11.5.22

EVANGELIO DEL DÍA

11 – Mayo. Miércoles de la IV semana de Pascua

Misioneros digitales católicos MDC

Evangelio según san Juan 12, 44-50

Jesús gritó diciendo:

«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Comentario

“El que cree en mí, no cree en mí, sino en Aquél que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado”. Estas palabras de Jesús son un resumen de muchas de sus enseñanzas a lo largo de toda su vida pública.

Jesús manifiesta la necesidad de la fe en Él para recibir la vida nueva que nos ha traído. Creer en Él es creer en quien le ha enviado, en el Padre. Muchas veces reprocha a sus discípulos por la falta de fe, como a Pedro cuando le dice en medio del lago: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?” (Mt 14, 31). Otras veces alaba a quienes se encuentran con Él por su fe, como a la mujer sirofenicia a quien le dice: “¡Mujer, qué grande es tu fe!” (Mt 15, 28). Otros le piden, cuando se encuentran con Él, que les aumente la fe como los Apóstoles: “le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe” (Lc 17. 31).

Creer en Jesús es creer en el Padre. Y vivir en la luz de Dios: “Yo soy la luz que ha venido al mundo”. Vivir en esta luz es vivir lejos de las tinieblas. Es vivir en el pleno sentido de la existencia y encontrar lo que verdaderamente anhela la persona: una existencia anclada en el Amor. En el Amor de verdad que es el Amor de Dios por cada uno de nosotros. La luz para encontrar ese Amor auténtico es Jesús.

Jesús ofrece a todos este Amor auténtico que cada uno puede encontrar en lo más profundo de su ser y que estamos llamados a descubrir. En esta búsqueda tiene lugar la sinceridad de nuestra vida y seremos juzgados por ello. Por cómo nos hayamos abierto al Amor o por cómo nos hayamos resistido al Amor que nos busca constantemente.

Y, una vez más, Jesús remite a la vida eterna: “y sé que su mandato es vida eterna”. Esta vida eterna es la que ha traído nuestro Señor Jesucristo con su muerte y su resurrección y es la que vamos buscando cuando nos abrimos al Amor.

Estos días de Pascua son un tiempo maravilloso para ver la vida con perspectiva de eternidad. Desligarnos de los lazos caducos de tiempo y de espacio y pensar en lo que nos espera si vivimos fieles a Jesucristo, fieles al Amor de Dios que se nos da en Jesucristo. En definitiva, luchando por vivir como Cristo que vive identificado con la voluntad de su Padre. Así, con su ejemplo, nos enseña a vivir en sintonía con el Padre.

Javier Massa 

Fuente: Opus Dei


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