El Papa Francisco continuó con su serie de catequesis sobre el sentido y el valor de la ancianidad y dedicó este miércoles 27 de abril al libro de Rut para destacar la importancia entre las generaciones que abre al futuro
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Papa Francisco en la Audiencia General. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
“Si los jóvenes se abren a la
gratitud por lo recibido y los ancianos toman la iniciativa de relanzar su
futuro, ¡nada podrá detener el florecimiento de las bendiciones de Dios entre
los pueblos!” señaló el Santo Padre al reflexionar sobre los personajes bíblicos
de Noemí y Rut.
A continuación, la catequesis
pronunciada por el Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días y bienvenidos!
Hoy seguimos reflexionando sobre los ancianos, sobre los abuelos, sobre la vejez, parece fea la palabra, pero no, ¡los ancianos son geniales, son bellos! Y hoy nos dejaremos inspirar por el espléndido libro de Rut, una joya de la Biblia.
La parábola de Rut ilumina la belleza de los vínculos familiares: generados por la relación de pareja, pero que van más allá del vínculo de pareja. Vínculos de amor capaces de ser igualmente fuertes, en los cuales se irradia la perfección de ese poliedro de los afectos fundamentales que forman la gramática familiar del amor. Esta gramática lleva savia vital y sabiduría generativa en el conjunto de las relaciones que edifican la comunidad.
Respecto al
Cantar de los Cantares, el libro de Rut es como la otra cara del díptico del
amor nupcial. Igualmente importante, asimismo esencial, celebra el poder y la
poesía que deben habitar los vínculos de generación, parentesco, entrega,
fidelidad que envuelven a toda la constelación familiar. Y que se vuelven
incluso capaces, en las coyunturas dramáticas de la vida de pareja, de llevar
una fuerza de amor inimaginable, capaz de relanzar la esperanza y el futuro.
Sabemos que los lugares comunes
sobre vínculos de parentela creados por el matrimonio, sobre todo el de la
suegra, ese vínculo entre suegra y nuera, hablan contra esta perspectiva. Pero,
precisamente por esto, la palabra de Dios se vuelve valiosa. La inspiración de
la fe sabe abrir un horizonte de testimonio contra los prejuicios más comunes,
un horizonte valioso para toda la comunidad humana. ¡Os invito a redescubrir el
libro de Rut! Especialmente en la meditación sobre el amor y en la catequesis
sobre la familia.
Este pequeño libro contiene
también una valiosa enseñanza sobre la alianza de las generaciones: donde la
juventud se revela capaz de dar de nuevo entusiasmo a la edad madura —esto es
esencial: cuando la juventud da de nuevo entusiasmo a los ancianos—, donde la
vejez se descubre capaz de reabrir el futuro para la juventud herida. En un
primer momento, la anciana Noemí, si bien conmovida por el afecto de las
nueras, que quedan viudas de sus dos hijos, se muestra pesimista sobre su destino
dentro de un pueblo que no es el de ellas. Por eso anima afectuosamente a las
jóvenes mujeres a volver a sus familias para rehacerse una vida —eran jóvenes
estas mujeres viudas—. Dice: “No puedo hacer nada por vosotras”. Ya esto se
muestra como un acto de amor: la mujer anciana, sin marido y ya sin hijos,
insiste para que las nueras la abandonen. Pero también es una especie de
resignación: no hay futuro posible para las viudas extranjeras, privadas de la
protección del marido. Rut sabe esto y resiste a esta oferta generosa, no
quiere volver a su casa. El vínculo que se ha establecido entre suegra y nuera
ha sido bendecido por Dios: Noemí no puede pedir que la abandone. En un primer
momento, Noemí aparece más resignada que feliz de esta oferta: quizá piensa que
este extraño vínculo agravará el riesgo para ambas. En ciertos casos, la
tendencia de los ancianos al pesimismo necesita ser contrarrestada por la
presión afectuosa de los jóvenes.
De hecho, Noemí, conmovida por la
entrega de Rut, saldrá de su pesimismo e incluso tomará la iniciativa, abriendo
para Rut un nuevo futuro. Instruye y anima a Rut, viuda de su hijo, a
conquistar un nuevo marido en Israel. Booz, el candidato, muestra su nobleza,
defendiendo a Rut de los hombres que trabajan para él. Lamentablemente, es un
riesgo que se verifica también hoy.
El nuevo matrimonio de Rut se
celebra y los mundos son de nuevo pacificados. Las mujeres de Israel dicen a
Noemí que Rut, la extranjera, vale “más que siete hijos” y que ese matrimonio
será una “bendición del Señor”. Noemí, que estaba llena de amargura y decía
también que su nombre es amargura, en su vejez conocerá la alegría de tener una
parte en la generación de un nuevo nacimiento. ¡Mirad cuántos “milagros”
acompañan la conversión de esta anciana mujer! Ella se convierte al compromiso
de volverse disponible, con amor, por el futuro de una generación herida por la
pérdida y con el riesgo de abandono. Los frentes de la recomposición son los
mismos que, en base a las probabilidades trazadas por los prejuicios del
sentido común, deberían generar fracturas insuperables. Sin embargo, la fe y el
amor consienten superarlos: la suegra supera los celos por el propio hijo,
amando el nuevo vínculo de Rut; las mujeres de Israel superan la desconfianza
por el extranjero (y si lo hacen las mujeres, todos lo harán); la
vulnerabilidad de la mujer sola, frente al poder del hombre, es reconciliada
con un vínculo lleno de amor y de respeto.
Y todo ello porque la joven Rut
se ha empeñado en ser fiel a un vínculo expuesto al prejuicio étnico y
religioso. Y retomo lo que he dicho al principio, hoy la suegra es un personaje
mítico, la suegra no digo que la pensamos como el diablo pero siempre se piensa
en ella como una figura mala. Pero la suegra es la madre de tu marido, es la
madre de tu mujer.
Pensemos hoy en este sentimiento
un poco difundido de que la suegra cuanto más lejos mejor. ¡No! Es madre, es
anciana. Una de las cosas más bonitas de las abuelas es ver a los nietos,
cuando los hijos tienen hijos, reviven. Mirad bien la relación que vosotros
tenéis con vuestras suegras: a veces son un poco especiales, pero te han dado
la maternidad del cónyuge, te han dado todo. Al menos hay que hacerlas felices,
para que lleven adelante su vejez con felicidad. Y si tienen algún defecto hay
que ayudarlas a corregirse.
También a vosotras suegras os
digo: estad atentas a la lengua, porque la lengua es uno de los pecados más
malos de las suegras, estad atentas. Y Rut en este libro acepta a la suegra y
la hace revivir y la anciana Noemí asume la iniciativa de reabrir el futuro
para Rut, en lugar de limitarse a disfrutar de su apoyo.
Si los jóvenes se abren a la
gratitud por lo recibido y los ancianos toman la iniciativa de relanzar su
futuro, ¡nada podrá detener el florecimiento de las bendiciones de Dios entre
los pueblos! Por favor, que los jóvenes hablen con los abuelos, que los jóvenes
hablen con los ancianos, que los ancianos hablen con los jóvenes. Este puente
debemos restablecerlo fuerte, hay ahí una corriente de salvación, de felicidad.
Que el Señor nos ayude, haciendo esto, a crecer en armonía en las familias, esa
armonía constructiva que va de los ancianos a los más jóvenes, ese bonito
puente que nosotros debemos custodiar y cuidar.
Fuente: ACI Prensa