El Papa recibió en audiencia al numeroso grupo de peregrinos polacos de Łódź con motivo del jubileo centenario de esa arquidiócesis que, gracias a las enseñanzas de su primero obispo Wincenty Tymieniecki, es ejemplo de gran misericordia y gran sensibilidad ecuménica
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“La peregrinación es una bella
imagen de la Iglesia sinodal, que camina efectivamente por los caminos de los
Apóstoles”. Así lo expresó el Papa al recibir en audiencia, en el Aula Pablo VI
del Vaticano, a unos 2000 peregrinos polacos provenientes de Łódź para concluir
la celebración del jubileo centenario de la arquidiócesis. Al abrir su
discurso, Francisco habló precisamente del testimonio de fe y amor por la
Iglesia de los peregrinos que vienen a Roma, a la tumba de Pedro, quien con el
martirio dio un fuerte y radical testimonio de su amor por el Señor.
La peregrinación de la
Arquidiócesis de Łódź, ubicada en el centro de Polonia y erigida en 1920, ha
sido como dijo el mismo Papa muy “numerosa, variada y festiva”, conformada por
fieles procedentes de las distintas parroquias, comunidades y grupos
eclesiales, sacerdotes, consagrados y, especialmente, de numerosos jóvenes, de
scouts, de personas sin hogar y discapacitados. Un saludo particular ofreció el
Papa a las autoridades civiles que acompañaron a esta peregrinación, como el
presidente del Consejo Regional de Voivoda y el alcalde de la ciudad de Łódź.
Sinodalidad y comunión eclesial
En su discurso, el Papa recordó
que la primera etapa del camino del Sínodo de los Obispos, sobre el tema
"Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión", está
llegando a su final: “Espero que hayan disfrutado la experiencia,
redescubriendo la belleza de la comunión eclesial, de vivir juntos la fe, de
responsabilizarse mutuamente, de compartir con los demás la experiencia de
Dios, incluso con los que aparentemente están alejados o piensan de forma
diferente”.
Pero también, Francisco se
dirigió a la representación numerosa de fieles de otras Iglesias cristianas,
acompañados por los miembros de la Sección de Lodz del Consejo Ecuménico
Polaco, por el obispo ortodoxo y el obispo calvinista. “Sé que su presencia
aquí y su oración común en Roma forman parte de las relaciones y actividades
ecuménicas permanentes y cotidianas. Su comunión en la diversidad es un signo
de sinodalidad, es sinodalidad en los hechos”, dijo el Papa.
El ADN de la Iglesia de Łódź
Este testimonio ecuménico fue el
punto de partida para recordar al primer obispo de esta diócesis, Mons.
Wincenty Tymieniecki, que el Santo Padre describió como “un hombre de gran
misericordia y gran sensibilidad ecuménica”. “A través de su ministerio
episcopal – agregó Francisco - el Espíritu Santo inscribió estos dos aspectos
esenciales del cristianismo -la misericordia y el ecumenismo- en el "ADN"
de su Iglesia de Łódź, como legado y tarea para las generaciones
venideras".
La misericordia requiere
imaginación
El Papa destacó las numerosas
obras de caridad, incluso las realizadas de forma personal y espontánea que
realizan los fieles y ciudadanos de Łódź, y bendijo a quienes abren su mente y
su corazón, su casa y sus recursos a los enfermos, a los ancianos, a los
desempleados, a los sin techo, a los inmigrantes, a todos los pobres, a los que
sufren y a los marginados, y a los niños que necesitan un hogar y una familia:
“Es así como la Iglesia asume el rostro más evangélico, el del buen samaritano,
que no quiere ni puede ser indiferente”.
“Hoy la misericordia requiere una
gran "imaginación". Tiene muchas caras, tantas como heridos y caídos
hay. Cada uno lleva en sí mismo alguna herida, aunque no todas son visibles”,
subrayó el Papa.
El ecumenismo no es opcional
En este contexto, el Pontífice
recordó nuevamente a monseñor Tymieniecki quien “supo unir en sí mismo el valor
de la misericordia y el valor del ecumenismo”. El Santo Padre explicó que este
obispo eligió el camino del ecumenismo mucho antes de que la Iglesia Católica
“se embarcara oficialmente en él”. De allí, la invitación del Papa a los
peregrinos de Łódź, a “mantener vivo este valor” heredado de su primer pastor,
a apreciar su determinación ecuménica, porque “el ecumenismo en la Iglesia no
es algo opcional o decorativo, sino una actitud esencial”.
“Los animo a caminar
juntos, en la reflexión teológica y la evangelización, en la oración común y la
escucha de la palabra de Dios, en el testimonio de la fraternidad. En este
camino están construyendo la sociedad local, a la que llaman con orgullo la
‘comunidad de las cuatro culturas’".
Por último, Francisco manifestó
su deseo de quela experiencia de este jubileo centenario los vea renovados y
fortalecidos para la evangelización, lo ayude a interpretar los nuevos retos
que el tiempo presenta y a discernir los instrumentos adecuados para
afrontarlos: “Les deseo la credibilidad, la coherencia y la fuerza atractiva
del testimonio; que experimenten y cultiven cada vez más las relaciones
fraternas en su Iglesia”.
La peregrinación en Roma
La peregrinación de Łódź a Roma
comenzó el 26 de abril con la misa en la Basílica de Santa María la Mayor.
Antes de la liturgia, los fieles polacos fueron recibidos por el cardenal
Stanisław Ryłko, arcipreste de la basílica. A la celebración asistieron los
obispos de la archidiócesis y el cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa
nacido en Łódź. En su homilía, monseñor Grzegorz Ryś, arzobispo metropolitano
de Łódź, indicó un horizonte: necesitamos, dijo, nacer de nuevo. El 27 de
abril, octavo aniversario de la canonización de San Juan Pablo II, los
peregrinos de la archidiócesis de Łódź participaron en la audiencia general.
Tras la catequesis, el Papa Francisco les dirigió estas palabras: "Saludo
cordialmente a los polacos, especialmente a los peregrinos de la archidiócesis
de Łódź, que, junto con sus pastores, dan gracias a Dios por el centenario de
su diócesis". Otro momento central de la peregrinación es el encuentro de
hoy con el Papa Francisco.
Alina Tufani Díaz – Ciudad del
Vaticano
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