“Entre los pobres jamás existe una mujer que mate un niño. En todo caso lo tendrá abandonado en la calle, pero no lo matará” (Santa Teresa de Calcuta)
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By fizkes | Shutterstock |
Pensativa
se miraba a sí misma en el espejo. Entonces la psicoterapeuta le preguntó:
¿cómo pasó esto?
-Fueron diez años. Él me ama. Pero tengo que cuidar de mí ahora.
Mi papá me decía: nunca deberíamos arrepentirnos de las cosas que hacemos o de
las cosas que no hacemos. Pero tuve un aborto y no sé lo que es
eso, es algo que hice o algo que no hice.
Las palabras anteriores corresponden a una escena que se encuentra
dentro de la película “Las cosas que pasan”.
Escribo sobre el aborto no desde el
punto de vista periodístico sino como una persona que sabe –ahora- lo que es y
que ha visto llorar angustiadas y con un enorme sentimiento de culpa
a muchas mujeres como consecuencia de haber abortado. El caso Roe v. Wade que
aprobó el aborto en Estados Unidos está a punto de ser revocado de nuevo por la
Corte Suprema de este país. Esto ha provocado una reacción violenta entre los
activistas que opinan que una mujer puede elegir si trae o no un hijo
al mundo.
Mirarse en el espejo y comprender
que hay una herida
Esto es lo que le pasa después de un
tiempo a la mujer que ha abortado y en su momento no es consciente de lo que esta
acción (decidir dar o quitar la vida) impactará en su relación y en ella misma. Mucho menos es consciente de los efectos psicológicos y del
alma que esto trae consigo.
Hace algunos meses en España, estuve
aprendiendo junto a un sacerdote jesuita, cosas importantes en torno a las
heridas, la psiquis y el alma. Él decía en una de sus ponencias tres cosas que
me parecen perfectas para ahondar un poco más en las heridas que el aborto
deja no sólo en la mujer sino también en el hombre.
El padre
decía: «Hay
cosas que pasan, otras que nos pasan
y otras que nos traspasan«. Abortar es
algo que nos traspasa, pues deja huellas imborrables en la psiquis, la
consciencia, el alma que nunca se podrán borrar. Por eso, la
herida del aborto sólo la gracia de Dios la puede curar para que permita vivir
con paz. Sin embargo, creo que esta herida terminará de cicatrizar hasta ese
momento en que se pueda estar cara a cara con ese hijo que se abortó.
Pero, ¿qué consecuencias trae a la
pareja la decisión de abortar?
1.
La herida es mortal. Esta es una
herida que no sana, no cicatriza. Decidir abortar, como lo he escrito en alguna
otra publicación, es abortar-me, es abortar-nos. La
relación tiene sus días contados. Si la pareja que aborta se ama con intensidad
y hasta entonces había tenido una relación idílica, muy pronto aparecerá
violencia, desconfianza, celos, peleas por nada.
2.
Mata la relación. Abortar va
mucho más allá que terminar con la vida de un hijo. La vida de la mujer y el
hombre que aborta queda irremediablemente contaminada por el pecado. Por esto
la relación termina.
3.
Es el inicio de un viaje por caminos tales como la depresión, la
ansiedad, los ataques de pánico, la agresividad y tantos otros trastornos de
personalidad que se dan como resultado de una culpa no reconocida. Todo esto se
da sobre todo en la mujer, pues ella es la portadora de la vida, a la que se le
ha confiado esa vida.
«Pero tuve un aborto y no sé lo que
es»
¿Tienes 14 , 17, 19, 25, 35 años y has abortado? ¿Te llevó
tu amiga, tu propia madre, tu novio o tú misma tomaste la decisión de
abortar? ¿Sabes que hiciste algo pero no sabes lo que has hecho?
Te comprendo. La ignorancia en torno a la
belleza de ser persona, de ser mujer y de ser elegida para portar la vida ha
sido tu mayor enemigo. Pero te han empezado a pasar cosas: no quieres
levantarte de la cama; peleas constantemente con tu novio; la relación
con tu madre se volvió violenta; aquella amiga que te llevo a abortar te
traicionó. Además estás deprimida, tienes adicción a la comida, te masturbas,
tienes ataques de pánico… Lo que pasa es que estás medio muerta y no lo sabes.
Esto es lo que tienes que hacer
1.
Mírate en el espejo, reconoce que todo lo que te pasa es
consecuencia de haber cegado una vida.
2.
Si eres una persona que cree en Dios y sientes la necesidad de hablar con Él,
busca a un sacerdote, a un pastor, a un rabí, según sea tu camino espiritual:
Dios te espera para perdonarte y sanarte.
3.
Busca apoyo psicológico para
ayudarte a ti misma o a ti mismo a gestionar el sentimiento de culpa y
perdonarte.
Corría el año 1994 cuando la hoy santa Teresa de Calcuta pronunció
estas palabras en el Desayuno Nacional de Oración en los Estados Unidos: “La amenaza más
grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el
aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su
propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo
podremos decir a otros que no se maten? ¿Cómo persuadir a una mujer de que no
se practique un aborto?”.
¿Eres una mujer, un hombre que ha perdido la paz? ¿Quieres
saber qué significa lo que has hecho y te has hecho?
Busca ayuda.
Sheila Morataya
Fuente: Aleteia