El Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida afirma que "hoy más que nunca necesitamos laicos que comprendan su vocación de cristianos"
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Jornada de estudio sobre los movimientos y nuevas comunidades en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz |
"Condiciones de trabajo en
las asociaciones. Un servicio según la justicia y la caridad". Es el tema
del encuentro anual del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que
se celebrará el 28 de abril en el salón de la Congregación de la Curia General
de los Jesuitas, con los moderadores de las asociaciones de fieles, los
movimientos eclesiales y las nuevas comunidades. Son muchos los temas, en
particular, que están en el centro de este encuentro: el trabajo como valor en
sí mismo, lugar de santificación y de testimonio civil y cristiano para todo
bautizado, incluso para los empleados en su propia asociación; el deber de
conjugar el compromiso de la evangelización con la dignidad del trabajo que
debe realizarse según los criterios de justicia que éste requiere; el respeto
de los derechos y de la dignidad de los trabajadores y los deberes de las
asociaciones que los emplean.
El encuentro anual con los
moderadores de las asociaciones de fieles, los movimientos eclesiales y las
nuevas comunidades es un camino de acompañamiento y diálogo que se lleva a cabo
con las diversas asociaciones internacionales reconocidas o erigidas por el
Dicasterio. También es un momento para escuchar y compartir, así como para la
formación.
Además, este
27 de abril, en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, se celebró una
jornada de estudio dedicada a los movimientos, nuevas comunidades, asociaciones
y agregaciones de laicos centrada en el tema: "El tiempo de cosechar los
frutos del Espíritu". Se trata de una reflexión teológica que gira en
torno a tres pilares: el carisma, el bautismo y la misión.
El Cardenal Kevin Farrell,
Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que presentó la
Jornada de Estudio esta mañana, se centró en la importancia de los movimientos
laicos en la Iglesia.
En la entrevista, el Cardenal
Kevin Farrell agradece a la Universidad y a muchas otras Universidades Pontificias
que ahora empiezan a pensar en programas, seminarios y conferencias, también en
cursos para laicos de todos los movimientos. Y recuerda que desde el inicio de
su pontificado, el Papa Francisco ha hablado continuamente de la importancia de
los movimientos laicales en la Iglesia, porque hoy, dice, “necesitamos un nuevo
espíritu misionero”. Y “el Papa siempre dice que hay que salir, que hay que
hacer una nueva evangelización”.
Las tres reflexiones de la mañana
se centraron en el carisma, el bautismo y la misión. Estos son los tres
elementos fundantes de estas realidades eclesiales, que han cobrado mucho
impulso desde el Concilio Vaticano II...
“Sí. El Concilio Vaticano II fue
un momento de nacimiento de muchos movimientos eclesiales, porque los padres del
Vaticano II vieron la necesidad y hoy más que nunca necesitamos laicos que
entiendan cuál es la vocación de ser cristiano: ellos son los que pueden hacer
esta evangelización. Y se trata de dar testimonio de la vida cristiana”.
Precisamente en estos tiempos
difíciles de guerras y pandemias, ¿cree que la misión de estas realidades s es
importante?
“¡Más que nunca! Estas
comunidades tienen la posibilidad, que muchas veces no tienen los sacerdotes y
las monjas, de vivir la vida normal del mundo, están en el mundo: pueden dar
testimonio de la vida cristiana”.
La atención se centra en el X
Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Roma del 22 al 26 de
junio sobre el tema "El amor familiar: vocación y camino de
santidad". Será el acto de clausura del Año de la "Familia Amoris
Laetitia". ¿Cómo podemos apoyar a las familias de hoy, incluidas las
cristianas?
“Invito a todos a leer bien Amoris laetitia. Hay que leer los capítulos tercero y cuarto, que hablan siempre del amor que existe entre un hombre y una mujer y también de la importancia de la fraternidad entre los cónyuges y con el mundo entero. Cada uno de nosotros debe ser responsable de los demás. Del mismo modo, las parejas deben sentirse parte de toda la comunidad de la Iglesia y deben acompañar a los demás, acompañar a las personas que tienen dificultades, acompañar a todos. Este es el futuro del mundo, el futuro de nuestra sociedad. Aquí, los movimientos eclesiales que trabajan específicamente con la familia también pueden hacer este trabajo, ¡y deben hacerlo!”.
Debora Donnini – Ciudad del Vaticano
Vatican News