del mundo y del prójimo-, el
sacerdote dedica una especial atención a refutar multitud de mitos ampliamente extendidos en Occidente y asimilados por los propios miembros de la Iglesia.
Destacamos cinco de ellos:
1º ¿Es el budismo la religión
de la paz?
Uno de los aspectos más ampliamente difundidos en Occidente del
budismo es su carácter
pacífico y conciliador. Una creencia basada en el mito que el propio Dalai
Lama ha contribuido a crear a partir de afirmaciones como que "la no violencia es el método
apropiado" o que "dañando a nuestro enemigo, nos dañamos
nosotros".
Sin embargo, explica Highton que "este mito empieza a
desmoronarse al saber que el Dalai Lama eligió como suprema protectora a Palden
Lhamo", una deidad que, según la mitología budista, "se sienta sobre
una cabalgadura hecha con la piel de su hijo asesinado por ella misma al
rechazar convertirse al budismo".
"El discurso pacifista se cae a pedazos cuando nos enteramos
de que el Dalai Lama aprobó
con agrado los ensayos de las bombas atómicas hechos por la
India", de que exigiese que este país tuviese "el mismo acceso a las armas
nucleares que los países desarrollados" o de que lejos de luchar por
la independencia del Tíbet, afirmase: "Nos parece bien pertenecer a la República Popular de China con
tal de que nos reconozcan plenos derechos de preservar nuestra cultura".
Son solo algunos de decenas de pruebas por las que Highton considera que "es hora de desmontar el mito".
2º ¿Son los budistas veganos?
Otro de los aspectos señalados por Highton es que en Occidente "mucha gente cree que los budistas
son rigurosamente veganos". La realidad es muy distinta: "El
pueblo tibetano es bien carnívoro, especialmente los monjes budistas ricos, que
pueden acceder [a la carne]".
De hecho, denuncia que "la tiranía del veganismo" contradice no pocas
confesiones del Dalai Lama al admitir que "era imposible
mantenerse saludable en el Tíbet sin comer carne. Los tibetanos no creen que
sea pecaminoso ir al mercado y comprar la carne de un animal que ya estaba muerto. Los carniceros que mataron a los
animales eran considerados pecadores y marginados".
3º ¿Es el yoga algo más que
gimnasia?
Otra creencia popular es que el yoga es una simple terapia o
gimnasia, sin embargo, "la mayoría de la gente que lo practica no sabe lo
que es".
Según la web española Yogaone, que difunde la práctica del
yoga y ofrece una red de centros para ello, "la vida de un yogui -quien practica o
enseña yoga- es aquella que busca la armonía con los principios que rigen el
universo y se compromete a perfeccionarse hasta llegar a conectar con su
naturaleza divina".
Una definición que, sin ser engañosa, esconde gran parte de la
verdad. "Las asanas o ejercicios físicos yóguicos buscan flexibilizar el
cuerpo para despertar las
fuerzas latentes, especialmente la energía llamada kundalini -considerada
una serpiente-, que muchos dicen que es un demonio y que, según los hindúes Majupurias sirve para
desarrollar `poderes sobrenaturales´", menciona Highton.
De hecho, "el yoga tiene la pretensión de llegar a una
mística unión con lo divino pero, como tiene de fondo una filosofía panteísta,
lo que busca es que el hombre se haga dios. El objetivo del yoga es unir el yo temporal con el yo eterno".
Por ello, cita al sacerdote católico de origen indio Manjackal
para remarcar el verdadero trasfondo del yoga: "Es la religión del anticristo, el hombre que se hace
Dios".
4º ¿Pueden ser feministas el
budismo y el yoga?
La opinión de la historiadora, instructora de yoga y reikista
Katherine Subriabre es representativa de una amplia creencia de que "el yoga puede ser una herramienta
altamente feminista, porque es una práctica que empodera, que vigoriza, que permite
deconstruirnos y reconstruirnos".
Sin embargo, Highton afirma en base al Dalai Lama que "el
yoga es la máxima
expresión de la practica budista" y éste "alcanza su cumbre en el femicidio ritual".
¿De qué modo? El sacerdote recoge decenas de ejemplos de cómo la
misoginia cósmica y este femicidio ritual prueban que, "históricamente
hablando, prender fuego a
una mujer en el mundo indio no es algo horripilante".
Y es que, para el budismo, la femineidad se define por ser "un castigo",
"una amenaza" y "un botín" que se obtiene
"matando a la mujer -en principio, simbólicamente-", y que lleva al
femicidio ritual. "Según el budismo tántrico, el abuso sexual cometido por los monjes no es abuso, sino
una bendición y una especial conexión con el maestro que conduce a la
iluminación", denuncia Highton. Es algo que no pocas mujeres se esfuerzan
en alcanzar, pese a implicar la muerte.
En este sentido, Highton cita al lama Gedün Chöpel para referirse
al coito ritual con niñas
vírgenes, denominado kumari-puja:
"hacerlo forzadamente con una niña pequeña produce severos dolores y
lastima sus genitales". La "pedofilia brutal", expone Highton, "es
aceptada por el budismo tibetano como un medio óptimo para que el monje alcance la iluminación".
5º ¿Es el budismo
proselitista?
También se encuentra ampliamente extendida la creencia de que el
budismo "es una creencia
inofensiva que no trata de refutar a nadie".
Una afirmación que contrasta con la realidad del importante yogui
tibetano Tsongkhapa,
que dijo que "los tratados de lógica y epistemología budistas son útiles
para refutar a los no budistas".
"Los discursos largos de la `biblia budista´ están destinados
a atraer convertidos
mostrando la superioridad del buda y su doctrina", añade.
"Tenemos ejemplos de muchísimos monjes tibetanos que están invadiendo desde hace décadas el
Occidente difundiendo el budismo, el yoga, los mandalas o el
reiki", menciona Highton.
Y en algunos casos, la cruz se ve sustituida por el buda, como en Cáceres, que
contará con próximamente con el mayor centro
budista de Occidente al tiempo que en la ciudad se retiran cruces y
símbolos católicos.
José María Carrera
Fuente: ReL